Hablemos de Dios 225
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Muere el Papa Francisco, amado y querido por su mundo fiel ¿ha muerto Dios? caray. El mundo es raro. No es mi mundo, este ya no es mi mundo, lo he repetido muchas veces en este generoso espacio de VANGUARDIA. Todo en base a mi muletilla la cual ya luego supe, es del dominio público y universal; sí, pero bueno, el gran José Emilio Pacheco así lo dejó por escrito en un inmortal poema:
La ciudad en estos años cambió tantoQue ya no es mi ciudad...
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Pues sí, es mi frase machacona la cual no pocas veces la he dejado por escrito en este espacio: “Este ya no es mi mundo”. Lo voy a repetir de nuevo: cuando me vaya, no me duele ni me va a doler dejarlo. Hacen falta este tipo de pensadores, de poetas los cuales traen la verdad en su palabra. Por estas fechas trato de conseguir todos los libros de JEP, algunos de ellos y por motivos de la edición, prácticamente inconseguibles, amén de encontrarlos en bazares bajo el palio de los hados buenos de los libros.
Ha muerto el Papa Francisco. Sin duda, la muerte de un ser humano más pero ¿hablaba por celular con Dios?, ¿tenía el poder o lo tuvo de perdonar eso llamado pecados?, ¿cuáles?, ¿entonces por que sí perdonar ciertos pecados y no otros. Unos ya pasaron de moda y otros no? ¿Entonces es mera interpretación y no sujeción o reflexión? Nadie, o pocos se hacen las anteriores preguntas buenas y graves.
Le vuelvo a repetir las mismas preguntas que las he dejado caer en este espacio por años: ¿Dónde está Dios? Pues tiene los atributos que usted sabe y lo hemos repetido aquí no pocas veces: omnisciente, omnipotente y ubicuo. En traducción al lenguaje cristiano es lo siguiente: todo lo sabe, todo lo puede y está en todo lugar. Dios está en todas partes. Tan es así que su presencia (o ausencia, paradójicamente), todo lo anima y todo lo insufla.
Máxime en un país donde más del 80% de la población profesa la religión católica. Y vaya que le han llorado al Papa Francisco. Datos y fe en retroceso, pero aún así, harta población, harta masa. Y si Dios está en todo lugar, pues no podría exentarse de un libro de historia, vaya pues, la historia misma. O de un libro de poesía, de un gran poeta. Dios no es un personaje histórico ni de carne y hueso, y forma parte de nuestra historia patria y de nuestra historia poética. Historia forjada a base de sangre, muerte y fuego.
Si usted es humano, claro que debe de haber pensado en su trascendencia, reflexionar sobre su condición humana, y bueno, las preguntas cruciales que todo mundo nos hemos hecho alguna vez en la vida (ojo, los perros no se hacen semejantes preguntas, aunque los humanos los aman más que a otro ser humano): los misterios del alma y de Dios (de existir). Qué hago aquí, para qué sirvo, hay un futuro de felicidad y en paz; a dónde voy, qué sigue... ¿Y Dios?
Lo he leído poco y estoy subsanado mi errata. Hoy leo a Efraín Huerta (1914-1982). Y como gran poeta, como intelectual y como ser humano (el que piensa y habla por sí mismo: una persona), se pregunta (como usted y como yo) por los misterios del alma y de Dios. Es decir, busca eso llamado trascendencia o sondear lo divino, lo sagrado. Varios de sus textos hablan directamente de ello. Lea usted los siguientes versos por lo pronto,
¿Qué es un alma?... “es una rosa huérfana,una brasa cansada, dolorida,triste músculo frío, lacerado...”
ESQUINA-BAJAN
Pero también es: “Substancia poderosa, suave viento de marzo...” Caray, grandes versos, ¿qué es la poesía? Eso, la vida misma, grandes versos y explorar y reflexionar sobre Dios y sobre todo el mundo. El poeta Efraín Huerta fue rudo, muy rudo y su poesía como la de Jaime Sabines, aún hoy en tiempos de Internet, los muchachos (algunos) la siguen atesorando y la saben de memoria y la glosan.
Lea usted algunos versos de su poema titulado “Dolorido canto a la iglesia católica y a quienes en ella suelen confiar”. Provocador el maestro desde el título, lea usted un fragmento, un parágrafo: “La sabiduría es terreno propicio a la bondad,Y los golpes de pecho son las campanadas del pavor,Los enemigos de la danza y la primavera.El cielo y la tierra son propiedad del hombre...”
¡Caray! Poesía y letras para otro público, otros lectores. De hecho, Brasil y México son los países que tienen más fieles católicos en el mundo. Y por eso, se añora siempre un déspota al frente: un papucho, un dictador, un líder, un tirano como lo fue Lula, Rosas, Santa Anna, Carranza, Juárez, López Obrador... o un Papa, lo que eso signifique hoy.
El poeta Efraín Huerta escribe en uno de sus poemas que los católicos son “tragahostias”, sin duda, quien traga una hostia padece una ola de vicios y pecados la cual les duele tanto que deben de pedir perdón. Lo peor, lo piden aquí por un motivo: son absueltos y se van felices de sus latrocinios. ¿El paraíso o el infierno? Caray, todo mundo lo sabe, no existen.
LETRAS MINÚSCULAS
Escribe el maestro Efraín Huerta: “Se camina como entre cipreses,/ bajo la larga sombra del miedo,/siempre al pie de la muerte”. Y la muerte llegó al Papa Francisco. Fin.