El valor de la diversidad biológica
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El próximo 22 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Diversidad Biológica, fecha establecida para recordar y promover la importancia que tiene para nuestro planeta, nuestra vida y para el futuro de la humanidad, la protección de la flora y la fauna, con todas sus manifestaciones y especies alrededor del mundo.
En las últimas décadas se han aprobado distintos instrumentos regionales e internacionales con el fin de que los gobiernos implementen acciones y políticas públicas encaminadas a la protección del medio ambiente y la biodiversidad, así como para revertir los daños ocasionados por el impacto humano en los ecosistemas terrestres y marítimos.
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En nuestro continente, el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, conocido como Protocolo de San Salvador, menciona que toda persona tiene derecho a vivir en un ambiente sano y que los Estados promoverán la protección, preservación y mejoramiento del medio ambiente.
En 2014 el Sistema Interamericano de Derechos Humanos consideró importante promover con mayor énfasis los derechos contenidos en el Protocolo de San Salvador, lo que dio lugar a la creación de una Relatoría Especial sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales, y algunos de sus informes tienen que ver precisamente con la protección del medio ambiente y la diversidad biológica.
Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a solicitud de Colombia, emitió en noviembre de 2017 la Opinión Consultiva 23/17, donde señaló que la degradación ambiental y los efectos adversos del cambio climático afectan el goce efectivo de los derechos humanos.
Destacó que el derecho humano a un ambiente sano tiene connotaciones individuales y colectivas. En su dimensión individual tiene repercusiones directas o indirectas sobre las personas debido a su conexidad con otros derechos, como la salud, la integridad personal o la vida, y en su dimensión colectiva se vincula con el interés universal que se debe tanto a las generaciones presentes como futuras, por lo que un medio ambiente sano es un derecho fundamental para la existencia de la humanidad.
Por ello, la Corte destacó que los indicadores aprobados para evaluar el estado del medio ambiente son: las condiciones atmosféricas; la calidad de las fuentes de agua; la producción de residuos contaminantes y su manejo; el estado de los recursos forestales y la protección de la biodiversidad. Mencionó que el derecho al medio ambiente protege los recursos biológicos tales como bosques, ríos, mares y otros, como intereses jurídicos en sí mismos, aun en ausencia de certeza o evidencia sobre el riesgo que su afectación tenga en las personas.
Por ello, concluye que es importante proteger la naturaleza y el medio ambiente no solamente por su conexidad con una utilidad para el ser humano, o por los efectos de la degradación de esos recursos en las personas, sino por la importancia que estos tienen para los demás organismos vivos con quienes se comparte el planeta, también merecedores de protección.
En el ámbito internacional, en junio de 1992 la Organización de las Naciones Unidas celebró en Río de Janeiro, Brasil, la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que derivó en la aprobación del Convenio sobre la Diversidad Biológica, mismo que entró en vigor en diciembre de 1993.
El Convenio menciona que sus objetivos son la conservación de la diversidad biológica y la utilización sostenible de sus componentes. Señala que por diversidad biológica se entiende la variabilidad de organismos vivos, incluidos los ecosistemas terrestres y marinos, y los complejos ecológicos de los que forman parte, así como la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y entre los ecosistemas.
Agrega que por “utilización sostenible de los recursos”, debe entenderse que los componentes de la diversidad biológica deben ser utilizados de un modo y a un ritmo que no ocasione disminución a largo plazo de esa diversidad, a fin de mantener las posibilidades de ésta de satisfacer las necesidades y las aspiraciones de las generaciones actuales y futuras.
Algunas de las acciones contenidas en el Convenio, a cargo de los Estados, tienen que ver con adoptar un sistema de áreas protegidas para conservar la diversidad biológica; promover un desarrollo ambientalmente adecuado y sostenible en zonas adyacentes a las áreas protegidas con el fin de incrementar su protección; rehabilitar y restaurar ecosistemas degradados y promover la recuperación de especies amenazadas, entre otras.
En 2015 la ONU adoptó la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Los objetivos 13, 14 y 15 de dicha Agenda se relacionan con las acciones para combatir el cambio climático y sus efectos, la conservación y utilización adecuada de los océanos, mares y recursos marinos, la gestión eficiente de los bosques y la lucha contra la desertificación, así como detener la pérdida de la biodiversidad, respectivamente.
El contexto de la conmemoración del Día Internacional de la Diversidad Biológica es momento para recordar que México es uno de los países con mayor diversidad de flora, fauna y ecosistemas del mundo, y que la protección del medio ambiente y de los recursos naturales está íntimamente vinculada con la protección de nuestros derechos y con la vida y futuro de todas las especies con las que compartimos el planeta.
El autor es Director del Centro de Educación para los Derechos Humanos de la Academia IDH