El curita de la SEP: la generación de todos ganan
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Esta semana, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció que todos deberán aprobar el grado escolar que cursan para pasar al que sigue, no importa las notas que hayan obtenido o los reportes académicos o de conducta que se tengan, todas y todos los alumnos pasan al siguiente grado escolar en educación básica, es decir, primaria y secundaria. Este es el segundo año consecutivo que por Decreto la calificación mínima debe ser 6, el ciclo pasado 2020-2021 (el de la pandemia) se optó por lo mismo como manera de intentar reducir la deserción y bajar las quejas de los padres y madres de familia.
Si bien ha sido uno de los ciclos escolares más retadores desde la parte de infraestructura (todo el robo de equipamiento y las escuelas en mal estado) hasta la académica. Directores y docentes no sabían dónde estaban alrededor del 30% de sus estudiantes durante la pandemia, y muchas escuelas ni siquiera habían abierto a principios de este año, y las que estaban abiertas lo hacían de manera escalonada haciendo muy difícil para los docentes el proceso de regularización necesaria después de pandemia.
Entiendo que la SEP quiera detener la deserción escolar. Se habla que será arriba del 30% este ciclo escolar; entre la pandemia y los problemas económicos por la inflación en todo el país, más aumento de violencia y la cooptación del crimen organizado de nuestras infancias y juventudes. Sin embargo, la respuesta a estas problemáticas económicas y sociales deberían ser integrales, por un lado, y por el otro, preventivas, es decir, debieron haber comenzado a principios de este año cuando muy tarde.
En contraste, quisiera mencionar la iniciativa de Laura Bush cuando fue primera dama de Estados Unidos. Ella promovió (y logró que todas las fuerzas políticas se sumarán) y en el 2001 hizo la Ley “No child left behind”, su traducción sería “ninguna niña/niño se queda atrás”. Esta representaba una política pública integral para las infancias y adolescencias que estaban en desventaja tanto social como académicamente. Es decir, no solamente se trataba del alumnado que tenía malas notas, sino también de aquellos que tenían reportes de conducta o estaban involucrados con algún tipo de violencia. La idea no era “pasarlos de año” era ayudarlos de manera integral a que pudiera regularizarse y estar a la par que sus compañeras y compañeros, prepararlos para el futuro.
Es aquí donde debemos como sociedad hacer un alto y analizar qué tipo de formación estamos dando a nuestras niñas y niños. El mundo cada día es más competitivo, la infancia de hoy trabajará en cosas que ni siquiera existen. La educación es un derecho básico y es la única que herramienta que tenemos como sociedad para aumentar nuestra calidad de vida a través de la adquisición de nuevas habilidades que nos permitan aumentar el ingreso, por ende, nos conduzcan hacia la movilidad social.
En lo personal estoy totalmente en contra de esta iniciativa. Estas niñas y niños están aprendiendo que no importa el esfuerzo o no que hayan hecho, al final, todos son iguales. ¿A qué me refiero? Las niñas y niños que sí fueron a la escuela, que sí hicieron sus tareas, que sí trabajaron todo el año escolar perderán el incentivo de seguir haciéndolo, puesto al final, todos pasan. Aunado a que le estamos enseñando a que siempre se puede ganar, sin importar el esfuerzo, estas niñas y niños que están pasando de año porque así dice el Decreto no les estamos enseñando a perder cuando no te esfuerzas lo suficiente.
Tampoco estoy hablando de dejar a todas y todos esos alumnos atrás, hablo de que se deben de atender de manera diferenciada y preventiva aquellos casos para que permitan subir sus notas y continúen en la escuela. En otras palabras, la SEP está poniendo un curita a lo que es una herida mayor. No quiere aceptar que se equivocaron al dejar a su suerte a miles de docentes durante la pandemia y no quieren ver las estadísticas reales como consecuencia de ese error.
Ahora bien, ya sabemos que el gobierno no hará nada. ¿Qué vamos a hacer nosotros como ciudadanas y ciudadanos? Se necesita toda una comunidad para educar una niña y un niño. ¿Aceptas el reto? Adopta un estudiante o si puedes una escuela completa, en términos de infraestructura o académicos, necesitan muchísimo en todos los sentidos. Lo que está pasando nos afecta a todas y todos en el mediano y largo plazo. Nos toca nuestra chamba de Ciudadanos de Tiempo Completo.