Desbalances económicos: ¿Cómo queda México parado?
La economía mexicana está enfrentando una serie de “shocks” o desbalances derivados de factores internos o externos que están creando condiciones poco propicias para crecer en términos del ingreso de las familias o para la creación de empleos. La situación es complicada porque no hay al menos una forma de cambiar lo que se tiene actualmente, por más que se digan cosas que se van a hacer por parte del gobierno federal y hasta de los gobiernos estatales que poco contribuyen para corregir elementos económicos.
Hace dos días nos despertamos con la noticia de que en Corea del Sur había disturbios por la imposición de la ley marcial debido a actos de corrupción de su presidente y algunos otros abusos, todavía por comprobarse. Consecuencia, los mercados internacionales, principalmente los de Asia y de América, tuvieron pérdidas marginales. Sin embargo, la situación empeoró más cuando se supo que en Francia, su primer ministro enfrentaba un proceso de destitución porque la población estaba pidiendo un cambio de la política social del país, Macron, el presidente, quería aumentar las contribuciones salariales a la educación y la salud.
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La población no lo aguantó y, en consecuencia, euro y el dólar se depreciaron, el bitcoin llegó a 100 mil dólares, las bolsas de valores ahora sí, registraron pérdidas considerables en promedio en un cuatro por ciento en los países desarrollados y hasta seis por ciento en los países en vías de desarrollo. En pocas palabras, se perdió riqueza.
En México, el caos mundial no tuvo tantas consecuencias y todo parecía indicar que hasta habría ganancias. El dólar ha bajado a los 20 pesos con 30 centavos al cierre de ayer jueves, y la Bolsa Mexicana de Valores obtuvo ganancias marginales. Todo cambió por la tarde cuando empezaron a salir los resultados del consumo, la inversión y la informalidad. Para colmo, la discusión sobre el salario mínimo aceleró el fuego de la discusión económica.
Como ya se anunció por parte de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, éste aumentará en 2025 un 12 por ciento, quedando en dinero en 419.98 pesos diarios para las regiones fronterizas y 278.80 pesos para el resto del país. Las opiniones, divididas desde luego, no se hicieron esperar. Es bueno, dicen los que se encuentran a favor, porque incrementará el consumo agregado de la economía y contribuirá al desarrollo, pues 22 millones 266 mil 608 personas en México ganan hasta un salario mínimo de acuerdo con la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Es claro que este aumento dará la oportunidad de incrementar el consumo y la idea central es que el nuevo salario mínimo será capaz de comprar una canasta básica para una familia. La presidenta Sheinbaum dijo que pretende que al finalizar su sexenio éste pueda alcanzar para dos canastas básicas y mejorar drásticamente el bienestar de las familias no solo respecto al consumo alimenticio, sino también en el consumo de otros bienes. Hasta aquí todo va muy bien y hoy por hoy estas propuestas se aplauden, pero por desgracia, en economía todo tiene consecuencias, y aquí vienen algunas.
Para empezar, el 48.4 por ciento de la fuerza laboral trabaja en micronegocios (menos de 5 personas), que dentro de los sectores comercio y servicios, comprenden el grueso de la clase trabajadora que gana el salario mínimo. Este sector será muy vulnerable a un aumento en costos de la mano de obra de 12 por ciento, y solo hay tres alternativas para estas empresas y sus empresarios: aumentar precios, despedir personal o irse a la informalidad. Si se aumentan los precios, el aumento del salario no tendrá efecto alguno, pues habrá un efecto inflacionario natural. Una parte de la inflación elevada que se vivió en meses anteriores se explica por los aumentos al salario mínimo del 20 por ciento en años anteriores. Si se despide personal, el desempleo generará desbalances en el mercado laboral que hará que haya más trabajos de medio tiempo, pero ese personal acabará trabajando más que eso, disfrazando una actividad de tiempo completo con salario incompleto. La opción de la informalidad siempre está allí, habrá empresas que pasarán a vender por catálogo, por redes sociales o por ventas de boca en boca, todo con tal de reducir los costos. Esta última opción se ve reflejada en los datos publicados por el INEGI hace 4 días, donde dice que la informalidad en México alcanza al 54.6 por ciento de la población ocupada, que si bien bajó con respecto al tercer trimestre del año pasado en comparación anual, lo hizo de manera marginal solo en 90 empleos, esto es, casi nada.
