Educación Morada: la educación que está transformando el mundo

Opinión
/ 18 agosto 2024

Hace unos días recibimos a la tercera generación de la Licenciatura en Derecho con Perspectiva en Derechos Humanos de la Academia Interamericana de Derechos Humanos.

Desde su fundación, la AIDH ha sobresalido por adoptar un enfoque educativo que va más allá de la visión clásica. Para nuestra institución, educar es sinónimo de transformar: realidades, vidas, personas. Perseguir este objetivo es lo que nos motiva, personal e institucionalmente. Es la brújula que guía nuestro quehacer académico.

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Las personas que eligen estudiar la licenciatura en la Academia IDH lo hacen conscientemente. Y, aunque todas provienen de lugares diversos, comparten el mismo sueño: utilizar su carrera para defender la noble causa de los derechos humanos. Durante el curso de inducción, no sólo les ayudamos a familiarizarse con el nuevo entorno donde estudiarán los próximos 9 semestres, sino también a comprender más profundamente qué son los derechos humanos.

Me sorprendió gratamente descubrir sus motivaciones para elegir esta carrera; no llegaron a la AIDH por accidente, sino porque reconocen la importancia de los derechos humanos, quieren luchar en contra de las injusticias y saben muy bien que existe una relación muy estrecha entre las emociones y los derechos humanos. Aspiran a ser abogadas y abogados que quieren alejarse del clásico estereotipo al que (desafortunadamente) estamos acostumbradas y acostumbrados. Quieren ser personas y profesionistas preparadas, pero también sensibles y empáticas.

Me identifiqué con muchos de ellas y ellos. ¿Cómo es posible? Tengo veinte años más, no sabía quiénes eran, tenemos una nacionalidad distinta, y podríamos encontrar mil diferencias más. Sin embargo, todas las diferencias que puedan existir entre las personas pasan completamente desapercibidas cuando se comparte un sueño. En este caso, nuestro sueño es transformar el mundo a través del derecho y la educación jurídica.

La AIDH ya está convirtiendo este sueño en realidad. Un día a la vez, un paso a la vez. Sin prisa, pero con constancia, determinación y disciplina. Desde su creación, la AIDH no sólo ha elaborado programas educativos conforme a los más altos estándares de calidad académica, donde estamos formando agentes de cambio social. El compromiso que nuestra institución académica ha asumido tiene una fuerte vocación transformadora que se ha materializado en distintos proyectos y actividades, para atender, desde la trinchera académica, todas aquellas violaciones graves a derechos humanos que, aunque nos afecten a todas y todos, impactan de manera más significativa en las personas más vulnerables, incluidas las infancias.

Un ejemplo de lo anterior es el “Programa comunitario integral con enfoque educativo y de salud mental para niños, niñas y adolescentes familiares de personas desaparecidas”. Este proyecto ha sido implementado por la AIDH con el apoyo de un equipo multidisciplinario de profesionales e instituciones y bajo el auspicio del CONACHYT en el marco de los Programas Nacionales Estratégicos sobre Seguridad Humana.

En días pasados, los más de 30 niñas, niños y adolescentes que participan en el programa desarrollaron en nuestras instalaciones distintas actividades de integración, identificación de emociones y construcción de sueños. Tuvieron, además, la oportunidad de conocer varias instituciones del Estado. Cuando crezcan, quieren ser juezas, jueces, magistradas, magistrados, legisladoras, legisladores, docentes, investigadoras o investigadores. Conocen sus derechos y aprendieron a tener confianzas en sí mismos.

Inicialmente, el proyecto buscaba implementar una política pública para atender las necesidades en materia de salud mental y educación de niños, niñas y adolescentes familiares de personas desaparecidas en nuestro Estado. Sin embargo, su impacto ha superado nuestras expectativas.

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No sólo hemos destacado la importancia de la salud mental y la educación en las escuelas y en los hogares. La convivencia y el intercambio de ideas y experiencias con las infancias y sus personas cuidadoras nos ha enseñado que no es suficiente estudiar y aprender en las aulas. Es esencial educarnos a diario para ser mejores personas.

Así es: la educación es la fuerza motriz que transformará el mundo. En la AIDH ya empezamos.

La autora es Directora general de la Academia Interamericana de Derechos Humanos

Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH

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