Coahuila: el PRI debe construir un escenario que resista las elecciones legislativas
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El PRI Coahuila podrá dar aliento y procurar fuerza en los demás estados, demostrando que es factible lograr triunfos y hacer renacer a ese partido político
Para la conformación del siguiente Congreso del estado, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) deberá incrustar en el universo de candidatos a aquellos que serán enviados a la contienda de junio de 2026. Estos realmente deben representar a los sectores en que está dividido el territorio coahuilense y contar con la suficiente cercanía, confianza y conocimiento de los electores, de manera que obtengan de ellos el voto que los lleve a ocupar una curul.
Esos posibles futuros legisladores deberán constituir un equipo fuerte que derive en una estructura bien cohesionada para que, mediante un camino pavimentado, los encauce al triunfo y permita mirar al horizonte, previendo que, llegado el tiempo, sirva de sombra que cobije al Ejecutivo del Estado a la salida del sexenio y le abra la puerta al siguiente gobernador.
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El objetivo de esa acción es con el fin de que se preserve la silla principal de Palacio de Gobierno y se establezca distancia con Morena, cuyo movimiento –lo hemos visto– sufre de fracturas internas que están desgastando su organización.
En Coahuila sigue mandando el PRI, pues su fortaleza ha sido salvaguardada por su presidente estatal, Carlos Robles Loustaunau, junto con su equipo, que ha dado muestra de un trabajo fecundo que lo ha llevado a ser un partido sobreviviente a nivel nacional. De seguir así, con un Congreso ganado mayoritariamente y con la gubernatura obtenida nuevamente, el PRI podrá dar aliento y procurar fuerza en los demás estados, demostrando que es factible lograr triunfos y hacer renacer a ese partido político. La experiencia nos está mostrando un país que Morena ha llevado a la zozobra, asunto que ha repercutido en la popularidad de la Presidenta, ya que en los últimos días una casa encuestadora publicó un decremento en su porcentaje de aprobación.
La ventaja a favor del PRI en Coahuila proviene de la contribución por parte del gobernador, quien ha confirmado –y ahí están los hechos– que trabaja llevando obras a todos los municipios del estado; la prueba está en que sigue posicionado en los primeros lugares del ranking nacional como uno de los mejores mandatarios. No es adulación, pues los resultados evidencian el avance de Coahuila.
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Esperemos, pues, los seis meses que nos separan de las elecciones legislativas, mismas que serán demasiado importantes para el futuro del PRI. Y una vez que se logre ganarlas, habrá que esperar con más confianza la siguiente elección del 2027, donde se elegirán en combo alcaldes y diputados federales. Ahí debe ponerse el foco, ya que por lo general, en el caso de los legisladores federales, recurrentemente se han perdido algunos escaños como si fuera una maldición.
Por ello es necesario recurrir a estrategias, de manera que también se puedan obtener triunfos con candidatos fuertes, identificados con los intereses del pueblo, y no que sirva su elección sólo para obtener el codiciado fuero –que, en un momento dado, los puedan liberar de la cárcel–, como lo estamos viendo en la actualidad con diputados federales tan mediocres que han mostrado actitudes de pandilleros. Vergüenza ajena, pues es claro que fueron escogidos para ese fin.
Faltan escasos días para que inicie el proceso rumbo a la jornada electoral que culminará en junio de 2026. Después de haber instalado los comités municipales, con miras a las intermedias, se deberá, bajo estrictos niveles que deriven en la aceptación de los jugadores, emitir un diagnóstico claro y honesto de los prospectos, dejando de lado sentimientos de amistad o de compadrazgos que puedan provocar una derrota y, en cambio, obtener una victoria con candidatos que observen proximidad con los electores, tacto político y conocimientos sobre la función legislativa.
Se lo digo EN SERIO.