Desigualdad económica en México, ¿qué se puede hacer?
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No se trata de igualar resultados... Se trata de tener un piso común mínimo para que no exista una sola persona sin un servicio de salud digno y el mínimo indispensable para subsistir
Defiendo la economía de mercado porque nace de la libertad misma. A ella debemos que cientos de millones de personas en el mundo hayan salido de la pobreza; de esa misma forma creo que debe existir un Estado rector firme y fuerte que evite los abusos de los más poderosos en perjuicio de los más vulnerables.
“Oxfam es una organización global que lucha contra la desigualdad para erradicar la pobreza y la injusticia. Ofrecemos ayuda vital en momentos de crisis y abogamos por la justicia económica, la igualdad de género y la acción climática. Exigimos igualdad de derechos e igualdad de trato para que todas las personas puedan prosperar, no sólo sobrevivir. El futuro es equitativo”.
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A principios de mes, Oxfam publicó una investigación e informe sobre la desigualdad en Estados Unidos. “DESIGUALDAD: El auge de una nueva oligarquía estadounidense y la agenda que necesitamos”.
Vayamos a los datos. De 1989 a la fecha, el 1 por ciento más rico de los Estados Unidos acumuló al menos 987 veces más riqueza por hogar que el 20 por ciento más pobre.
En el último año, la riqueza de los 10 multimillonarios más ricos de los Estados Unidos aumentó en 698 mil millones de dólares.
“Si bien la riqueza de la clase trabajadora y media apenas ha crecido en más de 30 años, las ganancias de la élite han sido astronómicas. La proporción del ingreso nacional que se concentra en el 1 por ciento más rico se duplicó entre 1980 y 2022, mientras que la que corresponde al 50 por ciento más pobre disminuyó en un tercio. Hoy en día, el 1 por ciento más rico posee la mitad de todo el mercado bursátil (49.9 por ciento), mientras que la mitad más pobre de Estados Unidos posee apenas el 1.1 por ciento. Y para 2024, más del 40 por ciento de la población estadounidense –incluido el 48.9 por ciento de los niños– se considera pobre o de bajos ingresos”.
La desigualdad en Estados Unidos es una muestra de la desigualdad en el mundo entero, México incluido, en donde la cosa está peor. El sistema basado en la sola acumulación de ganancia, al menor costo posible, sin considerar su impacto social y medioambiental, es una bomba de tiempo. Que el 1 por ciento acumule de manera desproporcionada y que el resto crezca poco, a pesar de trabajar y mucho, es incorrecto, no está bien, es inmoral.
Está más que probado que quienes acumulan no gastan o invierten, o no lo hacen con la suficiente rapidez y eficiencia para generar empleos o distribuir la riqueza en el marco de leyes que protejan el bien común. Pero también está más que probado que el gobierno no es malo para administrar e invertir dinero para generar riqueza, es malísimo.
La obtención de riqueza como prerrequisito para gastar, invertir o reinvertir ha sido el principal argumento contra el aumento de impuestos. El capital en manos privadas es mejor que con el gobierno, se nos dice. El problema es que mientras uno malgasta (gobierno), el otro simplemente se lo queda (privado). Buscan inversiones cómodas, sin riesgo, que toman tiempo y la sociedad no recibe el retorno prometido por no aumentar impuestos o por permitirles salidas en el mar regulatorio que siempre beneficia a los que más tienen.
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¿Qué hacer al respecto? Sin duda lo básico sería cobrar impuestos en serio a quienes no reinvierten en actividades realmente productivas y generadoras de empleo. Impuestos sencillos de cobrar, claros y sin rollos o excepciones. En Massachusetts se aprobó en 2023 un impuesto a los millonarios. Sus opositores decían que estos se iban a enojar y se irían del Estado. Lo cierto es que se recaudaron 5.7 mil millones de dólares que hoy se gastan en infraestructura y educación pública. Y los millonarios siguen felices en sus mansiones y no se van a ningún lado. Todos ganan, de eso se trata.
El debate sobre la igualdad-desigualdad es peligroso, más en estos tiempos de polarización política. No se trata de igualar resultados, eso no sucede en la libertad ni en la democracia. Se trata de garantizar igualdad de derechos y oportunidades. Se trata de tener un piso común mínimo para que en el mundo no exista una sola persona sin un servicio de salud digno y el mínimo indispensable para subsistir. Eso sólo se logra con subsidiaridad limitada y solidaridad social. Tener fortunas sin precedentes cuando hay mil millones de seres humanos que no tienen comida es criminal. Dejar la solución en manos de los gobiernos es igualmente desesperanzador.
Facebook: Chuy Ramírez