Del sueño al trámite: constituirse legalmente como compañía
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A los partidarios de la meritocracia les gusta afirmar que si no estás en una posición de éxito económico es porque simplemente no quieres. Si pensamos la situación de los artistas escénicos desde este ángulo, pareciera que a todos nos gusta ser pobres y de derechos laborales precarios; las opciones están ahí ¿o no?
En las últimas entregas me he dedicado a revisar las posibilidades de financiamiento que están disponibles para los teatreros en México. Más allá de la taquilla y las becas y los apoyos y el EFIARTES, ¿a qué más no estamos aspirando porque “no queremos”?
En un mundo ideal, todas las compañías artísticas están constituidas legalmente. Éste pequeño pero gran paso abre – o se supone que abre – puertas que de otra forma son inaccesibles. Algunas becas, convocatorias y festivales exigen esto como prerrequisito para ser considerados.
Si hacen una rápida investigación se darán cuenta de que, por lo menos en nuestra ciudad, la gran mayoría de las compañías teatrales no están legalmente constituidas, ¿cómo le hace uno entonces? Pues, ahí entra el pedir favores o negociar con los que sí lo están para poder hacer unos cuantos malabares financieros y fiscales que le permitan al pobre artista aplicar para ver si se gana el subsidio.
Dirán algunos que nos gusta batallar. ¿Para qué andar haciendo esos malabares en lugar de dejar de ser “flojo” y darse a la tarea de hacer el papeleo, constituirse legalmente y caminar hacia el éxito? Después de todo, no son solo las convocatorias mencionadas, también existe aquello de registrarse como proveedor de servicios del gobierno que te permite – a cambio de más papeleo y dinero – poder ofrecer tus servicios a las instituciones gubernamentales y por supuesto, también está la supuesta gallina de los huevos de oro que es el registrarse como donataria autorizada por el SAT para que tus mecenas puedan deducir de sus impuestos los apoyos que te dan.
Más allá de ser flojo, la constitución de una asociación civil implica una inversión económica que el presupuesto de una pequeña compañía artística no siempre se va a poder permitir, y no sólo por los trámites iniciales, sino porque mantenerla implica gastos administrativos y obligaciones fiscales. Básicamente como cualquier otra organización de cualquier otro rubro.
Para poder llegar a la meta, una compañía de artistas tendrá que haber elaborado un acta constitutiva y sus estatutos sociales, protocolarizado el proceso ante un notario, inscribirse en el Registro Público de la Propiedad y obtener un RFC. Ya que estamos en eso, y para que todo sirva de algo, habrá también que hacer el registro federal en la OSC, obtener la Clave Única de Inscripción (CLUNI), apuntarse para ser autorizada como donataria en el SAT y rezar para que todo salga como debería. Al final, es prudente considerar que el proceso tomará una inversión de unos $ 20,000.00 M.N., a veces más, dependiendo de la localidad donde se haga el trámite y de las asesorías que sean necesarias.
Dirán algunos que tal tiempo y dinero no es un gasto sino una inversión y quizás tengan razón. Si ya se tienen los contactos y posibles inversores o donadores, el camino lógico es el de la constitución legal, pero con frecuencia la vida no es tan lógica como los números. Ser una asociación civil no garantiza públicos y no garantiza apoyos, aumenta, sí, posibilidades y abre puertas, pero no soluciona toda la situación financiera y de derechos en la que hoy viven la mayoría de los creadores artísticos en México.
Con todo, claro que uno sueña con la constitución legal y la posibilidad de ser donataria autorizada. No es por flojera que no se hace, aunque claramente el camino está lleno de cuestiones burocráticas que habría que verificar si no podrían ser simplificadas. Pero que quede claro que los artistas escénicos mexicanos no son pobres porque quieren; son solamente un grano de arena dentro de un sistema de gestión cultural un tanto problemático, viejo y enfermo en el que las posibilidades de acción sin ser desde la colectividad son bastante reducidas.