Morena: El monopolio político y la degradación de la vida pública
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Los morenistas protegen y encubren los pésimos resultados de sus gobernadores, y los sostienen en su cargo hasta la ignominia
¿Qué ocurre cuando una sola fuerza detenta el monopolio del poder político? La Presidenta de la República es la jefa del Estado, comandante de las fuerzas armadas, con supermayorías en el Congreso y 24 de 32 gubernaturas.
Sin embargo, como la disputa ya no es hacia afuera −los contrapesos y los órganos reguladores han sido nulificados− entonces se han desatado hacia adentro las pugnas políticas.
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Asimismo, los morenistas protegen y encubren los pésimos resultados de sus gobernadores, y los sostienen en su cargo hasta la ignominia. Quienes concluyen su mandato son incluso premiados, a pesar de haber tenido una gestión desastrosa.
La promesa de que el Gobierno se regulará a sí mismo es una muestra de cinismo político. La ausencia de transparencia y rendición de cuentas conduce muy rápidamente a profundizar la impunidad. Los ejemplos menudean:
¿Malos entendidos y diferencias personales? Los líderes del morenismo en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, y en el Senado, Adán Augusto López, sostienen una disputa por poder y dinero y se acusan mutuamente de presuntos ilícitos. La Presidenta de la República los ha llamado a “arreglar sus diferencias y tener cabeza fría”. Por cierto, ninguno de los dos opera en el Legislativo para impulsar la agenda de la Presidenta, sino para sus propios intereses.
Los políticos y el crimen organizado. El gobernador morenista de Tabasco, Javier May Rodríguez, ha señalado que “quienes estuvieron antes que nosotros”, o sea, el también morenista Adán Augusto López Hernández, nombró como titular de Seguridad estatal a un sujeto que encabezaba “La Barredora”, organización criminal local que ha multiplicado asesinatos y extorsiones. En Sinaloa, el gobernador morenista Rubén Rocha Moya está en el centro del choque entre las facciones criminales encabezadas por “Los Chapitos” y por “El Mayo” Zambada, que en 100 días ha dejado más de 600 asesinatos y 700 desaparecidos, con una fiscalía estatal que fabrica casos. Ni el exgobernador de Tabasco ni el todavía gobernador de Sinaloa han sido investigados.
Premio al descaro y a la irresponsabilidad política. Durante la gestión del morenista Rutilio Escandón en Chiapas −que concluyó el 7 de diciembre−, el crimen organizado extendió su control territorial con bloqueos, secuestros, asaltos, cobro de piso, reclutamiento forzado y balaceras. El 2 de octubre fueron masacrados en Chiapas seis migrantes por elementos del ejército mexicano. El 13 de diciembre, Rutilio fue premiado con el Consulado General de México en Miami, Florida. No sólo ha sido protegido, sino encomiado por la Presidenta de la República como “un compañero cercano que ha demostrado capacidad a lo largo de su carrera política... tiene la capacidad de apoyar a todos nuestros hermanos y hermanas allá en Miami”.
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En 2019, el morenista Martí Batres advirtió sobre el morenista Monreal: “es un faccioso, una persona que no tiene credibilidad”. Su segundo de a bordo hoy, el diputado morenista Pedro Haces, ha sido señalado como “persona de interés” por la DEA, que lo vincula a un presunto traficante de fentanilo. Vaya despliegue del “humanismo mexicano” morenista.
A ustedes, lectores, felices fiestas y mis mejores augurios para 2025.
Profesor asociado en el CIDE