Coahuila, sin política de ciencia y tecnología

Opinión
/ 23 abril 2023
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El presupuesto que destina el gobierno al Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología (Coecyt) es de menos de 13 millones de pesos al año. Este 2023, según el presupuesto de egresos, el recurso es de 12 millones 177 mil de pesos, es decir, el 0.018 por ciento del presupuesto estatal.

Las recomendaciones son que al menos fuera el 1 por ciento, es decir, 642 millones 563 mil pesos, 52 veces más de lo que hoy se otorga. Algo que nuestros ojos difícilmente verán.

En los últimos años, ante el desdén de los gobiernos a ciencia y tecnología, se aprobó que los organismos electorales transfirieran los recursos de las multas de los partidos a temas de ciencia y tecnología. En Coahuila se han transferido más de 130 millones al Coecyt.

Desde entonces se ha ejercido en proyectos como el programa de ciencia móvil, un laboratorio nómada del agua o becas para estudios o investigadores, pero también en proyectos que no han cumplido con las expectativas, como el de parques tecnológico, el del distintivo Marca Coahuila o muchos otros que sólo han servidor para justificar el gasto a través de machotes de hojas apiladas que se quedarán en el escritorio.

Cómo podemos esperar que realmente se use el dinero de forma pertinente y en proyectos que impacten, cuando la ciencia y tecnología no importa. Como ejemplo están las universidades tecnológicas, cooptadas por grupos políticos. Ahí está la Universidad Tecnológica de Torreón (UTT), una institución que venía haciendo las cosas de forma respetable. Como director de la institución fue colocado hace unos meses Carlos Centeno, un abogado, exdirector de la Facultad de Derecho de la Unidad Torreón de la Universidad Autónoma de Coahuila y exservidor público en la Fiscalía estatal.

Es decir, de tecnologías no sabe absolutamente nada. Pero fue colocado en el cargo evidentemente con otros fines.

¿Cómo querer vivir en una sociedad del conocimiento cuando la política estatal de ciencia y tecnología recae en personajes ajenos a la temática?

Los programas que actualmente existen son de bajo presupuesto y con una incidencia mínima. La actividad de investigación, ciencia, tecnología e innovación está muy castigada y, por lo tanto, no se pueden esperar muchos resultados.

Lo que sí esperaríamos es que al menos los recursos se ejercieran de forma congruente y con un fin productivo, económico, académico y social.

Especialistas entrevistados para el reportaje “Coecyt malgasta y desvía el dinero de las multas electorales”, coinciden en la necesidad de que el dinero sirva para atender de manera puntual las problemáticas de las regiones en el estado.

Es decir, si hay una problemática de agua, ¿qué se puede hacer desde la ciencia y tecnología para apoyar? Si hay una problemática de incendios en la región Sureste, si hay una problemática en la agricultura, la ganadería, el comercio, ¿qué se puede hacer desde la ciencia y tecnología para apoyar?

AL TIRO

El problema es que no existe una política y por consecuencia no hay una agenda estatal que atienda las necesidades desde la investigación y la ciencia.

Lo vemos con los candidatos a la gubernatura. La mayoría de las propuestas sigue siendo meros programas clientelares de becas o apoyos, pero sigue sin existir una visión a futuro que involucre las nuevas tecnologías.

Es evidente que las naciones que han puesto en el centro las actividades tecnológicas y científicas avanzan de una forma más rápida.

Aquí, como todo, el dinero al servicio de la burocracia y la política es lo primero.

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