La grilla en Garza García
COMPARTIR
San Pedro no es la joya de la corona. Ni siquiera la esmeralda o el rubí
Por años hicieron del centrito valle su centro social. Convocados al desdén, lo efímero, malgastar en tercera generación las ganancias, las utilidades y los negocios de sus consanguíneos sefardíes.
San Pedro no es la joya de la corona. Ni siquiera la esmeralda o el rubí. Guarida de hampones. Cuarteles generales de los intocables del crimen organizado.
La publicación del Sierra Madre le dio vista a los Hermanos Macana. Cubrir té canasta en el campestre. Las visitas al Vaticano por las pías parejas de los tremebundos inversionistas.
Comprar bulas papales. Sacar del purgatorio al ancestro. Darle consuelo y alivio por segundos. Antes de continuar en el tormento eterno.
Los hermanos Macana escribieron páginas enteras del ahora sexagenario Hernán Sada. Para sus padres resultó, como pasa con los indeseables, la cruz de todos los pesares. Inscribirlo en la academia militar lo volvió imparable. Conseguir permisos apócrifos. Las primeras borracheras en los dormitorios. Forjar el cigarrillo de mariguana.
Al regreso a la metrópolis, los amigos cambiaron. Muchos de ellos experimentaban con producto traído directamente de Colombia. Los meseros y los jefes de barra surtían a las mesas además del alcohol las grapas.
Hernán enloqueció en la naturaleza de los autosuficientes. Extender la mano a papá o a mamá. Las negativas pasmosas en el despeñadero del berrinchudo. Los hermanos Macana, consultaban directamente, incluyendo los editores del Sierra Madre, las aventuras del joven autodestructor de salud.
Con la desaparición física de su señor padre, Hernán, a quien le llaman de apodo como un insecto, prometió enmendarse.
Cada ingreso al anexo hasta tocar piso o fondo del mar nauseabundo de los jugos gástricos.
Hernán entró en la onda de las redes sociales. Su nueva droga mostrar la vida del jet set norteño freestyle. Entrón, pero no jalador. Fantoche tatuado con los mejores ilustradores corporales.
Pontifica sobre los pleitos en el centrito. Su zona preferida de pase junto a Gómez Morín y Alfonso Reyes.
Jamás menciono detrás de las carillas blancas de la sonrisa, no es Ozzy Osbourne, los años fermentados de sus antojos infinitos.
Viaja a coste de la herencia. Laborar, de 9 a 5 jamás lo ha probado. Para eso tiene el sequito de guaruras las 24 horas. Mientras el señor duerme en su departamento, acompañado con los hairheads regiomontanos. En la recamara lo esperan las dulces Cherry pies del este de Europa.
Quiere hacer algo de provecho. Trabaja. El consejo es gratuito. Para el preferido de los hermanos Macana del Sierra Madre.