Los Midas y la startup dorada
COMPARTIR
Los rumores dicen que todo lo que tocan se convierte en éxito. Aunque nadie, absolutamente nadie, se atreve a revisar los estados financieros
En el ecosistema emprendedor hay soñadores, gestores, ejecutores, fundadores, mentores...Y luego están Los Midas.
“Doña” o “Don”, qué más da: son personajes de cuento, dotados de recursos que la mayoría de las emprendedoras y emprendedores sólo ve pasar desde la ventana del coworking.
Los Midas son una leyenda viva del ecosistema. Todos han escuchado de esas personas que “todo lo que tocan... lo convierten en éxito”.
TE PUEDE INTERESAR: El TACA Pérez: Máster en el arte de emprender con consejos gratis (y salir carísimo)
También conocidas como: Sus Majestades del Milagro Financiero.
No importa que el proyecto sea vender gomitas enchiladas, perfumería personalizada, quiropraxia para perros o productos milagro de belleza...
Si la iniciativa trae su bendición, es oro puro. (Bueno... para el emprendedor, un sticker dorado laminado. Para sus majestades, un fajo de billetes recién planchadito).
Provienen de dinastías ilustres, casas de abolengo empresarial o político.
Sus logros más ruidosos suelen tener ese tono sepia nostálgico, registrado en álbumes familiares con títulos como:
– Papá cerrando trato con el presidente del club de polo.
– Tatarabuelo abriendo la primera distribuidora de papel moneda.
– Abuelo haciendo networking en la embajada, 1978.
Con vestimenta impecable, alta costura de temporada y accesorios que confirman —y recalcan— el linaje, Los Midas no operan una startup: la apadrinan con apellido compuesto y sabiduría eterna.
Una de sus anécdotas favoritas, repetida en cenas de gala y podcasts aspiracionales:
“Mi primera empresa la monté en Harvard... o en un café de al lado, pero se entendió la vibra. Y ya sabes, no es suerte, es visión”.
(Aunque, claro, ayuda bastante, tener respaldo financiero de sobra).
Los Midas no tienen startup.
No levantan capital (les sobra).
No pivotean, no iteran, no hacen pitch.
Simplemente aparecen... y bendicen.
TE PUEDE INTERESAR: El emprendedor serial de humo
Los rumores dicen que todo lo que tocan se convierte en éxito.
Aunque nadie, absolutamente nadie, se atreve a revisar los estados financieros.
Sería, por supuesto, de pésimo gusto... cuestionar al linaje.
Los Midas no asesoran: ungen.
Hablan de “visión”, “trascendencia”, “legado” y “dinastía empresarial”.
Reciben a emprendedores con una copa de vino y la mirada de quien ya fundó diez empresas en otra vida...
Aunque, en esta, solo haya creado un club de cómics edición limitada, uno de autos exóticos y tal vez un club de polo corporativo.
Publican frases como:
“Algunos me escuchan por cortesía.
Otros... por necesidad.
Y unos pocos, por sabiduría”.
Sus clientes son seleccionados con lupa. Curados como jamones ibéricos.
Filtrados por abolengo, apellido compuesto o, mínimo, una cuenta offshore respetable.
Y si un emprendedor de a pie logra colarse a su radar, el consejo es siempre el mismo:
“Invierte fuertemente en ti. Pero con alguien como yo guiando el camino”.
(Traducción: si te alcanza para el paquete extra-premium, te irá bien).
La startup que recibe su “toque” no mejora realmente, pero se vuelve instagrameable.
Empieza a hablar con acento aspiracional, adopta branding con serif dorada y en cada pitch aparecen palabras como: legado, transgeneracional, herencia de innovación.
Y aunque no vende nada, logra una nota en Forbes bajo la sección:
“Historia inspiradora con respaldo fiduciario”.
Porque esa es la magia de Los Midas: no escalan negocios, escalan narrativas.
No construyen futuros, maquillan pasados.
Y en un ecosistema obsesionado con aparentar, eso basta.
Como diría don Cruz Treviño Martínez de la Garza:
“La vida está hecha de pequeñas decisiones... aprovecha las buenas”.
Ahora ya lo sabes: no todo lo que brilla es éxito.
Algunas historias tienen más de abolengo que de emprendimiento. Más herencia que estrategia.
Así que si te topas con una startup ungida que vende lo mismo que tú... no te desanimes.
Ahora sabes bien que, detrás de ese éxito relampagueante, suelen estar Los Midas operando.
Mientras tú... sigues perfeccionando tu pitch en la fila del coworking.
Y si te queda el sabor de un expreso doble de Mandrake... no te angusties y/o aflijas: no estás sólo. Somos millones andando este camino.
#SaborAMandrake