Región Sal-Mon: la amenaza de la contaminación del aire
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El aire que respiramos –todos en el mundo– está contaminado y es una amenaza a la salud pública. Reaccionar ante tal realidad es una urgencia que nadie debería ignorar
La contaminación del aire que respiramos todos, se ha dicho hasta la saciedad, constituye uno de los problemas centrales de salud pública en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha dicho con claridad alarmante: “los efectos combinados de la contaminación del aire ambiente y la del aire doméstico se asocian a 6.7 millones de muertes prematuras cada año”.
Peor aún: de acuerdo con dicho organismo multilateral, casi la totalidad de la población mundial –99 por ciento– vivía, en 2019, “en lugares donde no se respetaban las Directrices de la OMS sobre la calidad del aire”.
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En el caso de países como el nuestro, categorizados como de ingresos bajos y medios, la situación cobra tintes dramáticos: la OMS calcula que el 89 por ciento de las muertes prematuras causadas por la contaminación atmosférica se registran en dichas demarcaciones.
Frente a tal realidad resulta claro que los gobiernos de todos los órdenes deben diseñar y poner en práctica estrategias que combatan los efectos negativos de la contaminación del aire. Estamos hablando de un problema que no admite interpretaciones ni ambigüedades.
El comentario viene al caso a propósito de lo señalado ayer, en el Congreso del Estado, por la secretaria del Medio Ambiente de Coahuila, Susana Estens de la Garza, durante su comparecencia ante el Poder Legislativo del Estado, con motivo de la glosa del Segundo Informe de Gobierno de Manolo Jiménez Salinas.
De acuerdo con la funcionaria, los contaminantes que se emiten a la atmósfera, en la zona metropolitana de Monterrey, tienen un impacto negativo importante en el aire que respiramos en la Región Sureste de Coahuila. El hecho fue difundido mediante un reportaje elaborado por el diario británico The Guardian y la organización mexicana Quinto Elemento Lab.
De acuerdo con la publicación, una sola acerera regiomontana emitió más plomo en un año que todas las empresas de la zona de Nueva York y Nueva Jersey, lo cual ha impactado en la calidad del aire que respiramos en Coahuila.
El fenómeno, dijo Estens, obliga a una mayor coordinación entre las autoridades coahuilenses, de Nuevo León y las federales, a fin de diagnosticar de forma adecuada el fenómeno y, en consecuencia, tomar acciones.
Lo dicho por Estens sin duda es correcto, pues para resolver un problema lo primero que debe hacerse es diagnosticarlo con precisión. Pero la evidencia indica que es necesario hacer más y hacerlo rápido.
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¿Qué es lo que falta? Esencialmente que se asuma, a priori, que no se trata de averiguar si el problema existe, sino de asumir que está allí, que debe caracterizarse de forma rápida y que lo urgente es tomar acciones para contenerlo y, en términos ideales, revertirlo.
Respirar no es una actividad optativa. Todos necesitamos respirar y lo hacemos independientemente de la calidad del aire que nos rodea. El problema es que ese aire está contaminado y está matando a millones de personas cada año. Si no reaccionamos pronto, terminará por matarnos a todos.
