Picardías

Opinión
/ 14 noviembre 2025

Voy a Campeche y me regala su libro don Manuel Ayuso. Este amable señor es maestro. Salió de la Escuela Normal de Hecelchaján, donde desde joven empezó a escribir. Le gusta rimar palabras, y es versificador fácil y agradable.

El libro se llama “Humor con rima”. Su autor ha puesto en verso variadas ocurrencias: epigramas, relatos picarescos, cuentecillos rojos, pero todo eso dicho con gracia y donosura. Permítanme compartir con ustedes algunas de sus rimas.

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Capricho sexual.

(Insólito: nació hombre, se convirtió en mujer,

después volvió a ser hombre).

Por mucho que a mí me asombre

pienso que pudiera haber

quien haya nacido hombre

y se convierta en mujer.

Pero lo que yo no creo

es que ese ser transformado,

después de intenso flirteo

vuelva a su viril estado.

A ese inquieto camarada

–también mujer de algún modo–

o no le gustaba nada

o disfrutaba de todo.

Antes y después.

(Las cosas han cambiado mucho).

No es para escandalizarse,

pero las cosas van mal:

antes “clavarse un puñal”

era intentar suicidarse.

Y he aquí una joyita de pícaro humor en verso:

La pecadora y el sacristán.

“¡Por mi culpa, y sólo mía!

¿De quién más había de ser?”,

decía una pobre mujer

que al rezar se arrepentía.

Un sacristán que ahí estaba

–por cierto casual testigo–

vio que la mujer se daba

los golpes bajo el ombligo.

“Yo le juro por mis venas

–dijo el sacristán derecho–

que los golpes de las penas

siempre se dan en el pecho”.

En forma rotunda y seca

contestó ella diligente:

“Deben darse en donde peca

quien de verdad se arrepiente”.

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Escritor y Periodista mexicano nacido en Saltillo, Coahuila Su labor periodística se extiende a más de 150 diarios mexicanos, destacando Reforma, El Norte y Mural, donde publica sus columnas “Mirador”, “De política y cosas peores”.

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