Hay que comprender que para las empresas que tienen mayores inversiones en capital, y en consecuencia en activos, el aumento salarial aquí planteado prácticamente no tiene efecto. Sin embargo, hay que pensar en una zapatería donde las dependientas trabajan con el salario mínimo más comisiones, el efecto será directo a los costos del dueño, y pongo esta actividad porque ya he escuchado a un par de personas que han dicho que ya están mudando su negocio poco a poco a ventas por las redes sociales para evitar el aumento salarial que es su ganancia. ¿Cuántos negocios estarán en la misma situación?
En lo que se refiere a la inversión fija bruta, esa que produce empleos, en su dato al mes de septiembre, cayó 2.3 por ciento respecto al mismo mes del año pasado. Desde aquí comienzan los problemas para el año siguiente porque no se están cumpliendo las premisas básicas para que el gobierno federal alcance la meta fiscal en 2025. Sin inversión no hay empleos, no hay consumo y no hay pago de impuestos. Aunque una parte de esta disminución puede ser explicada por la vía del ciclo económico, la explicación que varios analistas dan es que el clima de desconfianza se está permeando ya a la base productiva nacional y en consecuencia hay menos empresarios que están dispuestos a invertir.
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En el ámbito internacional la situación no es tan diferente. Los conflictos internacionales van a influir en las tasas de interés de la Unión Europea, que tienen emproblemados a Francia y Alemania y necesitan urgentemente dinero más barato. Mismo caso en Estados Unidos, que ha anunciado que empezará a bajar la tasa de la Fed para que haya más actividad económica, pues aunque la inflación ya está por debajo del 3 por ciento, aprendieron que inflaciones más altas no detienen el crecimiento económico. Esto obligará a México a mantener una tasa de interés baja, con el riesgo que la inflación se dispare y que las agencias calificadoras retiren el grado de inversión. Asunto muy delicado.
En América del Sur los resultados son buenos para Argentina, que crecerá este año al menos un 4 por ciento, en Chile la expectativa es de un 3 por ciento. Brasil y el resto de los países de la región están en severos problemas en sus finanzas públicas y necesitan dinero urgentemente. Brasil ya tiene una tasa de referencia del 11.25 por ciento y una contracción de sus finanzas públicas que le ha puesto presión a su presidente para que renuncie. Ecuador sin energía eléctrica, Perú nuevamente con problemas financieros, Colombia bien, pero enfrentando asuntos políticos internacionales. De Venezuela y Bolivia no hay mucho que decir, simplemente subsisten bajo condiciones de austeridad más allá de la franciscana. Asia parecía estar en calma, pero es claro que no lo está. El futuro enfrentamiento comercial entre China y Estados Unidos tiene a los mercados internacionales en ascuas, si Trump cumple su promesa de gravar con altos aranceles los productos chinos habrá problemas serios para todo el orbe. Corea del Sur, ejemplo de superación y una ética de trabajo altamente competitiva, demostró que no está exenta de los abusos “naturales” que genera el poder. Todo lo anterior se contagiará a México vía el mercado de capitales, y si el país no tiene capacidad para expresar una estabilidad, no solo jurídica sino de un rumbo económico, los capitales se irán.
Como lo dije en agosto pasado, diciembre será el mes que decida cómo podremos superar un muy complicado 2025. Las decisiones que se tomen hoy tendrán consecuencias por el resto del sexenio porque no solo el país está en una reconfiguración económica, una gran cantidad de países del orbe también lo está. Hubo cambios de gobierno y elecciones en más de 60 países y hoy se están enfrentando las consecuencias del voto por algo “diferente” que no necesariamente es bueno o mejor y la economía de México y el mundo están en desbalance. Habrá que estar preparados para enfrentar los retos financieros del año siguiente que serán, por decir lo menos, complicados.