Preguntas para Claudia: ¿Tendrá la Presidenta las agallas para destruir a AMLO, su padre político?

¿Qué sucedería si la presidenta Claudia Sheinbaum decide fortalecer de manera quirúrgica su posición al interior de su gobierno, Morena y AMLO, colaborando con EU y extraditando, poco a poco, a gobernadores acusados de mantener vínculos con el crimen organizado, cómo Rubén Rocha Moya (Sinaloa), Américo Villarreal Anaya (Tamaulipas), David Monreal Ávila (Zacatecas) y exgobernadores cómo Rutilio Escandón Cadenas (Chiapas), por mencionar algunos? Incluyo a Félix Salgado Macedonio (Guerrero), gobernador de facto, aunque su hija Evelyn aparezca como tal.

Tal golpe, justificado por las amenazas de EU contra México, le permitiría a Claudia frenar y acorralar a los tres políticos más poderosos de López Obrador que operan sistemáticamente en su contra: Adán Augusto López Hernández, Ricardo Monreal Ávila y Andy López Beltrán. Ante la amenaza de tal guillotina −de barras y estrellas−, Andrés Manuel tendría que −ahora sí− encerrarse en “La Chingada”, su quinta ubicada en Palenque, Chiapas. Esa sería la primera etapa.

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En una segunda, Sheinbaum reforzaría su relación con EU para abrir una colaboración bilateral más amplia y fortalecer la lucha contra los cárteles, reducir la producción y el tráfico de fentanilo, contener la migración y apuntalar el Estado de derecho, tal como ocurrió, de manera exitosa, en Colombia (1999) bajo el liderazgo de los presidentes Andrés Pastrana (Colombia) y Bill Clinton (EU).

En la tercera etapa, casi simultánea, Claudia, con el apoyo de EU, aprehendería y extraditaría a Andrés Manuel, Adán Augusto, Ricardo Monreal y Andy López.

Evidentemente, no es una decisión sencilla porque trastocaría los equilibrios que le permitieron a la misma Sheinbaum llegar a la Silla Presidencial. ¿Qué actores políticos mantienen esos delicados equilibrios al interior y al exterior del Estado mexicano? Las Fuerzas Armadas, los gobernadores morenistas, los cárteles acusados por su vinculación al proyecto guinda, los diputados y senadores morenistas, el partido Morena y López Obrador.

Sin soslayar, claro, la importancia que tiene en el soporte de esos equilibrios, la base electoral del proyecto morenista integrada por millones de mexicanos −que afirman y respiran su adhesión al movimiento por las generosas dádivas clientelares que obtienen.

¿Pero hasta cuándo alcanzará el dinero para mantener esa estructura electoral? Sobre todo cuando vemos que el sexenio de AMLO cerró con el mayor monto de deuda pública registrada por parte de Hacienda en la historia de México. Dicha deuda “sumó 17.4 billones de pesos, equivalente a 51.4 por ciento de la economía del país”. De tal suerte “que el tamaño de la deuda representa un poco más de la mitad del ingreso total que generó la economía durante el año 2024”.

¿Les alcanzará el tiempo a Luisa María Alcalde (presidenta de Morena) y a Andy López Beltrán (secretario de organización) para lograr su pretensión de sumar 10 millones de militantes morenistas antes de que el presupuesto de los programas sociales se acabe?

En el caso extremo que lo hagan; ¿cuánto tiempo les tomará institucionalizar el partido sin dádivas clientelares −o menos− porque dinero no habrá con la disciplina y la convicción ideológica morenista? Preciso. Esos procesos de institucionalización y de profesionalización toman décadas.

No habrá tiempo ni dinero suficiente para institucionalizar y profesionalizar a Morena este sexenio. A pesar de ello, ejercerá un poder hegemónico en el país con algunos estados pintados de oposición.

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Si Claudia decide dar un golpe de autoridad en la mesa para establecer una relación bilateral estratégica con EU, también estaría obligada, de manera paralela, a tomar por asalto el partido; a partir de un control estricto de los recursos (los cuales, serán escasos en su momento) y su debilidad institucional partidista, incorregible en el mediano plazo.

¿Tendrá Claudia, la hija, las agallas para destruir a su padre político Andrés Manuel? Para obligarlo a decir, so pena de aprehenderlo y extraditarlo a EU, estas palabras puestas en boca del rey Lear por Shakespeare: “Es mi propósito firme librarme en mi vejez de toda carga y toda obligación, y confiarlas a más jóvenes brazos, mientras yo, aliviado, me deslizo hacia mi fin, despojándome de mi poder, mis posesiones y de las cargas del Estado”.