LEA Y AMLO: ¿el mismo ADN?

¿Comparten el mismo ADN del priismo corporativo presidencial y vertical de los años 1970s? ¿Corre por sus venas el torrente populista? De esas posibles afinidades vemos hoy una vertiente en la política internacional; específicamente la relacionada con Israel.

LEA: El 10 de noviembre de 1975 la ONU aprobó la resolución 3379 que definió al sionismo como una forma de racismo y México votó a favor. Al día siguiente, alrededor de 200 mil judíos se manifestaron en Nueva York y otras ciudades importantes de Estados Unidos contra esta determinación. Había indicios de que Echeverría aspiraba a la Secretaría General de las Naciones Unidas, y buscaba el voto del bloque árabe-soviético.

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De inmediato llegaron a Los Pinos cartas de protesta, pues los judíos se sintieron traicionados por un país al que estimaban y en el que se sentían a gusto cuando lo visitaban. El 27 de noviembre, Echeverría sostuvo en la mansión presidencial un desayuno de cerca de tres horas con los líderes hebreos estadounidenses. Hay que hacer notar que la comunidad israelita de nuestro país no lideró esta iniciativa.

Dos temas ocuparon la agenda: la presunta apertura de una oficina de la OLP en nuestro territorio y el voto ya referido en la ONU. El Presidente acordó revisar el primer punto y anunció el viaje a Israel para el cuatro de diciembre del canciller Emilio Rabasa, con la finalidad de limar asperezas.

A pesar de las promesas de Echeverría en la reunión referida, el cinco de diciembre México volvió a votar en contra de Israel, repitiendo la misma acción en otra votación el 15 de ese mes. Los judíos se sintieron traicionados, y decidieron iniciar un boicot turístico, que se tradujo al menos en la cancelación de 33 mil viajes y 100 mil noches de hotel en Acapulco. En ese tiempo el 50 por ciento de los dólares del turismo provenían de los judíos de Estados Unidos.

La presión iba en aumento, y el 29 de diciembre renunció Emilio Rabasa -quien pagó los platos rotos- a la Secretaría de Relaciones Exteriores. El boicot terminó a principios de febrero de 1976 y con el tiempo México modificó el sentido de su voto.

Para esta parte del artículo tomé como referencia el excelente trabajo realizado por la investigadora Ariela Katz Gugenheim, publicado en “Historia Mexicana”, del Colegio de México, el sitio Research Gate y la revista Nexos.

AMLO: El pasado nueve de octubre, el Presidente omitió condenar los actos terroristas cometidos contra civiles y que están plenamente documentados, contradiciendo en los hechos la postura asumida en un primer momento por nuestra cancillería y colocando a su titular, Alicia Bárcena en una posición incómoda, tal como le sucedió a Rabasa.

El gobierno de Israel protestó por la postura de AMLO y hasta ahora no se tiene conocimiento de lo que podría venir después. En este punto hay que tener presente que si bien el Estado judío tiene poco más de nueve millones de habitantes, su influencia y contactos se extienden por todo el mundo, contando con un enorme poder económico.

Es importante mencionar, que los israelitas son líderes globales en temas como la conservación del agua y la generación de energía geotérmica, siendo que el acceso a esas tecnologías pudiera ser en su momento, importante para un estado como Coahuila. Surge la pregunta: ¿Qué podemos esperar de los terroristas de Hamas? No me imagino en que nos pudiera beneficiar el quedar bien con ellos, salvo que nos proporcionen tecnología para la fabricación de bombas, explosivos o la construcción de túneles.

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La decisión de Echeverría al menos tenía un objetivo: presidir la ONU, pero en el caso de AMLO: ¿qué pretende? Sólo que la idea fuese dar la contra y hacerse notar entre los estados totalitarios y los que apoyan el terrorismo en el mundo. Para comprobar esto último, hay que ver el mapa mundial sobre el posicionamiento de los países, quedando México al margen de las naciones democráticas.

Otra afinidad: Ambos mandatarios incrementaron fuertemente la deuda, lo que condujo en 1976 a la devaluación del peso. Espero que esto último no se repita al final del actual sexenio, aunque... Se trata de dos populistas que tropezaron con la piedra llamada Israel y que al parecer, comparten el mismo código genético.