Créditos a corto plazo: los eternos salvavidas en Coahuila

Opinión
/ 19 enero 2025

El uso frecuente de créditos a corto plazo puede crear un ciclo de endeudamiento difícil de romper

La administración estatal pasada pidió más de 11 mil millones de pesos en créditos a corto plazo y la actual administración estatal ya suma 4 mil millones de pesos.

Los créditos a corto plazo se han convertido en un salvavidas de Coahuila ante la enorme losa de deuda que nadie logra disminuir.

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Bajo el eufemismo de “insuficiencia de liquidez de carácter temporal”, un concepto que no está en la Ley, el gobierno se ha refugiado en estos préstamos para poder echar cara a los diferentes gastos.

En el caso del gobierno de Manolo Jiménez, los pasivos a corto plazo se han solicitado en diciembre, a diferencia del exgobernador Riquelme que en ocasiones pidió a medio año.

De seguir la tendencia de 2 mil millones por año, en seis años se habrán pedido 12 mil, más los 11 mil de Riquelme, sumarán 23 mil millones de pesos en 12 años, más de la mitad de la megadeuda que a diciembre de 2023 era de 36 mil 134 millones de pesos.

En noviembre de 2023, la deuda a largo plazo era de 36 mil 189 pesos, es decir, que en un año se redujo apenas 55 millones de pesos.

Según los avances de gestión financiera de 2024 hasta el tercer trimestre, se pagarían 6 mil 872 millones 769 mil pesos en deuda, de los cuales 4 mil 596 millones 602 mil pesos irían a intereses.

El avance de gestión financiera muestra una amortización aprobada de 2 mil 51 millones de pesos. Pero no se equivoque, de esos, 2 mil millones seguro son de los créditos a corto plazo.

Para el 2025 se presupuestó un total de 6 mil 907 millones 744 mil pesos para el pago de la deuda, de los cuales, 2 mil 56 millones 212 mil pesos serían para amortización. Pero si se sigue la misma lógica, 2 mil serán para el pago del crédito a corto plazo y 56 millones apenas para amortizar la deuda a largo plazo.

A ese camino ni Roma se construiría.

El uso frecuente de créditos a corto plazo puede crear un ciclo de endeudamiento difícil de romper, ya que los recursos obtenidos se utilizan para pagar intereses y capital de deudas preexistentes, en lugar de invertir en proyectos productivos. Para muestra, la obra pública, cuyo gasto es menor al de la deuda.

Además, la dependencia de créditos a corto plazo expone al estado a un mayor riesgo financiero, ya que cualquier fluctuación en los ingresos o aumento en las tasas de interés puede dificultar el cumplimiento de las obligaciones de pago.

AL TIRO

Es una realidad que cada año el gobierno sufre de liquidez para cumplir los compromisos, por lo que seguirán recurriendo a estos préstamos para salvar el barco.

No es malo en sí, pues proporcionan una inyección de efectivo rápida, lo cual puede ser crucial para atender necesidades urgentes.

El problema es que desde años es el principal salvavidas, sin que se vea una estrategia diferente para evitar pedirlos o al menos para reducir la losa de la megadeuda.

Por cierto, ¿qué ha hecho el Consejo Ciudadano de Viabilidad Financiera, creado exactamente hace un año?

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