No subestimar al presidente

Opinión
/ 6 septiembre 2022
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Malquerientes y los colaboracionistas de Andrés Manuel López Obrador por igual resuelven sus estados de ánimo con la idea de que su gobierno está en el último tercio. Quitan las hojas del calendario con alivio, como también lo hacen muchos mexicanos genuinamente preocupados por la manera como el presidente conduce la nave gubernamental. López Obrador podrá tener el favor de una opinión positiva de la mayoría de los mexicanos, pero no de aquellos con mejor formación, con más capacidad para diferenciar información de propaganda, con aquellos con sentido de lo que costará reconstruir la devastación en curso.

El tiempo pasa y la preocupación debiera ser mayor ahora que al inicio. Así es porque los presidentes excedidos en su despliegue de poder y con la obsesión de trascendencia como lo fue López Portillo, Carlos Salinas o ahora López Obrador, al advertir la rapidez con la que transita el tiempo que resta y la imposibilidad de materializar sus anhelos de poder, los vuelve más impredecibles y propensos a decisiones desesperadas, producto del arrebato y del impulso. La embestida contra la Corte, la iniciativa inconstitucional sobre la Guardia Nacional o su desplante hacia sus socios comerciales por la política estatista en materia eléctrica son algunas de sus expresiones.

López Obrador no cambiará, se radicalizará en la medida en que vea alejado del horizonte de lo posible su proyecto político y material. Lo político es reversible e impredecible, además de veleidoso; su apuesta a la militarización es una traición a la postura histórica de la izquierda democrática, los resultados en lucha contra la corrupción, combate a la pobreza y la desigualdad y crecimiento económico se enmarcan con tranquilidad en el cuadro de las intenciones, no de las realizaciones. Tres obras emblemáticas quedan en entredicho. El aeropuerto Felipe Ángeles no prendió, el presidente podría recurrir a cerrar vuelos en el Benito Juárez -que ya está sucediendo- y evitar la migración hacia Toluca, inercia natural por la mejor conectividad hacia la parte más dinámica del Valle de México.

El presidente rechazó la licitación para la construcción de Dos Bocas por el costo y los tiempos de cumplimiento. Muy a su modo prometió que el gobierno construiría y lo haría en mejores términos que la oferta de las empresas más acreditadas del mundo. El costo del proyecto se ha elevado hasta 20 mil millones de dólares, el original fue de 8 mil. Lo peor, es difícil que el gobierno actual vea el inicio regular de operaciones y de producción de gasolinas. La señora encargada del proyecto, Rocío Nahle, cuestionada desde muchos frentes, incluso el de la probidad, se le perfila para ser premiada como gobernadora de Veracruz.

El Tren Maya también registra atraso importante y un incremento del costo, del que apenas tenemos aproximación. Difícilmente el país verá su operación regular durante este gobierno, ya no digamos en 2023 que fue el compromiso del presidente. Javier May, responsable del proyecto y quien reemplazó a Rogelio Jiménez Pons, en enero habló de 7 meses de retraso. Lo que ha ocurrido en el frente judicial y las dificultades para avanzar cuidando el patrimonio cultural o el entorno ecológico harían pensar en un atraso todavía mayor, son los tramos 6 y 7 a cargo de la SEDENA y que suman 550 Km. El proyecto original fue de un costo estimado de 120,000 millones de pesos. De acuerdo con El Economista, al momento ya se tiene comprometido un costo de 299,367 millones, 150% de aumento y todavía hay mucho por considerar.

Son muchos los temas de preocupación para el presidente López Obrador. Sin embargo, él ha centrado su atención en los temas electorales. Para el próximo año anticipó la campaña de Delfina Gómez para el Estado de México y próximamente habrá de definirse candidato para Coahuila. 2024 es de pronóstico reservado. El apoyo presidencial a Claudia Sheinbaum es ostensible, pero nada hay escrito como pudo verse en el éxito político reciente de Ricardo Monreal en el Senado. Ya se ha dicho, la popularidad del presidente es intransferible, además de ser Sheinbaum la opción, desde ahora nada mejor que la intervención de un consultor experto en la gestión de emociones, la mayor debilidad de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

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Licenciado en Derecho Facultad de Jurisprudencia UAC. Maestría y Estudios de Doctorado en Gobierno por la Universidad de Essex, Inglaterra.

Ha sido Catedrático en el ITAM; en el ITESM; en el CIDE; y en la Universidad Anáhuac.

En 1997 a 2000 titular de la Asesoría Política en la Presidencia del doctor Ernesto Zedillo.

Desde 2005 director general del Gabinete de Comunicación Estratégica

Columnista Juego de Espejos en Milenio Diario, Bloomberg-El Financiero y en SDP Noticias, Código Libre y en la Revista Peninsular. Coautor de varios textos en materia electoral y estudios históricos.

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