Que los cumpla feliz

Opinión
/ 1 septiembre 2022
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Hablo a título personal (como si no fuera la única manera posible de hablar) y creo haberlo dicho ya en otras ocasiones: Me enfadan los cumpleaños y en especial los míos.

He de precisar: Claro que celebro un año más de vida y al mismo tiempo lamento que sea también uno menos (lo gacho realmente es ya no cumplir); y un idéntico sentimiento y reflexión me produce el aniversario de cualquier persona querida o estimada.

Pero es el festejo -¡puaj!- y todos sus rituales asociados lo que me parece un enfadoso despropósito. Aunque aquí aplica la regla del “cada quién”, si a usted le gusta convocar a masivo guateque para que le tributen, nomás por acumular otros doce meses como pasajero de esta cápsula interestelar que habitamos, adelante. Por mí no se reprima y hasta invíteme si gusta. Lo más probable es que no vaya pero, si llego a ir, le adelanto que haré “playback” en “Las Mañanitas”.

Y claro que algunas veces he celebrado, sin embargo y en primer lugar, ha sido más por darle gusto a alguna persona querida o cercana que se emperró en ello; y en segundo, si comer y beber en exceso era algo que de cualquier manera ya tenía programado hacer ese fin de semana, podemos hacerlo bajo esa excusa y hacerles creer a los demás que fue por cumplir con el protocolo.

Este año cumpliré medio siglo de vida (espero) y, si todo sale bien, ese día me levantaré tarde, almorzaré pasado el mediodía y haré algo que a mí me guste; visitaré un lugar que me agrade, repasaré alguna cinta clásica o veré a alguien cuya cercanía me haga sentir bien en ese momento. ¡Y ya está! El mundo ni se habrá dado cuenta.

Pero advierto: Si llegada la fecha, a última, se antoja hacer carne asada, con banda de rock, fara fara, un mago y dos bailarinas asiáticas y quiero invitar hasta al que vaya pasando casualmente, ni me lo reproche, que sólo estaré obedeciendo a mis ganas del momento.

¡Qué webba en cambio ser político y tener que hacer una bacanal sí o sí, por obligación, como una declaración de influencia y convocatoria! Claro, lo asumen como parte de su chamba y responsabilidades. Pero si parte de mi chamba y responsabilidades fuera costear con cargo al erario una comilona para varios cientos de invitados, con viandas y bebidas de primera, amenizadores en vivo y quizás hasta algún “sorteo sorpresa”, bajo el pretexto de que es mi cumple, pues ya quiero yo una chamba de esas.

Mire que fue el caso de nuestro gobernador coahuilense, Miguel Riquelme. Recordemos que el hoy mandatario estatal no tenía en su momento una sola posibilidad de ganar una elección ante un electorado muy descontento con el desempeño de los siniestros “Hermanos Macana”. Tuvo que ser el mismo Rubén Moreira, desde el Palacio Rosa, quien allanara el ascenso al poder de Riquelme Solís, no sin una atronadora impugnación popular luego de un dudosísimo proceso electoral y un conteo bajo toda clase de sospechas.

Lo menciono sólo como antecedente y es que, parte de las estrategias de promoción para hacer Gobernador a Miguel Riquelme fue el ofrecer un fiestón cumpleañero de miedo que, según recuerdo, algunas crónicas cotizaron en dos millones de pesos, dato que encuentro bastante conservador.

Bueno, hoy, en la recta final del sexenio de Riquelme, son otros los que vienen detrás y tienen -¡cómo no!- ilusiones, sueños y esperanzas. ¡Pero primero, el deber!

Es don Ricardo Mejía Berdeja (señor que nadie conoce pero ya va arriba en todas sus encuestas), quien al parecer y de acuerdo con todos los indicadores, contenderá por el partido oficial, el del Presidente que no supera a Felipe Calderón, Morena.

Y entre sus obligaciones proselitistas tenía desde luego la consigna de gritar a los cuatro vientos: ¡Aquí estoy, mundo y un día como hoy vi la luz en esta tierra y nací para gobernarla, en nombre de nuestro Señor AMLO Primero, El Macaneador!”.

Quiero decir que Mejia Berdeja celebró su cumpleaños (julio 26) por todo lo alto, ofreciendo un banquete desmesurado como los ya descritos, pues son de fórmula y protocolo.

Y realmente no sé si sean meras demostraciones de músculo político, o sirvan para pasar lista a los que se sumarán a la causa, o como mero escenario para hacer alianzas y negociar convenios.

A lo mejor sirven para todo lo anterior y qué bueno, que les aproveche a él y a todos los comensales. Sin duda, el fiestón del señor Mejía Berdeja fue un ejemplo de la austeridad republicana/pobreza franciscana que pregona el santo varón de Macuspana.

Pero lo realmente desatinado, lo que exhibe su carencia total de “timing” y sensibilidad, no es el ofrecer una fiesta como haría cualquier otro político de la vieja escuela de esos que tanto critica la 4T y de los cuáles ya es imposible distinguirlos, sino el haber realizado su pachanga a dos días de haber declarado muertos a los mineros atrapados en El Pinabete y justo en la misma Región Carbonífera donde acaeció la tragedia que aún enluta a Coahuila.

Mejía Berdeja prácticamente organizó un baile encima de la tumba de los mineros sepultados por la incapacidad y la indiferencia del Gobierno para el cual trabaja.

Ya sea que no haya tenido empachos el precandidato-subsecretario en hacer coincidir su celebración con las fechas más aciagas en lo que va del año para la región (para el Estado y el País); o que no haya tenido o escuchado a un asesor que le dijera que irse a cebar en comida y beberecua, al son de los corridos y al calor de las risas, no era lo más aconsejable el detallito nos habla de cuán impreparado está en lo político y cuán indiferente es en su calidad humana con la gente a la cual le va a estar pidiendo el voto dentro de unos meses.

¡Provechito, señor Mejía Berdeja, a su salud! Que cumpla usted muchos más y que los cumpla muy feliz.

¿Sabe quiénes ya no van a cumplir más años? ¡Exacto: Los mineros recién fallecidos a los cuales su gobierno abandonó!

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Columna: Nación Petatiux

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