Lunes Negro: El mundo arde mientras Claudia festeja ‘trato magnánimo’ de Trump

Opinión
/ 7 abril 2025

Un lunes negro sin duda para el mundo. Para Claudia Sheinbaum, otro día gris más

Pensé que sería un lunes cualquiera, de quejarse de la rutina godín y maldecir la vida asalariada.

Pero desde que tuve la mala idea de conectarme a la red para saber cómo se habían comportado mis acciones de “Frescapié” una vez concluido el Festival Pa’l Norte, me di cuenta de que en todo el mundo había sido declarado Lunes Negro y no precisamente porque se estuviera celebrando el Día del Mole Oaxaqueño, sino porque los mercados financieros alrededor del planeta estaban cayendo tan estrepitosamente que casi podían escucharse crujir con tan sólo guardar silencio y prestar algo de atención.

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Tal fue la respuesta de las bolsas en Europa, Asia y América a la guerra arancelaria que el Presidente de EU le declaró al mundo entero, una previsible reacción que combina la estoica actitud de dos viejos y conocidos memes: “¡Pos me muero!” y “¡Ah, bueno, chingo mi madre!”.

He visto a cualquier cantidad de analistas tratando de encontrarle la cuadratura al círculo. Los más modestos admiten que no pueden descifrar qué pretende el horrible hombre naranja ese. Otros, más arrogantes, aseguran saber cuál es la posible jugada maestra detrás de todo este sinsentido económico cuyas primeras consecuencias pagarán los propios votantes de Donald J. Trump, esos que lo votaron porque están convencidos de que un magnate de segunda, ávido de atención e inescrupuloso gordo nalgón que se la pasa jugando golf, es el que mejor entiende las necesidades de la clase trabajadora norteamericana.

Ya le digo, los expertos no se ponen de acuerdo: ¿Estamos atestiguando el macrosuicidio económico de EU, o hay un elaborado plan cuyo resplandeciente éxito nos deslumbrará una vez pasada la oscura incertidumbre inicial?

Yo no le voy a mentir. No tengo la menor idea de cómo se comportan los mercados bursátiles. A mí el de la tiendita me dice: “¿No tendrá dos pesos para darle 20 de cambio?” y me quedo ciclado media hora haciendo cálculos.

Pero a pesar de mi ignorancia, yo no pondría la economía de la nación más poderosa del mundo en manos de un güey que durante la pandemia de COVID propuso inyectarnos cloro y rayos UV.

A propósito de la pandemia, ahí la llevamos, replicando el siglo 20 paso por paso como siguiendo el manual: Ya tuvimos nuestro bicho apocalíptico (como la Gripe Española de 1918) y ahora Estados Unidos está gestando una nueva Gran Depresión (“GD-2 ¿Vas a terminarte tu rata asada?”).

Ya nomás nos van a faltar dos Guerras Mundiales, pero no se apure, que ya de ello se está encargando el Tío Putin (“Putín”, dijo Xóchitl Gálvez).

Pero independientemente de si es Trump el incomprendido profeta de una nueva era de paz y prosperidad, o si es tan sólo un Nerón cuyo plan restaurador para su antiguo imperio se reduce a prenderle fuego a todo con un cerillo, el resto de las naciones están obligadas a fijar una postura.

Y lo hicieron. Prácticamente todos los países del mundo externaron su preocupación, pero no se conformaron con ello, sino que presentaron también un plan de contraataque comercial. Sólo cinco naciones se abstuvieron de pronunciarse en contra del “Plan Trump para ver al mundo arder”.

Rusia y Corea del Norte (la Corea que no es simpática ni amistosa) no mostraron inconformidad ninguna porque, curiosa y sospechosamente, Estados Unidos los trató bastante bien en esta declaración de guerra comercial (por si gusta alimentar aún más la teoría de que Trump es un aliado de los principales villanos del mundo libre).

Javier Milei también agradeció que el castigo para Argentina fue modesto −como él− en comparación con el de otros países. Y es que los tangos como sea cotizan a la baja y Milei no deja de ser un perrito triste que muere porque lo adopte la Casa Blanca (aunque ese lugar ya lo tiene Musk... al que pronto podrían sacrificar... ¡Aguante, Javier!).

Otros que no se mostraron preocupados por el futuro (dichosos ellos) fueron los habitantes de las Islas Heard y McDonald. Y ello obedece a que los habitantes de dichos territorios son sólo focas y pingüinos y no hubo entre todos quién emitiera un comunicado oficial. Es en serio, Donald Trump impuso aranceles a unas islas tan despobladas que ya hasta las andan codiciando los de Antorcha Campesina.

El otro país que no se quejó y, de hecho, hasta lo celebró como una victoria, fue México. ¡No podía saberse! Si somos el único país que cada Mundial de futbol celebra el pase a la segunda ronda como si hubiéramos conquistado un título intergaláctico. Y más el presente régimen, que resignifica los peores fracasos, las más catastróficas decisiones y los más crasos yerros como logros, aciertos, triunfos, logros, conquistas, hazañas, proezas y excusas para volver a llenar el Zócalo.

Vamos, que en efecto el señor Trump nos trató con deferencia y hasta benevolencia, si usted quiere, pero de ninguna manera nos dejó intactos. Pero si nos cuece aparte no es porque nos guarde en un lugar especial de su seboso corazón, sino porque bien que mal, mal que bien, somos socios unidos por el indisoluble vínculo geográfico que compartimos: Tres mil 152 kilómetros de la frontera más económicamente importante del mundo. Y lo mismo Canadá (ocho mil 893 kilómetros).

Sucede que, aun si Trump busca dinamitar el comercio mundial, necesita tiempo para hacerlo. Y si le da en la madre al tratado comercial de América del Norte del que participamos, a lo mejor es la propia economía de EU la que no aguanta, poniendo en peligro la hegemonía gringa que le permite hoy llevar a cabo su malévolo plan (sea cual sea).

Pero nuevamente nuestra Presidenta con P lo celebra como si fuese un logro de su gestión; y sus apologistas y comentadores de a peso lo repiten hasta que casi se lo creen. Y nuevamente, ello no tiene ningún sentido si, pese al T-MEC, se nos impusieron aranceles que de cualquier manera significarán pérdidas multimillonarias para México.

Canadá obtuvo el mismo trato, pero sin la actitud sumisa y pusilánime del Gobierno de Claudia Sheinbaum. Canadá de hecho anunció represalias arancelarias a las políticas de Trump, mismas que también critica como un error de proporciones bíblico-apocalípticas.

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México, en cambio, ni madres que se atreve a hacer un posicionamiento enérgico y categórico frente a estas medidas arbitrarias que violan nuestro acuerdo comercial. Sólo se congratula de que, por propia conveniencia gringa, recibimos un “trato magnánimo”.

La razón para minimizar la gravedad de este escenario es la falta de un plan de contingencia para afrontarlo. Y el motivo para no ser capaz ni siquiera de externar inconformidad es la sumisión propia de quien es chantajeado desde la Casa Blanca por la cauda de complicidades criminales que el Gobierno de México arrastra

Un lunes negro sin duda para el mundo. Para Claudia Sheinbaum, otro día gris más.

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