Mercadotecnia política: el Poder Legislativo como objetivo

Opinión
/ 10 julio 2023
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Desde los años 70 del siglo pasado, la expansión mundial del capital productivo, comercial y financiero requirió de mínimas restricciones y barreras. La estrategia para abrir mercados periféricos fue reducir las exportaciones de los países subdesarrollados y elevar la tasa de interés del pago de deuda externa, lo que generó agudas crisis económicas. El Fondo Monetario Internacional (FMI), como intermediario entre países acreedores y deudores, presionó al cambio en la política económica de países latinoamericanos.

En México, los gobiernos de Miguel de la Madrid (1982-1988) y de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) fueron estrategias neoliberales para pasar a establecer el Estado gerencial y de libre mercado: privatizaciones o liquidación de empresas paraestatales; reprivatización de bancos; contención salarial; reducción de gasto social; disminución de inversión física o coinversión con capital privado; crédito social para vivienda referido a tasas comerciales; programas sociales como dádivas y no como derechos; flexibilización en propiedad rural y costera; entre otras. Lo anterior en contubernio Gobierno federal-grupos empresariales.

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En 1994 se generó una crisis económica, con quiebras de bancos y su ominoso rescate “expediente Fobaproa”, decisión negociada por el gobierno priista en diciembre de 1998 con el Partido Acción Nacional, cuyo resultado, se intuye, fue el triunfo en las elecciones de 2000 y 2006, con campañas opacadas del PRI en la elección de Vicente Fox y Felipe Calderón, esta última cuestionada por fraude, pero validada por los dos partidos como la derecha política mexicana.

Distinguidos priistas y panistas pactaron y convivieron -y auú hoy- con expresidentes de la República, gobernadores y exgobernadores, con líderes sindicales y poderosos empresarios, dueños de medios de comunicación y sus conductores, con intelectuales, académicos y “representantes” de la sociedad civil.

Singular conexión que hasta reconocidas figuras del panismo apoyaron abiertamente la candidatura de Enrique Peña Nieto, sin recibir sanción alguna de su partido, aunque fue cuestionado el triunfo priista por excesivos gastos de campaña, obviamente Acción Nacional validó la elección del 2012. El Estado gerencial continuó con “reformas de gran calado” para que la inversión privada favorecida en cadenas de hidrocarburos y electricidad, extracción minera, hasta en salud y centros de rehabilitación social, entre otros rubros. Respaldados por medios de comunicación nacionales y locales, el objetivo fue la mínima participación del Estado en el desarrollo económico del país, sin su intervención en la distribución de riqueza.

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En 2018 la posición de centro-izquierda triunfó en las elecciones federales e inició la cimentación jurídica acorde al Estado de bienestar con responsabilidad social, garante de derechos sociales y económicos, con impulso del mercado interno. “La forma es fondo” y, convocados por la oligarquía, explícitamente se coaligaron PRI, PAN y PRD comparsa (Va por México) para criticar, cuestionar y bloquear toda iniciativa y decisión del gobierno federal, esto con apoyo del Poder Judicial y organismos autónomos, incluidos medios, intelectuales y académicos; anuncian la catástrofe económica, sin embargo, hasta ahora los resultados son aceptables.

Ante la amplia aceptación al gobierno del presidente López Obrador, para las elecciones federales de 2024 el cónclave de la derecha impulsa una mercadotecnia para la candidatura presidencial: con supuesta cercanía popular, pero aceptada por las clases medias; con simpatía y trayectoria de esfuerzo personal; a favor de ampliar programas sociales; que apoye la igualdad de género y a minorías indígenas; entre otras virtudes y cualidades. Previsiblemente, la ungida es la senadora panista Xóchitl Gálvez, ampliamente promovida en medios, aun con un supuesto proceso de selección entre aspirantes.

Con la “izquierda de la derecha” (¡?!), el objetivo es que en el resultado del proceso electoral, Morena y sus aliados no obtengan dos tercios de curules en las cámaras de diputados y senadores para detener el cambio de régimen político y económico. El año próximo la sociedad mexicana decidirá el rumbo del país.

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