México-EU: ¿comenzó la ‘guerra de aranceles’?

“No hay margen para México ni para Canadá, no. Los aranceles están listos y entran en vigor mañana (hoy)... Será muy costoso aprovecharse de este país, robarnos el dinero, los empleos, nuestras fábricas y negocios, y esperar no ser castigados. Están siendo castigados con aranceles. Es un arma muy poderosa”.

Las expresiones anteriores corresponden a la forma como el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, habría anunciado ayer, en forma definitiva, la entrada en vigor de los tan comentados aranceles extraordinarios con los cuales pretende “castigar” a México y Canadá por −desde su perspectiva− hacer poco para detener la inmigración ilegal y el tráfico de estupefacientes hacia el territorio del vecino país.

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¿Es un hecho, entonces, que a partir de hoy los productos mexicanos que se exportan hacia los Estados Unidos tendrán un sobrecosto? La verdad es que eso no está claro del todo.

Y esto es así porque no basta que el presidente de los Estados Unidos lo señale en un discurso −o en una entrevista− para que la medida surta efecto. Al tratarse de un elemento de la relación bilateral, que está regida por reglas precisas, es necesario cubrir algunas formalidades para que las “nuevas reglas” del comercio internacional entre ambos países operen en la realidad.

Que exista un cierto grado de incertidumbre respecto de la tasa impositiva, así como de los productos a los cuales se aplicaría, ¿implica la posibilidad de que, al final, Trump “aplace” una vez más la medida?

El más elemental sentido común parece aconsejar no ser optimistas y asumir que, al final del día, los aranceles −con todas sus nocivas consecuencias, de acuerdo con todas las voces especializadas− llegarán e impactarán el comercio internacional.

Al respecto, la presidenta Claudia Sheinbaum dijo ayer, en su conferencia de prensa matutina, que esperaría a conocer los detalles de la decisión para definir la ruta de acción que seguirá México. Su contraparte canadiense, sin embargo, anunció ayer mismo la imposición de un gravamen del 25 por ciento a las importaciones que dicho país hace desde los Estados Unidos.

No hay que ser demasiado perspicaces para adivinar la ruta que seguirá nuestro país: habremos de responder con la imposición de aranceles a las exportaciones estadounidenses hacia nuestro país, pues tal es la única medida razonable, al menos en un primer momento.

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El problema de fondo es que Trump ya advirtió que, de registrarse una reacción de esta naturaleza, él habrá de elevar la tarifa arancelaria, una medida que puede llevarnos a lo que se conoce como “guerra comercial”, una situación de la cual nadie puede salir victorioso.

Habrá que esperar entonces a ver la evolución de los acontecimientos, hora tras hora y día por día, siguiendo el viejo consejo de esperar lo mejor, pero preparándose para lo peor. Y lo peor será una confrontación que paralice el comercio internacional y provoque estragos importantes en nuestra economía.