Poesía para el Camino: Explorando la ruta de ‘De Santiago a Santiago’

Caminar es una actividad que se aprende durante los primeros tiempos de la vida humana y que nos acompaña hasta la muerte. Luego, caminar de manera solitaria o en compañía, o caminar con un destino individual o común se convierte en un paradigma que se sigue de acuerdo con el interés de los caminantes. La acción de caminar es un privilegio que se va perdiendo conforme avanzan los años y es tan elemental que no le damos importancia hasta que no podemos hacerlo.

Cuando el caminante emprende senderos en los que recrea la contemplación del universo que elige como propio, el caminar es un acto reflexivo, introspectivo, profundamente íntimo, como es el caso de quienes se adentran en las montañas para descubrir sus maravillas.

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Mario Raúl Méndez Bognanni es un médico de origen argentino que decidió hacer su vida en México y tener esposa e hijos mexicanos. Lo más destacable es que don Mario tiene un manejo muy rico del castellano y en su prosa poética nos invita a caminar entre Santiago, Nuevo León, y Santiago del Saltillo (hoy Saltillo, Coahuila). En su libro “De Santiago a Santiago” ofrece una inusitada visita guiada por las principales formaciones montañosas de la Sierra Madre Oriental entre Cumbres de Monterrey, la Sierra de Arteaga y Zapalinamé, conjunto que don Mario llama cordillera.

Además de generar frases como “la tarde gime decibeles, envuelta en fuegos y artificios” en el poema “Fragilidad de Cristal”, o “La calle suelta una sonrisa retallada en escalones, banquetas abigarradas en terraplén ascendente”, asoma en el autor también la vena de letrista de temas musicales en el texto “Llueve en Santiago”, aunque el verdadero poema aparece en los párrafos de “Lluvia en Santiago”, cito: “Desbordadas las gárgolas, cascada de cristal, bañada está la casa, agua y azúcar de mar. Gotas vivas en el pórtico, gotas fundidas en la poza despiertan humores de azahares y limoneros”.

Mario Méndez ha escrito un libro que va más allá de la poesía, pues al final de este aparece un plano de los sitios importantes que están entre los dos Santiago y los metros sobre el nivel del mar en donde se localizan, desde los 489 a los 3,230 metros sobre el nivel del mar, entonces va tejiendo sus letras desde el segmento “Cuesta arriba” hasta “por el Camino del Cuatro”, que incluye “La ruta del oso”. Los senderistas de este corredor biocultural, que se está proyectando por parte de la asociación civil “De Santiago a Santiago”, podrán convivir con personas de ocho comunidades y de algunos caseríos para vivir la experiencia del turismo comunitario de naturaleza. Me parece que el libro puede apoyar perfectamente el desarrollo de esta forma de turismo, imaginando que en este corredor aparezcan en códigos QR (quick response) sus poemas en los lugares clave de la ruta.

Bellas fotografías se muestran al inicio de cada capítulo, que se enriquece con la descripción poética de las comunidades humanas que se van enhebrando en este corredor, como El Porvenir, Escobedo y Emiliano Zapata; por supuesto, San Antonio de las Alazanas, Laguna de Sánchez y pequeños pueblos como el Zorrillo y el Tejocote.

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El autor escribe sobre el sarape, haciendo una reminiscencia justa de los tlaxcaltecas. En “Tiemporrío” se hace notable la percepción científica y literaria de Mario Méndez: “El tiempo es como el río, mancha que corre sin detenerse... Trato de alargar el día estirando los cilios del sol, cuando en el río no hay siquiera un remanso”.

Ayer fui uno de los presentadores del libro “De Santiago a Santiago. Poesía para el Camino” en el Festival “Santiago Lee”, en el pueblo mágico de Santiago Nuevo León. Se los recomiendo.