Mágica atmósfera: La riqueza de Real de Catorce

Opinión
/ 3 diciembre 2024

El pueblo mágico de Real de Catorce... vive en una atmósfera envuelta entre el encanto, la magia y la intensa vida turística

La noche luce estrellada. Es sábado 30 de noviembre por la tarde. La guía de turistas dirige al grupo en Real de Catorce, San Luis Potosí, vestida de azul turquesa, a la usanza −remarca− de la época de Porfirio Díaz. “Me puse a ver los ropajes de esos años, y elegí este color”. Se lleva bien con uno de los elementos que dan identidad al pueblo. Representaciones de estrellas pueden verse, en un fondo azul celeste, en el santuario dedicado al santo patrono, Francisco de Asís, y en multitud de elementos arquitectónicos.

Habla entusiasmada del año en que se empezó a construir el Túnel de Ogarrio, el único acceso al pueblo: “Fue en 1897 y se inauguró el 2 de abril de 1901”.

TE PUEDE INTERESAR: Saltillo: Tienditas de la esquina, vida para rato

Para el momento de recibir la información, los 40 turistas que escuchan a Gloria, la guía, tuvieron que atravesar este túnel de poco más de dos kilómetros de largo. Lo hicieron en camionetas que abordaron a la entrada o desde sus autos particulares. Ninguno en camión porque ese, con sus dimensiones, no cabe. “Ogarrio recuerda el nombre del pueblo español de donde era originario el promotor del túnel, Vicente Irizar”, continúa la guía, mientras un perro sube los escalones y se coloca a un lado de ella. Mientras habla de los turnos que la gente debe tomar al salir o al entrar al túnel, el can se acuesta. “Esto se va a poner perrón”, sonríe Gloria.

El pueblo mágico de Real de Catorce, tan repetidamente fotografiado, escenario de películas nacionales y extranjeras, y recientemente de la cinta mexicana “Pedro Páramo”, vive en una atmósfera envuelta entre el encanto, la magia y la intensa vida turística. Una vida turística principalmente, por lo menos en estas fechas, nacional, aunque por estos días tuvo lugar un desfile de modas de la marca mexicana Pineda Covalin, para reunir fondos en beneficio de la emblemática Plaza de Armas, evento presidido por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard.

El flujo de los visitantes es constante: filas de viajeros que llegan; hacen largas filas también los que se van. El movimiento alrededor de las plazas, la iglesia, los andadores, es incesante. La venta de artesanías local y de la región compite con productos de origen chino. Hay dulces de tuna, obleas de sabores, cajeta, conchas con la figura del representativo peyote, pan francés, donas, orégano, mucho orégano, chorizo; y de estos puestos a otros, inmediatos: carritos de plástico, muñecos de peluche, chalinas, mantas, suéteres, gabanes, chamarras de piel y mezclilla.

Luce limpio Real de Catorce, luce iluminado, luce radiante. Afuera del panteón, Gloria bromea al destacar que el centro de salud y el panteón están a escasos metros de distancia: “Aquí... en cortito...”, dice.

En un instante se transforma y vuelve grave la voz para referirse a la historia del panteón y la importancia de recordar a los seres queridos: “Una lágrima por ellos se desvanece; una oración permanece para siempre”.

Sigue caminando y dirige al grupo a un escampado: ahí acostumbran a instalarse en campamento los turistas. El lugar muy amplio y de tierra suelta, resulta sobrecogedor. A unos cuantos metros del panteón, luce igual, invadido por la oscuridad. Gloria pide a todos apagar el celular, con que iluminabas su andar. Motiva a todos a mirar el espectáculo de estrellas y hace que giren sus rostros de un lado a otro al observar, o querer observar, “cómo una estrella cruza el firmamento. Pidan un deseo”. Cuando remarca: “Allá va otra, y otra más...”, un joven rompe la expectación de todos exclamando “Chocaron, no manches”.

TE PUEDE INTERESAR: En Real de Catorce planean habilitar nueva salida para liberar tráfico en el Túnel Ogarrio

Lo que pronuncia a continuación la guía es una palabra de los wixárika: “Pamparius”: “Gracias”, interpretando enseguida el himno del pueblo. Describe a los visitantes como el oro y la plata, “riqueza de Real”.

Y, como en la canción de Serrat, “La Fiesta de San Juan”, el sol nos dice que llegó el final: cada quien a su hogar, sintiéndose un poco más, creo, un poco más mexicanos.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM