Personas vitrales: comprendiendo la razón de la existencia
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Necesitamos más individuos que tenga la capacidad para transmitir narrativas e inspirar emociones sublimes
En memoria de mi padre. Hombre vitral. Siempre en mi corazón.
Aristóteles introdujo el concepto de “arete”, que comúnmente se traduce como “excelencia” o “virtud”. Este filósofo argumentó que la excelencia reside en el justo medio entre los extremos, es decir, en la virtud. Para él, la excelencia moral era alcanzada a través de la práctica constante de la virtud, como la valentía, la justicia y la moderación.
En este contexto, podríamos decir que la excelencia personal implica la autorrealización y la búsqueda de la mejora constante. Significa alcanzar el potencial máximo en distintos aspectos de la vida, ya sea en la carrera, las relaciones interpersonales, la salud o el desarrollo personal.
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La excelencia personal se asocia con la autodisciplina, el aprendizaje continuo y la resiliencia, pero también tiene que ver con las aportaciones que las personas hacen a su medio ambiente inmediato, a su comunidad y a la sociedad en general.
Ciertamente, si una sociedad desea alcanzar niveles superiores de calidad, en el orden material y en los aspectos sociales, inevitablemente requiere personas que realicen acciones de excelencia. Necesita personas comprometidas con sus quehaceres cotidianos, orgullosas de sus oficios, gestores de superiores maneras de pensar y emprender.
Los seres humanos, de esa magnitud, son los que confían en sí mismos, construyen sus propias existencias, son los hacedores de puentes, esperanzados en su naturaleza, sabedores que las personas somos seres de encuentros. Personas excelsas son aquellas que se transforman en “personas vitrales” que funden la grandeza y misericordia de Dios en sus actos.
VITRALES
Vitrales, porque estos son ventanas mágicas que transforman la luz en expresión exquisita. Personas vitrales por su capacidad para transmitir narrativas e inspirar emociones sublimes. Personas vitrales que saben dialogar con la luz y así emiten una colorida y hermosa transparencia, creando una sorprendente luminosidad que cautiva al espíritu humano, que acerca a los corazones a la mismísima divinidad.
Seres humanos vitrales que no se posesionan de la luz, sino la filtran y la transforman en belleza, esa que, parafraseando a Dostoievski, salvará al mundo por su capacidad para convertir la energía, la inspiración y la sabiduría que reciben del entorno en algo hermoso y significativo, además, enseñan al mundo que cada persona tiene la capacidad de tomar la luz, tanto en un sentido literal como metafórico, y convertirla en algo que puede iluminar la vida de otros y, en última instancia, salvan al mundo de inimaginables maneras.
GUERRERO
Lo anterior me vino a la mente después de haber leído un escrito de Paulo Coelho que refiere a un luchador al que denomina “guerrero de la luz”, en él describe las cualidades que identifican a esta clase de personas. Así lo dice:
“El guerrero de la luz confía. Porque cree en milagros, los milagros empiezan a suceder. Porque está seguro de que su pensamiento puede cambiar su vida, su vida empieza a cambiar. Porque está convencido de que encontrará el amor, ese amor aparece. De vez en cuando se decepciona. A veces, recibe golpes. Entonces escucha comentarios: ¡Qué ingenuo es!
“Pero el guerrero sabe que vale la pena. Por cada derrota tiene dos conquistas a su favor. Todos los que confían lo saben. A veces el guerrero de la luz tiene la impresión de vivir dos vidas al mismo tiempo. En una de ellas es obligado a hacer todo lo que no quiere, a luchar por ideas en las que no cree. Pero existe otra vida y él la descubre en sus sueños, lecturas, gente que piensa como él.
“El guerrero va permitiendo que sus dos vidas se aproximen. Hay un puente que une lo que hago con lo que me gustaría hacer, piensa. Poco a poco sus sueños van apoderándose de su rutina, hasta que él percibe que esta listo para lo que siempre deseó. Entonces basta un poco de osadía para que ambas vidas se transformen en una sola.
“El guerrero sabe que las palabras más importantes en todas las lenguas son palabras pequeñas. Sí. Amor. Dios. Son palabras que salen con facilidad y llenan gigantescos espacios vacíos. Sin embargo, existe una palabra (también muy pequeña) que mucha gente tiene dificultad en decir: “no”. Quien jamás dice no lo hace porque se juzga generoso, comprensivo, educado; porque así siente que no es maldito, ni egoísta, ni poco espiritual. Hay momentos en los que, al decir sí a los otros, puede estar diciendo no para sí mismo. El guerrero no cae en esta trampa, por eso jamás dice un sí con los labios si su corazón está diciendo que no. Entonces insisto:
POR SU MIRADA...
“Los guerreros de la luz se reconocen en la mirada. Están en el mundo, forman parte de él, fueron enviados sin alforja ni sandalias. Ellos también tienen miedo. No siempre actúan acertadamente. Como todos, sufren por tonterías, se preocupan por cosas mezquinas, se juzgan incapaces de crecer. Los guerreros de la luz de vez en cuando se consideran indignos de cualquier bendición o milagro. Con frecuencia se preguntan qué están haciendo aquí. Muchas veces piensan que su vida no tiene sentido. Sin embargo, son guerreros de la luz porque buscan, porque preguntan, porque, aunque muchas veces se equivocan, continúan buscando un sentido. Y terminan encontrándolo”.
LEYES SAGRADAS
En este contexto los guerreros de la luz también son “personas vitrales”.
Estas personas comprenden de manera profunda el propósito de la existencia. Este significado no se les oculta en medio del bullicio cotidiano, ni se mezcla con las sombras de ideas o creencias ajenas y preconcebidas.
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Son aquellos que dan vida a su misión personal, conscientes de que siempre existen espacios por llenar, misterios por desvelar, soles que ansían ser contemplados, noches que merecen ser descifradas y alquimias que han de emprenderse para redescubrir la imaginación y el milagro de la vida.
Estos seres humanos se destacan por su honestidad. Son forjadores de su propio destino y nunca confunden la excelencia con la mediocridad. La rutina les resulta aborrecible. Cada día, se levantan con la frescura de un nuevo amanecer. Realizan sus tareas de manera excepcional no para agradar a otros, sino porque rinden homenaje a su oficio y a las leyes sagradas que la vida ha depositado en sus manos. Por tanto, la excelencia en sus quehaceres es, sin la menor duda, una cuestión de honor.
INTEGRIDAD
Son enemigos acérrimos de la hipocresía y destilan un profundo desdén por el “poder” que es el engendro del mismísimo demonio. Son conscientes de que en ese ámbito prosperan la traición y el saqueo. Saben que aquellos que lo buscan como único fin lo hacen desde un lugar de debilidad, una especie de impotencia y que con el tiempo se convertirán en “tigres de papel”.
En contraposición, para las “personas vitrales” el dinero no ostenta en sus vidas la mayor relevancia, ya que son verdaderamente ricas siendo ellas mismas: generosas, incorruptibles, virtuosas.
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Estas personas no se lamentan, más bien emprenden y construyen con determinación, incluso cuando la desesperanza toca las fibras de su ser. No son guerreros ni luchadores en el sentido común de estas palabras, porque no están en conflicto con nadie. Han hallado la armonía en a pesar de las complejidades del mundo. Llevan una vida sencilla, sin aspiraciones vanas ni pretensiones superfluas.
ANONIMATO
Sus miradas, de fuego y agua, reflejan la sencillez, la lealtad a sus ideales y la coherencia entre sus pensamientos y acciones, razón por la cual tienen el don de transfigurar la realidad que observan.
Son personas que conciben su existencia como una aventura inmensa, perspectiva que escapa a las mentes débiles y mediocres.
Estos seres humanos tienen sus almas colmadas de compasión y gratitud. Nada puede desviarlos y menos detenerlos de su propósito de vida.
Estas personas, gracias a su virtuosidad, irradian amor, provocando que los corazones de todos los seres humanos que encuentran en su camino brillen con renovada luminosidad.
Las “personas vitrales” con su belleza interior, excelencia y acciones, todos los días, regalan al mundo razones de esperanza.
cgutierrez@tec.mx
Programa Emprendedor
Tec de Monterrey Campus Saltillo