La claudicación en la disciplina fiscal... reventará en las manos de la próxima administración
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La información contenida en los Pre-Criterios Generales de Política Económica para el ejercicio fiscal del año 2025 debe de ponernos en alerta máxima sobre el panorama en las finanzas públicas que se nos viene en el corto plazo.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dio cumplimiento con lo establecido en el artículo 42 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH), al publicar las perspectivas y estimados que observa para el cierre de este año, así como para el próximo en materia de finanzas públicas. Lo anterior, a modo de adelanto para lo que serían ya oficialmente los Criterios Generales de Política Económica que presentará en septiembre dentro del Paquete Económico 2025.
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De suma preocupación resulta el estimado del cierre para este año de los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) −la medida más amplia del déficit fiscal−, que alcanzaría el 5.9 por ciento del PIB, desde el 5.4 por ciento previsto inicialmente. Cabe precisar que se trataría del nivel más alto como proporción del PIB para este indicador desde el año 2008, en el que la Secretaría de Hacienda tiene registros.
En el tema de la deuda pública, medida a través del Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), se estima que cierre el 2024 en 50.2 por ciento del PIB, ubicándose exactamente en el mismo nivel que se encontraba en el año 2020, en plena crisis económica por la pandemia del COVID.
Y no es que en aquel entonces la relación deuda/PIB haya aumentado por una acción decidida y contundente del Gobierno de utilizar el gasto público para mitigar los efectos. Recordemos que, en el año 2020, la economía se nos cayó alrededor de 8 por ciento y por cuestiones aritméticas el cociente aumentó. Caso contrario a lo que se prevé para este año en el que se apuesta por echar a andar la máquina del gasto público.
No faltarán algunos ingenuos que apunten que en los mismos Pre-Criterios se establece que para el año 2025 se estiman unos RFSP del 3 por ciento del PIB. Ese ejercicio, que establece la LFPRH de proyectar hacia los siguientes ejercicios fiscales, es algo que no tiene sentido que se realice en el último año de la administración. Bien sabemos que a los gobernantes que salen les vale un sorbete lo que venga después.
Mientras tanto, varias preguntas quedan en el aire, ¿por qué el Gobierno le dio más prioridad a endeudarse en su último año de administración, que en la misma recesión provocada por la pandemia?, ¿cuánto tiempo esperarán las agencias calificadoras para una rebaja de la nota crediticia?, ¿en dónde están los legisladores de oposición para levantar la voz antes de que estalle la bomba en la parte fiscal?, ¿cuál es la postura (la de él) del secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas?
Ciertamente estamos muy lejos de una crisis financiera de fin de sexenio. Las cifras de la balanza de pagos no son para preocupar aún. Pero en el terreno fiscal, el tema de Pemex, las pensiones y las cifras ya mencionadas, conforman un cóctel muy peligroso que les reventará en las manos a la próxima administración durante el primer tercio de su gobierno.
Guillermo Garza De La Fuente
Economista y Catedrático de la Facultad de Economía de la UAdeC
Twitter: @guillermo_garza