La alegoría de la buena escuela de derechos humanos

COMPARTIR
Hace más de una década, escribí una tesis de maestría sobre “La regla del perfil idóneo. Un debate sobre el gobierno de los mejores”. Ese trabajo me dio la oportunidad de conocer la doctrina del buen gobierno a partir de autores antiguos y contemporáneos. En ese entonces me encontré con un texto de Quentin Skinner, de la Escuela de Cambridge, sobre el fresco del “Buon Governo de Ambrogio Lorenzetti”, que se encuentra en el Palacio Comunal de Siena, Italia.
Luego en una estancia de investigación pude conocer la pintura. Tenía muchas ganas de verla (después de un Pici al ragu). Me sorprendió el mural, sobre todo por la manera de explicar –en forma artística– una gran idea de filosofía política como lo es el “Buen Gobierno”. En ella se dibuja el concepto, las características, las virtudes y las consecuencias que tiene en una ciudad una dicotomía clásica que Norberto Bobbio nos enseña en sus lecciones, el buen o el mal gobierno, es decir, la polémica de la kakistocracia que Michelangelo Bovero sintetiza con su gramática de la democracia, a partir del papel que juegan los aristos contra los kakistos que se describen en la comedia de “Los Caballeros” de Aristófanes.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Los juristas deben ser filósofos?
La semana pasada, después de algunos años, volví a releer el trabajo de Skinner. Preparé un taller de Pintura & Derechos Humanos en la #LicenciaturaAiDH para discutir el derecho a la buena administración que, en clave contemporánea, debemos garantizar con una buena gestión de Ciudades DH para lograr los fines de una sociedad democrática. Me refrescó algunas ideas. Me recordó algunas experiencias.
En la última década, en efecto, en la AiDH hemos venido construyendo –con una nueva perspectiva jurídica– una nueva escuela para aprender el Derecho. He tenido, además, la oportunidad de aportar algunas ideas para definir el perfil del jurista del siglo 21 que aspiramos formar para servir a nuestra comunidad. En un contexto de violaciones graves a los derechos humanos se necesitan juristas DH. Lo hemos discutido. Lo hemos conceptualizado. Lo estamos implementando.
Una buena propuesta. Si pudiéramos dibujar la idea de una buena Escuela de Derecho sería genial. Creo que durante estos años tenemos un concepto del jurista creativo, sensible, racional y comprometido con la dignidad humana que queremos en nuestra comunidad. Ese perfil exige ciertas virtudes, ciertas condiciones de formación profesional. Debe cultivar la buena filosofía del Derecho. Debe entender con el arte los problemas de la realidad. Debe aprender la perspectiva comparada e internacional. Debe observar, practicar y ensayar la lucha de los derechos. Debe, pues, dominar la ciencia de la dignidad humana a partir de ciertos valores éticos que lo preparen para defender, en su contexto, la libertad, igualdad y fraternidad que debemos buscar en nuestra comunidad.
Si todo ello lo podemos colorear en los muros de la casa morada, podrá tener una gran referencia de identidad, porque así nacimos, crecimos y queremos vivir el Derecho, como una práctica social para asegurar los fines de la justicia.
TE PUEDE INTERESAR: Juventud resiliente: Construyendo el futuro hoy
Y como siempre: tendremos una buena influencia italiana, con una buena pasta, podemos observar la pared de la cafetería AiDH para recordarnos lo que también no queremos ser: una mala escuela de Derecho que forme a un abogado insensible, cerrado y mediocre para resolver los problemas de una sociedad, porque sus consecuencias serán malas leyes, malas sentencias, malos defensores, malas prácticas de violación de derechos humanos. Esa mala formación tradicional que ve en el Derecho un instrumento de dominación arbitraria que sólo protege la ley del más fuerte.
FRESCO AiDH
En el mes de septiembre, mes patrio mexicano, estaremos inaugurando la primera pincelada del mural. Se nos ha convocado para participar con ideas. Espero que podamos construir en común el concepto de la Buena Escuela de Derecho, la AiDH.
Estoy seguro que esa pintura nos va a dibujar el camino que debemos seguir para lograr el jurista AiDH que asegure los fines de la justicia, el artista de la dignidad humana.