La cuenta regresiva para la fecha en que tendremos elecciones generales se acerca ya a 60 días. En la Ciudad de México persisten indicios de que el oficialismo, encabezado por Morena, puede sufrir derrotas importantes. Lo que surja de las urnas ahí marcará, sin duda, el equilibrio de poderes en el próximo sexenio.
Tanto la aspirante presidencial, Claudia Sheinbaum, como la abanderada morenista para el gobierno capitalino, Clara Brugada, han declarado su cercanía personal y la importancia de conservar el poder en la ciudad. Pero están a la vista pugnas entre sus equipos, además de un natural desgaste de sucesivos gobiernos de izquierda en esta metrópoli plaza durante los últimos 27 años. Ya durante las elecciones intermedias de 2021 hubo triunfos del bloque PAN-PRI-PRD en la mitad de las posiciones en juego: alcaldías, diputaciones federales y locales.
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Bajo este escenario, operadores de las campañas de Sheinbaum habrían rediseñado su estrategia para dedicarle a la capital mucho mayor atención de lo que se tenía previsto a inicios de mes. Lo mismo hará Xóchitl Gálvez, del bloque opositor, según fuentes consultadas. Es probable que ninguna de ellas encuentre terreno propicio para sus esfuerzos.
Clara Brugada parece conservarse arriba en las encuestas por sobre su principal adversario, Santiago Taboada. Pero el riesgo mayor para Morena parece ser interno. Desde hace meses hay asomos de fractura entre un bloque cercano a la doctora Sheinbaum y uno antagónico, que encabezan el jefe de Gobierno sustituto, Martí Batres, y el vocero presidencial Jesús Ramírez, ambos con una cauda importante de operadores, medios y opinadores a sueldo.
Batres y Ramírez han fracasado en el intento de colocar a sus cercanos en candidaturas, y vieron en cambio cómo las encuestas internas beneficiaron a muchos que consideran sus rivales internos. Entre las mayores afrentas para Batres figuró el desplazamiento de César Cravioto, uno de sus operadores centrales, y en contraste se fortaleció la influencia de René Bejarano, su némesis desde hace décadas. Ramírez había reclamado para sí un lugar en la cómoda lista de senadores plurinominales, pero apenas logró colarse entre los protegidos para ser diputados federales.
Xóchitl Gálvez tampoco podrá sentirse cómoda haciendo campaña en la capital del país, donde inicialmente buscó ser postulada para la jefatura de Gobierno, pero se topó con el veto del PAN en la ciudad, dominado por Jorge Romero, actual coordinador de su bancada en la cámara baja.
En esta tesitura, puede darse la circunstancia de que la lógica presencia de la doctora Sheinbaum y de la ingeniera Gálvez para apuntalar las campañas capitalinas y las suyas propia, atraiga fricciones por las riñas internas de los partidos que las postulan. Por ahora, el reloj electoral no deja de avanzar.
Apuntes: La canciller Alicia Bárcenas, con sólidas credenciales diplomáticas, ha dejado saber en discretos coloquios que le gustaría ser ratificada en un eventual gobierno de Claudia Sheinbaum. Con escasos nueve meses en el cargo, deberá librar baches lo que resta del sexenio de López Obrador.
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Los integrantes del Servicio Exterior están en pie de guerra por pagos pendientes desde 2022, cuando inició un draconiano ajuste de gastos en Relaciones Exteriores que agudizó el caprichoso desbarajuste laboral que caracterizó la gestión de Marcelo Ebrard. Pero la mayor duda hoy es si doña Alicia puede ser una interlocutora válida, por ejemplo ante la próxima administración en Washington, dadas sus constantes “cortesías” con dictaduras latinoamericanas, en los casos de Cuba, Venezuela, Nicaragua o el virtual asilo en Ecuador a un funcionario del déspota expresidente Rafael Correa acusado penalmente por corrupción.
Baste recordar que en noviembre de 2022 fue vetada desde la Casa Blanca en su búsqueda por dirigir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).