México 2025: Cuando los récords ocultan la crisis

Opinión
/ 1 diciembre 2025

La economía mexicana ha entrado en una fase de profunda debilidad, una realidad que los datos oficiales del tercer trimestre de 2025 no solo confirman, sino que revisten de una inquietante preocupación.

El primer signo de alerta es la actividad económica. El PIB, con cifras desestacionalizadas y en términos reales, sufrió una disminución trimestral de 0.3% en el tercer trimestre de 2025. A tasa anual, la contracción fue de 0.2%.

Esta desaceleración está impulsada, principalmente, por el sector industrial: las actividades secundarias cayeron un alarmante 2.7% anual.

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Si bien las actividades terciarias (servicios) crecieron un 1.0%, su dinamismo no fue suficiente para compensar el desplome manufacturero y de la construcción, poniendo a la economía al borde de lo que se conoce como una recesión técnica.

En este contexto de debilidad interna, la Balanza de Pagos presentó un resultado que tradicionalmente - pero de manera incorrecta - se interpreta como positivo, pero que aquí esconde una preocupación.

En el tercer trimestre de 2025, la cuenta corriente registró un superávit de $2,325 millones de dólares, equivalente al 0.5% del PIB.

Este resultado contrasta marcadamente con el déficit del 0.5% del PIB reportado en el tercer trimestre de 2024.

El significado de un superávit en cuenta corriente para una economía a la baja es crucial. Mientras que un superávit ideal se logra por un auge en las exportaciones (demanda externa fuerte), en un entorno de contracción interna, a menudo es producto de una caída abrupta de las importaciones.

Esto sucede cuando las empresas reducen la compra de insumos productivos y los consumidores limitan la adquisición de bienes, reflejando una menor inversión y un debilitamiento de la demanda doméstica.

En este entorno, el reporte de empleo del IMSS de octubre agrega un matiz agridulce. A primera vista, la creación de 198,454 empleos formales en el mes parece robusta. Sin embargo, el diablo está en los detalles: el crecimiento anual de puestos de trabajo en los últimos doce meses se ha desplomado a un escuálido 0.1% (20 mil puestos de trabajo adicionales).

Esto significa que el ritmo de contratación formal es insuficiente para absorber la demanda demográfica, sugiriendo que las empresas han frenado sus planes de expansión ante la incertidumbre. Aunque el gobierno celebra un total histórico de 22.8 millones de afiliados, la desaceleración en el margen es innegable.

Esta debilidad del empleo formal tiene un vaso comunicante directo con los datos de la ENOE. Al no encontrar cabida en la formalidad, la fuerza laboral se deteriora: la tasa de informalidad laboral repuntó al 55.7% en octubre de 2025, frente al 54.1% de un año antes.

Simultáneamente, la tasa de participación cayó del 60.2% al 59.9%, indicando que más mexicanos, desalentados, han dejado de buscar trabajo.

El mercado laboral, si bien mantiene una tasa de desocupación relativamente baja (2.6% en octubre de 2025, frente a 2.5% un año antes), exhibe un claro deterioro al analizar los diferentes indicadores en su conjunto..

En síntesis, la economía mexicana enfrenta una encrucijada peligrosa: una contracción interna evidente en el PIB industrial, un superávit externo que evidencia un síntoma de debilidad de la demanda y un deterioro en el mercado laboral que profundiza su precarización.

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