Cultura y Pop: Portales

Para muchas de las personas que hemos leído su historia, son tan reales como si les hubiéramos conocido en carne y hueso
Izzet Keribar nació en Estambul en 1936, y, gracias a su hermano mayor, descubrió la fotografía en su adolescencia. Unos años después fue a hacer su servicio militar en Corea del Sur, y se llevó su cámara consigo. El país acababa de salir de la guerra con el Norte, y las fotografías de Keribar muestran un país en ruinas, lleno de gente desesperada y hambrienta. Los militares que las veían, sin poder precisar por qué, le decían que tenían algo que las hacía especiales.
Sin embargo, al terminar su servicio militar Keribar volvió a Turquía, se concentró en aprender el negocio familiar, y dejó de hacer fotografías.
Casi treinta años más tarde, de visita en Ámsterdam y convertido en un empresario exitoso, le compró a su hijo una cámara para transmitirle el amor que había sentido por la fotografía. Pero al experimentar con la cámara algo se removió en su espíritu, y para cuando acordó, estaba tomando fotografías de nuevo; eventualmente ganaría premios, sus fotos aparecerían en portadas de revistas internacionales, y Francia lo nombraría “Caballero de las Artes.”
Estos días, el museo Istanbul Modern ofrece una retrospectiva de su obra. Visité la exhibición sin saber nada de él; afortunadamente, el mundo sigue siendo más grande de lo que Instagram nos dice. Y eso es precisamente lo que muestran las fotografías de Keribar, hechas en lugares tan diferentes como Estambul, Turquía, Georgia, España, Uzbekistán, Myanmar, Montenegro, Grecia, Namibia, India, Marruecos, Noruega, Pakistán, Alemania, Sri Lanka, y Japón.
Una de ellas muestra un túnel de portales rojos (Torii) en un santuario en Kyoto. En la tradición Shinto, estos portales representan el paso de la vida común a un lugar sagrado.
Cuando la vi, fue como si ya la conociera: “Es como el santuario al que Max llevó a Sadie,” y donde Sadie tuvo una epifanía: cada portal representa la posibilidad de un mundo diferente, y la vida está llena de portales.
Sadie y Max son los personajes de la novela Tomorrow, and Tomorrow, and Tomorrow, de Gabrielle Zevin. Para muchas de las personas que hemos leído su historia, son tan reales como si les hubiéramos conocido en carne y hueso.
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Mirando las fotografías de Keribar, y recordando la trágica pero hermosa historia de Sadie y Max, pensé que eso son las obras de arte: portales a mundos diferentes a los nuestros, que sin embargo muchas veces se conectan entre sí, y terminan formando parte de nuestra vida.
La próxima semana hablaré de Sadie, Max, y su amigo Sam.