Los narcisistas no tienen espejos
Por encima de ellos nada. Debajo de ellos todos. No planean, ejecutan. Le dan rienda suelta al destino
Despiertan y para ellos apenas se asoma el sol. Les saluda. También habla como majestad. En sus aposentos impera el desorden organizado.
Por encima de ellos nada. Debajo de ellos todos. No planean, ejecutan. Le dan rienda suelta al destino. Con ello cumplen con la máxima a la cual al venido a la vida.
Imponen la moda. Despreocupados por la combinación de sus ropajes. La importancia es en el alma. No es peripecias de pervertidos.
Al bajar al desayunador sus empleados conocen el término justo de los huevos benedictinos. Lleva prisa. Para la primera reunión se tocarán temas de importancia como nunca.
La avanzada de guaruras lo guía por cada uno de los salones imperiales. En una iluminación celestial determina su aprobación del 60% es una muestra de lo bien de sus planes.
Ojalá pudiera seguir otros seis años. Si la nación lo demandara romperíamos con todos los prejuicios y tabús desde la época de Don Porfirio.
El sequito de los generales saludan con riguroso celo y formalidad. El país sigue hundido en la sangre de los grupos del crimen organizado. Deben ser los conservadores. Ellos con tal de lastimar la democracia venderían hasta el alma de su madre.
Aquí solo se escuchan las suelas de sus zapatos. Las frecuencias de televisión hermanadas a una sola señal. México es un país grande. Como lo son cada uno de sus ciudadanos.
Al pontificar el asombro de los pseudoperiodistas y de los carroñeros de la información. Ya llevan la frase. La de ocho columnas. En interiores se publica los convoyes de camionetas blindadas. Los extorsionados y los topetones de civiles con la marina.
Otro día más. Y se retira a su oficina a descascarar un puñado de nueces, mientras observa la repetición grabada del partido de beisbol de las ligas mayores.
Encuesta Vanguardia
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