Papás, preparemos a los hijos para el mundo, no al revés

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En esta semana, una mamá me escribió preocupada el siguiente mensaje y me pidió un consejo: “Maestro, tengo un hijo de 10 años y tiene un problema con la comida. No le gustan muchas cosas y normalmente come tacos de frijoles y aguacate, pizza, nuggets de pollo, sopa y huevo. Además, solamente se come lo que yo le preparo. En este verano lo seleccionaron a participar con el equipo del Real Madrid y tendrá que quedarse a comer en el campo, pero tengo miedo de que no coma. Me urge que me ayude para que pueda comer lo que le den. Le pido su recomendación”.
Mi pregunta es: ¿cómo es posible que un niño de 10 años no ha aprendido a comer de todo un poco? Cómo es posible que muchos papás no preparen a sus hijos para que puedan adaptarse en diferentes situaciones. ¿Por qué el mundo tiene que adaptarse a ellos? Claro que sufrirán, ya que no siempre la realidad se adecuará a nuestros hijos.
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Quizás sea muy cruel de mi parte, pero le contesté a la mamá: “No me preocuparía. Si tiene hambre comerá lo que le den en el campamento de fútbol. Hay que dejarlo que vea a sus compañeros, que aprenda que ellos no tienen ningún problema en comer lo que les ofrezcan y no querrá ser la excepción. Por favor, no le manden comida especial para que coma. Probablemente, no coma las primeras sesiones, pero después no tendrá otra opción que comer”.
Claro que este hábito empieza en casa y la mamá tendrá que ofrecer otro tipo de alimentos y acostumbrarlo a comer lo que haya. Mi madre siempre me decía: “Aquí no es restaurante y comerás lo que hay”. Esto no significa que no preparemos (los papás) algún alimento especial a nuestros hijos. Claro que sí, pero también deben tener una alimentación balanceada y no solamente de nuggets de pollo o pizza. Hay que cuidar su salud y sus rutinas, pero más adelante será más difícil.
Papás, dejemos ya de sobreprotegerlos y satisfacer todos sus deseos y caprichos. Entiendo que los hijos nacen con impulsos como no querer dormir, ver la televisión hasta muy noche o no comer brócoli, pero nuestra misión es enseñarles a controlar sus impulsos y actuar según sus deberes y responsabilidades a pesar de que no lo quieran hacer. Debemos prepararlos para que aprendan a adaptarse al mundo y no el mundo para ellos. Sé que no es fácil, ya que ningún papá desea ver a su hijo sufrir o experimentar pequeñas adversidades en sus vidas. Sin embargo, una vida fácil en sus primeros años se convertirá en una vida muy difícil en sus años de juventud y adultez.
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Claro que es más fácil alimentar a nuestros hijos cuando les damos sus gustos, pero formaremos hijos muy vulnerables e incapaces de comer cualquier platillo que les ofrezcan. Observo con gran preocupación una gran cantidad de papás que llevan comida especial a sus hijos cuando van a los restaurantes y no porque sea más nutritiva, sino porque no son capaces de comer otra cosa que no sea tacos de frijoles. HAY QUE PREPARARLOS PARA EL MUNDO Y NO EL MUNDO PARA ELLOS.
Mi consejo, papás, es: “Preparemos a nuestros hijos al mundo y no cambiemos al mundo para que nuestros hijos ‘sean felices’, porque pasará todo lo contrario. Un niño al que no le gusta el mundo y cambiamos éste para que sea feliz, lo único que provocaremos es un joven triste y con depresión porque sentirá que el mundo le será siempre injusto y vivirá reprimido culpando a los demás.