Coahuila: Presidencia del IEC, un caso para el análisis
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Si el consejero presidente del IEC es destituido hoy de su cargo por el INE, resultará obligado hacer un análisis de la forma como llegó a dicha posición hace apenas 26 meses
El Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) habrá de discutir y votar, en su sesión de hoy, un proyecto de acuerdo que propone la destitución de quien funge como presidente del Consejo General del Instituto Electoral de Coahuila: el consejero Rodrigo Germán Paredes Lozano.
El proyecto de resolución, que circuló ayer, considera acreditadas las conductas de las cuales se acusa a Paredes Lozano y que implican, en esencia, haber abusado de sus facultades para designar y/o promover a personas allegadas a él, dentro de la estructura institucional del órgano comicial.
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No es un hecho aún la remoción del funcionario electoral, pues para ello es necesario que voten a favor del proyecto de resolución al menos ocho de los integrantes del Consejo General del INE. La experiencia, sin embargo, indica que es muy poco probable que el dictamen sea desechado.
En cualquier caso, el que una autoridad especializada, en este caso la Unidad Técnica de lo Contencioso, emita un dictamen de 62 páginas en el cual se consideran probados los hechos por los cuales ha sido señalado el consejero presidente del IEC, implica una mancha sobre la institución que no puede pasar por un hecho anecdótico.
Es indispensable, en este sentido, recordar la delicada tarea que tienen a su cargo quienes, como Paredes Lozano, encabezan un órgano electoral: nada más y nada menos que la organización de los procesos mediante los cuales se renuevan los poderes públicos en nuestra entidad.
La gravedad de las funciones obliga a que, quien ostente la titularidad del órgano, sea una persona cuya trayectoria personal y profesional sea intachable, pues entre los elementos más frágiles que caracterizan a los procesos electorales se encuentran la credibilidad y la confianza ciudadana.
Los principios que rigen la función electoral, por otra parte, deberían constituir el faro que guiara la conducta de todas las personas que laboran en las instituciones comiciales. Tendría que existir un compromiso inquebrantable con el respeto a dichos principios, entre los cuales figuran la legalidad, la certeza y el profesionalismo.
Si la destitución de Paredes Lozano se confirma hoy, resultará obligado pasar revista al mecanismo mediante el cual se le designó y, quienes participaron en dicho proceso, tendrían que ofrecer explicaciones sobre la forma como valoraron los atributos personales del aún funcionario electoral.
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Y es que de acuerdo con lo expuesto en el dictamen que propone su destitución, se trata de una persona que no debió ser designada nunca como titular de un órgano electoral porque no posee los atributos necesarios en materia de compromiso ético para el desempeño de la función.
Cabría esperar que, una vez agotado el procedimiento, se dé paso a un proceso de reflexión que implique, como mínimo, evaluar la forma en la cual el INE designa a este tipo de funcionarios para luego verse ante la disyuntiva de destituirles, cuando apenas había cumplido dos años en el cargo.
