El laboratorio argentino: el desmantelamiento de la cultura populista
Sobre aviso no hay engaño: Milei expuso abiertamente el plan de gobierno que adoptaría y pese a ello, ganó la elección presidencial, ahora el reto es que su radical programa de ajuste tenga resultados en el corto plazo, de lo contrario pudiera tener problemas para mantenerse en el poder. Está en juego el desmantelamiento de la fuerte cultura populista que ha dominado a ese país desde la llegada al poder de Perón en 1946 y una de sus expresiones, la CGT la central obrera más poderosa de Argentina, anunció una movilización para el 24 de este mes.
Algunos datos: la inflación en 2023 en ese país fue del 211 por ciento —la mayor del mundo, en México fue del 4.66 por ciento-, un déficit financiero del 15 por ciento, con menos de 30 millones de dólares de reservas, pero con un acuerdo con el FMI, para acceder a créditos por cerca de 50 mil millones de dólares, lo que significa un fuerte respaldo para Milei, una telaraña de subsidios; hasta los jerarcas religiosos se beneficiaban de esos apoyos. ¿Cómo fue posible que un país que en 1896 ocupó el sexto lugar en la economía mundial, y cuyo producto per cápita en 1913 se situaba en el cuarto lugar, por encima de Alemania, Francia e Italia, se encuentre hoy en el sitio 66?
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La economía argentina que —con algunos altibajos-, vivió su mejor época entre finales del siglo XIX y principios del XX, sufrió como el resto del mundo, el impacto brutal de la Gran Depresión, acontecimiento que propició el ascenso del populismo a nivel global. Como es sabido, esta forma de gobierno, al ofrecer de manera demagógica el paraíso en la tierra mediante el derroche del gasto público tiene como resultado el desastre social y económico.
Los argentinos —salvo breves periodos-, luego de padecer esta forma de gobierno por cerca de 80 años, decidieron ponerle punto final eligiendo un economista de la escuela austriaca que está realizando una cirugía mayor en un intento por sacar al paciente de terapia intensiva, lo que implica un gran riesgo.
¿Qué tiene que ver Argentina con nosotros, estando tan retirados? Hay algunos rasgos en común y otros no. Entre los primeros, está el cardenismo, que fue un populismo estilo mexicano, parecido al representado por Perón años después. Sin embargo, y aquí empiezan las diferencias: ellos continúan dependiendo de su sector primario, con la producción de lana —en un tiempo-, y hoy con la carne y los granos, principalmente, sin haber impulsado de manera decisiva un proceso de industrialización, el que con errores y tropiezos emprendimos en México. Ellos no tienen un Banco Central autónomo, cuentan con menor estabilidad política que nosotros, ya que aquí elegimos presidente cada seis años. Antonio Ortiz Mena fue un secretario de Hacienda que permaneció en su cargo por dos sexenios, mientras que sus pares argentinos, entre 1955 y 2018 en promedio, han durado 13 meses.
Con Díaz Ordaz llegaron a su fin los gobiernos fiscalmente responsables, para dar lugar al populismo en los sexenios de Echeverría y López Portillo, que debido a excesos en el gasto ocasionaron una elevada inflación, que desembocó en fuertes devaluaciones del peso, sumiendo al país en una profunda crisis, que rebasó el ámbito económico. Esta debacle influyó en el ascenso de los gobiernos reformistas, que enderezaron el rumbo, hasta que en 2018 llegó la 4T al poder, generando conforme avanza el sexenio, crecientes desequilibrios presupuestales.
Con el presidente “gris”, Miguel de Lamadrid, México inició el cambio estructural de la economía, con el ingreso al GATT en la década de los 80’s cuando el petróleo representaba el 86 por ciento de nuestras exportaciones. Años después con el TLC se profundizó esta tendencia, reforzada actualmente por el nearshoring. Aquí la geopolítica juega un papel clave: existe una gran diferencia entre una economía situada junto al mayor mercado del mundo, y otra, que tiene que llevar sus productos a miles de kilómetros de distancia a mercados más reducidos.
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Resulta interesante observar lo que sucede en ese país sudamericano por lo que representa, al menos para América Latina, donde venían expandiéndose —con sus excepciones-, los gobiernos populistas ligados al grupo de Puebla. El actual gobierno liberal en Argentina, habiendo descartado el enfoque gradualista para corregir el rumbo, ha adoptado uno de shock en un país de tradición golpista.
Una reflexión final: otra diferencia notable entre nuestros dos países ha sido la relativa fortaleza institucional de México, la que sin embargo estará en juego en las próximas elecciones de junio de este año. Salgamos a votar.
REDONDEO
Si usted viaja a Argentina, podrá disfrutar un buen vino tinto de la región de Mendoza y un kilo de carne, todo por un poco más de 100 pesos mexicanos. Lo que cuesta es el boleto de avión.