Saltillo: Transporte público, es normal que sea ‘reprobado’

La mayoría de la población de Saltillo, de acuerdo con la más reciente edición de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), que elabora trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), considera que el sistema de transporte público local es deficiente.

Más aún: la insatisfacción por el servicio, que es compartida por casi el 55 por ciento de los saltillenses, ubica a nuestra ciudad por encima de la media nacional en dicho rubro, pues a nivel global, el 41.5 por ciento de la población se manifiesta insatisfecha con el transporte de su localidad. Además, se trata del tercer rubro que mayor insatisfacción genera a nivel local, después de los baches en las calles y de las fallas y fugas en el servicio de agua potable.

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¿Tienen razón los saltillenses de sentirse inconformes con el servicio de transporte local? La respuesta es simple: absolutamente sí.

Y es que, visto desde la perspectiva contraria, no existe ningún motivo para sentirse satisfecho de la forma en la cual se encuentra actualmente organizada la movilidad urbana, ya no digamos en Saltillo, sino en toda la zona metropolitana de la Región Sureste.

Porque, salvo contadas excepciones, las unidades que se desplazan por la mancha urbana son insuficientes, antiguas, se encuentran en malas condiciones mecánicas y, en no pocas ocasiones, son conducidas por individuos que, además de no observar la debida diligencia para realizar su trabajo, se encuentran bajo el influjo de sustancias prohibidas.

Las anteriores son conclusiones a las que cualquier persona puede arribar con sólo realizar una breve observación a la forma como opera el sistema de transporte público local.

Coincidir en el acierto del señalamiento, sin embargo, no puede −ni debe− considerarse una finalidad o servir como justificante para asumir una actitud cuya única intención sea solamente criticar el modelo sin avanzar hacia la expresión de alguna propuesta para transformar dicha realidad.

Es necesario, desde luego, hacerse cargo sin ambigüedades del diagnóstico en toda su crudeza, pues solamente así puede asumirse la actitud que la ciudadanía demanda frente a tal realidad: la de comprometerse con su transformación en el futuro inmediato.

La actual administración de Saltillo ha señalado, desde el primer día, que una de sus prioridades es justamente transformar el sistema local de transporte e incluso se ha anunciado la puesta en operación, en el segundo semestre del año, de dos líneas troncales que no tendrán costo para sus usuarios.

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En este contexto, reiterar el diagnóstico reprobatorio de los saltillenses al estado actual del sistema es relevante, porque ello obliga a dimensionar la magnitud del reto que se tiene enfrente e invita a considerar que las acciones planteadas hasta ahora, siendo relevantes, son insuficientes.

Y es que en materia de transporte público, en Saltillo y la Región Sureste, no es que haya mucho por hacer, sino que todo está por hacerse.