Pasta de Conchos: ¿Plan de justicia? ¿Acaso la justicia es recuperar cuerpos de mineros?
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Esta semana se informó que se ubicaron restos óseos a más de 140 metros de profundidad, que presumiblemente pertenecen a un grupo de mineros de Pasta de Conchos que perdió la vida hace más de 18 años.
La noticia dio la vuelta no sólo por el hallazgo, sino también porque se informó que no había indicios de una explosión en el lugar, lo que da al traste con la “verdad histórica” de pasadas administraciones.
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El viernes estuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador con la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum y la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde. Estuvieron para encabezar un evento titulado: “Plan de justicia para Pasta de Conchos”.
¿Qué es un plan de justicia en una zona donde mueren mineros cada año y todo queda impune? ¿Acaso la justicia es recuperar cuerpos de mineros del subsuelo como se extrae carbón en los mismos lugares?
En su discurso el Presidente se refirió al tema de la justicia cuando recordó su caminata de Tabasco a México y a la que llamó Éxodo por la Democracia, para después compararse con los mineros de Nueva Rosita, “siempre luchando por la justicia, esa caravana de la justicia”, dijo.
En otro momento mencionó: “nosotros lo que queremos es que se haga justicia, más que cualquier otra cosa”.
Y al presumir el hallazgo de restos, comentó: “es un ejemplo que se está dejando para que no se quede ningún minero enterrado; que cuando suceda una desgracia como esta, que se rescate a los trabajadores y que se haga justicia”.
La justicia en la zona Carbonífera, acostumbrada a sacrificar mineros todos los años para mantener una actividad económica, pareciera que se ha reducido a recoger cadáveres de las entrañas de la tierra.
Pero justicia no es recuperar restos, justicia sería que la zona tuviera las garantías de no repetición, pues desde la tragedia de Pasta de Conchos, más de 100 mineros han muerto en la zona.
Justicia no es hacer un memorial ni hacer un evento político para presumir lo que no debió de haber ocurrido en primera instancia.
No se puede hablar de justicia cuando se mantienen los pocitos, cuando se hacen tajos y ninguna autoridad obliga a restaurar o remediar los enormes acantilados, cuando se continúa con una actividad sumamente contaminante sin castigo, cuando no existe un plan de rescate económico de la zona, cuando se mantienen los mismos intereses y favoritismos en el negocio del carbón.
AL TIRO
Según la Organización Familia Pasta de Conchos y la activista y representante de la organización, Cristina Auerbach, las muertes de los mineros en Coahuila han quedado impunes. Nadie ha pisado la cárcel.
De hecho, la última gran tragedia minera, la de El Pinabete en la comunidad de Agujita, donde murieron 10 trabajadores y se continúan las labores de recuperación de los cuerpos a dos años de la tragedia, las personas procesadas lo están por el delito de explotación ilícita de un bien nacional, no por la muerte de los mineros.
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No se puede hablar de justicia sin un castigo a quienes tratan a los mineros como algo desechable.
La secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, quien por cierto fue antes secretaria del Trabajo, se refirió a la zona como un “sitio marcado por históricas heridas”. Heridas que, si realmente se buscan sanar, se tiene que empezar por entender que la justicia no es exhumar cadáveres de minas.
