Coahuila: Gabriela de León Farías, columnista crítica implacable
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Si en Coahuila hay una democracia incompleta, partidos cuestionables, ciudadanos indiferentes es en parte culpa de Gabriela María de León Farías que no supo, no pudo o no quiso ayudar a resolver esas deficiencias
Vaya que nos hemos topado de manos a boca con los flamígeros señalamientos de la maestra Gabriela de León Farías contra el desempeño de actores políticos, que antes no criticaba cuando era burócrata en la época dorada de los órganos constitucionales autónomos, como cuando fue presidenta del Instituto Electoral de Coahuila (IEC). Y qué bueno que ahora doña Gabriela señala los excesos de nuestros políticos, aunque ella olvide los abusos propios cometidos en el IEC, el instituto que ella contribuyó en degradar.
En uno de sus artículos, titulado “¡Pobre ciudadanía!”, doña Gabriela empieza emitiendo un dictamen muy alarmante: “La política coahuilense se tambalea al borde del abismo”. Y decirnos eso de sopetón hace que retiemble su centro la tierra, y entonces uno entra en un estado de pánico-terror imaginando el estado de excepción, el toque de queda y la suspensión de garantías. Porque eso pasa cuando llegamos al borde de un abismo democrático. Pero luego el alma nos regresa al cuerpo cuando De León matiza diciendo que aquí hay disputas al interior de los partidos, que en el PRI hay corrupción (¡Ouch!). Y que del PAN mejor ni hablar. Que la fractura carcome a Morena. Que aquí hay compadrazgos e imposición de candidatos. Indiferencia ciudadana. Y luego llega a un diagnóstico irrefutable: Coahuila tiene una democracia incompleta.
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En otra columna que titula “¡Aplausos!”, la maestra Gabriela de León cuestiona, sin mencionar sus nombres, al magistrado Miguel Mery Ayup, presidente del poder judicial y al Ing. Octavio Pimentel Martínez, rector de la UAdeC, por lo fastuoso de sus informes “para reportar resultados que distan de ser sobresalientes”. Total, que la ciudadana Kane Gabriela puso al rector y al magistrado como palo de gallinero porque –dice– se rodean de aduladores, montan circos para glorificar su gestión y por eso los insta a no buscar aplausos y a dar más resultados. La maestra De León Farías los conmina a retomar la lectura de la “Ética a Nicómaco”, de Aristóteles, para alejarse de la adulación.
En su explosivo artículo “¡No pensaron en esto...!” doña Gabriela expone un riesgo inminente para la reforma judicial que puede derrumbar todo el entuerto. En riesgo están más 600 millones de boletas electorales. Porque miles de especialistas, doctores, togados, legisladores y asesores no pensaron en lo que doña Gaby descubrió. Puede ser la salvación de la ministra Norma Piña y todo el Poder Judicial. Todos los ministros (órale paisano Laynez), magistrados y jueces opositores a la reforma deben leer el artículo de Gabriela de León, ahí está su posible salvación.
Un Nobel mexicano acuñó la frase “hay que ejercer la crítica de la crítica” y eso hacemos con a la columnista crítica De León.
Si en Coahuila hay una democracia incompleta, partidos cuestionables, ciudadanos indiferentes es en parte culpa de Gabriela María de León Farías que no supo, no pudo o no quiso ayudar a resolver esas deficiencias como presidenta del IEC. Respecto a los informes del rector Pimentel y el magistrado Mery, nada hay de qué admirarnos, así son los políticos de todos los niveles y partidos, retóricos y grandilocuentes, como lo fue doña Gabriela a un costo demasiado oneroso y sin resultados sobresalientes, pues ella ganaba un sueldo muy superior al de muchos mandatarios de países en el mundo. Y ya ni hablar de su cuestionable indemnización. Y de verdad que muchos de sus lectores deseamos que haya descubierto una falla estructural en la reforma judicial que pueda echar abajo el mamotreto.
Y disculpe, señora Gabriela, una vez este columnista recibió el oprobio mundial. De Europa y toda América reprobaron que me haya excedido en la crítica hacia usted y lo lamento. Lo que nunca supe es cómo llegó a esas latitudes mi artículo, cuando mucho me leen en Parras. Bueno, al menos me leyeron.