Saltillo: El ‘agua dura’, ¿tiene una solución este problema?

Todos lo hemos notado de una forma u otra: el agua de Saltillo produce sarro en abundancia, el cual se manifiesta de forma evidente en las regaderas y llaves que tenemos instaladas en nuestras casas, lo cual obliga a su reposición más o menos frecuente.

Quienes han vivido en otras ciudades lo notan con rapidez, pues el agua de la ciudad también produce efectos en el cuerpo humano: mayor caída del cabello y resequedad de la piel, entre otros.

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Esto ocurre, para decirlo en términos técnicos, porque el agua de Saltillo es “dura”, es decir, se trata de un líquido que contiene altas cantidades de sales minerales, compuestas fundamentalmente con magnesio y calcio, dos minerales muy frecuentes en el subsuelo.

Huelga decirlo: la abundante presencia de estos minerales en el agua que llega a nuestros hogares se debe a que el vital líquido es extraído de depósitos subterráneos, es decir, de acuíferos que se forman en la corteza terrestre a partir de la infiltración del agua de lluvia.

De acuerdo con la literatura especializada, la presencia de las referidas sales en el agua depende de las formaciones geológicas que el líquido atraviesa previo a su captación. En este sentido, las aguas subterráneas que atraviesan acuíferos carbonatados, es decir, integrados por piedras calizas, son las que registran mayor dureza.

Es el caso de nuestra región y esa es la causa de que tengamos agua “extremadamente dura”, como se consigna en el reporte que publicamos en esta edición, relativo a la muy alta concentración de sales minerales que ha sido detectada mediante los análisis que periódicamente se realizan por parte de la empresa Aguas de Saltillo.

Más allá del diagnóstico y debido a la existencia de parámetros oficiales que establecen los límites máximos deseables de sales disueltas en el agua, por debajo de los que se registran en Saltillo, resulta obligado cuestionar si existe una estrategia para eliminar, al menos parcialmente, el exceso de sales disueltas en el agua que usamos en nuestras casas.

Convendría que los responsables de la gestión del sistema local nos expliquen qué han hecho o qué planean hacer al respecto, habida cuenta de los efectos negativos que tiene el hecho.

Porque aun cuando no parecen existir efectos nocivos sobre la salud de las personas, el costo del mantenimiento y las reparaciones que vuelve indispensable la alta concentración de sales en el agua sí tiene una repercusión en la economía de las familias.

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Está claro que al depender de fuentes exclusivamente subterráneas, la dureza “natural” del agua de Saltillo no puede modificarse. Por ello es importante saber si existe la posibilidad de añadir procesos que eliminen el exceso de sales con el cual es extraída y, en todo caso, cuál sería el costo de estos.

En última instancia, lo más relevante es que la información sobre este fenómeno sea transparente, se encuentre al alcance de todos y ello permita a cada persona tomar decisiones informadas.