Para conducir un automóvil, ni una gota de alcohol
Para conducir un automóvil, la única manera de hacerlo con la mayor seguridad posible es sin haber bebido alcohol. Ni una copa, ni una cerveza. Nada que lo contenga.
Por culpa del alcohol, los accidentes en Saltillo han aumentado a niveles trágicos. Apenas transcurre una o dos semanas, y las noticias vuelven a los titulares. Una información supera a la otra, y así ha ocurrido desde hace un buen tiempo.
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Los operativos anti-alcohol son evadidos por muchos, informados por otros en dónde se encuentran, y las vías se convierten en auténticas autopistas de carreras con ese ingrediente extra.
Con un mes de anticipación, hay mucha gente que inexplicablemente arrancó ya las posadas navideñas y con ello se ha incrementado la posibilidad, de por sí, dada ya, de ingerir altas cantidades de vino o cerveza y no medirse, y no preocuparse de tomar el volante en estados inconvenientes.
Como ciudadanos pareciera que nos hemos acostumbrado a ello, y como ocurre siempre, hay quienes desde las redes sociales son capaces de externar sus peores sentimientos y formas de ser con respecto a quienes protagonizan los accidentes.
Omitiendo tan oprobiosa y condenable forma de reaccionar en las redes sociales ante la muerte, el tema aquí es considerar lo que algunos también expresan: ¿Cómo participan en todo este proceso quienes están a cargo de supervisar, por un lado, desde los restaurantes o bares? ¿Hasta dónde llega efectivamente la autoridad? Las campañas parecen carecer de efecto si en realidad no van acompañadas de que los operativos estén situados en lugares estratégicos fuera de los bares, varíen los puntos en las mismas noches y aumenten los horarios.
Es un hecho al que ya nos enfrentamos como saltillenses. Vías como el periférico Luis Echeverría Álvarez son intransitables y más durante las noches: los límites de velocidad no se respetan y no hay quién detenga a conductores con alcohol en el cuerpo.
Recientemente, por una exigencia ciudadana de colocación de puente peatonal en el bulevar Emilio Arizpe de la Maza, tras la muerte de una persona, el Ayuntamiento de Saltillo tomó la decisión de instalar patrullas y programar la construcción del puente. Se ha disminuido la velocidad, pero sigue siendo, antes de llegar al punto, un torbellino y caos de vehículos que se rebasan unos a otros en un potente riesgo para todos.
Gabriel García Márquez relata en uno de sus libros cómo un protagonista dejó de beber luego de saber que tendría que atender un asunto de la mayor importancia. Dice de este personaje: “Como buen bebedor social sabía que el alcohol baja la guardia, suelta la lengua y altera de algún modo el sentido de la realidad. Es un riesgo para alguien que debe medir por milímetros cada uno de sus actos y palabras”.
Las campañas aluden a la prohibición de manejar ebrio, pero en realidad, el único modo que ofrece la mejor posibilidad de conducir de manera segura un automóvil es sin haber bebido. No una cerveza, ni una copa de vino. Ninguna.
PASO VEHICULAR POR PERIFÉRICO ECHEVERRÍA
Los cambios en la circulación en Valdés Sánchez y Periférico Echeverría incrementaron el tráfico de norte a sur y de sur a norte, al no haber posibilidades de ir en dirección al poniente o al oriente en los cruces. Lo que sería una buena opción para desahogar tráfico, se convierte en un problema para quienes circulan tomando Jesús Valdés Sánchez rumbo al Periférico, hacia el sur.
Hay un punto ciego en el que los conductores que van del norte al sur por el paso a desnivel se desean incorporar inmediatamente a su lateral derecha, en un conflicto con aquellos que van de Valdés Sánchez al Periférico. No estaría mal que: o se instalen boyas para evitar choques o, también ahí, se instalen patrullas.