Cuando la cima deja de ser un milagro: el caso Isaac del Toro
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El éxito extraordinario no ocurre sólo por talento individual, sino por una combinación de cinco factores clave
Durante mi vida −que no es poca− me ha gustado seguir deportes por temporadas. No soy fanático de un sólo deporte, en realidad lo soy de ver a mexicanos competir en las más altas esferas. He visto juegos del “Toro de Etchohuaquila”, Fernando Valenzuela (¿ves?, te dije que no era poca mi edad); la primera canasta de un mexicano en la NBA con Horacio Llamas (fue una odisea conseguirlo); a Hugo Sánchez, Lorena Ochoa y Julio César Chávez, y al de moda, Checo Pérez (desde Sauber 2011), a quien esperamos ver de nuevo en 2026.
Hoy un mexicano destaca en ciclismo: Isaac del Toro, subcampeón del Giro de Italia y ganador del Tour de Austria. En Italia, Del Toro se convirtió en el ciclista más joven en ganar más etapas seguidas desde Fausto Coppi en 1940. También es el segundo participante más joven en la historia en terminar en el podio de la clasificación general, sólo superado por el propio Coppi. No sólo es un buen resultado. Es espectacular.
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¿QUÉ EXPLICA SU ÉXITO?
¿Cómo es posible que un joven mexicano destaque en un deporte con tan poca tradición nacional como el ciclismo de ruta? Aquí vale la pena aplicar la “teoría de Outliers” (fuera de serie) de Malcolm Gladwell, reconocido escritor, quien plantea que el éxito extraordinario no ocurre sólo por talento individual, sino por una combinación de cinco factores clave:
1) La regla de las 10 mil horas (práctica deliberada):
Isaac comenzó a los 4 años. Si entrenó 20 horas semanales durante 10 años, acumuló las 10 mil horas que, según Gladwell, se necesitan para alcanzar la maestría.
2) El contexto cultural (valores que moldean el esfuerzo):
Su padre fue ciclista y su hermano mayor también lo acompañó en sus inicios. El deporte no fue una ocurrencia: fue parte de su cultura familiar.
3) La fecha y lugar de nacimiento (efectos del entorno):
Nació en Ensenada, un lugar con montañas ideales para entrenar, como el Picacho del Diablo (3 mil metros de altitud). No es casualidad que, al analizar el porcentaje de victorias en etapas de montaña del Tour de Francia, predominen ciclistas nacidos en países con geografía similar: Eslovenia, Suiza, Colombia, Italia...
4) Las oportunidades únicas (circunstancias que abren puertas):
Fue reclutado por el equipo mexicano A.R. Monex a los 19 años, y de ahí saltó al UAE Emirates −el “Real Madrid” del ciclismo− a los 21. Las ventanas se abrieron... y él estaba listo.
5) El significado del trabajo (conexión emocional con lo que se hace):
Isaac no corre sólo para ganar. Lo hace con pasión. Declaraciones como “hice todo lo que pude, di todo lo que tenía, no tengo nada de que culparme” o “nunca me doy por vencido” −esta última muy al estilo de Checo Pérez− muestran que su esfuerzo nace de algo profundo, no de la vanidad ni de la presión.
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CUANDO LOS ELEMENTOS SE ALINEAN
Isaac del Toro no es sólo un ciclista excepcional. Demuestra que cuando práctica, entorno, contexto familiar, oportunidades y el sentido del trabajo se alinean, el éxito deja de parecer milagro y se vuelve consecuencia.
Lo mismo ocurrió con Valenzuela, Llamas, Hugo, Lorena, Julio César o Checo: es una fórmula andante. La encarnación de cómo el talento, por sí solo, no alcanza... pero multiplicado por las condiciones correctas, puede llegar muy lejos. Y eso no aplica solo en el ciclismo.
QUE NOS INSPIRE... A ACTUAR
¿Y si dejáramos de esperar milagros y empezáramos a diseñar condiciones?
¿Qué pasaría si empezáramos a cultivar estos cinco factores en nuestros hijos, nuestras organizaciones o nosotros mismos? El éxito dejaría de ser una excepción. Y, como Isaac, podríamos comenzar a conquistar cimas que antes parecían imposibles.
Facebook: @Salexperts, @ACAldrete
LinkedIn: Alberto Cárdenas Aldrete