¿Seguridad laboral en crisis? Coahuila un estado de riesgo para trabajadores

La seguridad en el trabajo constituye una de las mayores conquistas del movimiento obrero en el mundo. Introducirla como una obligación de los patrones, cuyo cumplimiento estricto debe ser vigilado de forma permanente por las instituciones del Estado, implica toda la diferencia para que los trabajadores puedan acceder a una vida digna.

En este sentido, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) declaró, desde su fundación, hace ya más de un siglo, que uno de sus objetivos era asegurar “la protección de los trabajadores contra las enfermedades generales o profesionales y los accidentes resultantes del trabajo”. Para ello estableció un principio elemental: “el bienestar físico, moral e intelectual de los trabajadores asalariados es de una importancia esencial desde el punto de vista internacional”.

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¿Qué quieren decir estas declaraciones? Esencialmente, que las empresas y el Estado deben diseñar y desplegar las medidas necesarias para que los trabajadores no sufran accidentes o contraigan enfermedades producto de las actividades que realizan en sus centros laborales.

Tal compromiso forma parte del paquete mínimo de seguridad social que el movimiento obrero internacional ha perseguido y conquistado y que, en el caso específico de nuestro país, formó parte del más importante movimiento social de nuestra historia como nación: la Revolución.

Tener claro lo anterior es indispensable para dimensionar la relevancia del reporte que publicamos en esta edición y da cuenta de cómo Coahuila se encuentra a la cabeza de las estadísticas en materia de generación de incapacidades permanentes a trabajadores por riesgos laborales.

Y es que de acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), de las nueve mil 748 incapacidades permanentes declaradas a favor de trabajadores durante 2023, en todo el país, mil 601, es decir el 16 por ciento del total nacional, se produjo en Coahuila.

La cifra resulta claramente desproporcionada en el contexto general, pues claramente en Coahuila no se ubica el 16 por ciento de todos los trabajos formales del país. En consecuencia, las cifras que registramos en este rubro son claramente atípicas y merecerían una revisión profunda.

Llama la atención, por otra parte, que de acuerdo con STPS, el 74 por ciento de los casos registrados en Coahuila corresponden a incapacidades derivadas de enfermedades adquiridas en el desarrollo del trabajo y solamente el 21 por ciento derivan de accidentes en el centro de trabajo.

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Algo está ocurriendo en los centros laborales de Coahuila que no está siendo adecuadamente supervisado, y ello está produciendo un número desproporcionado de enfermedades de origen laboral.

Cabría esperar que las autoridades sanitarias, así como las del trabajo, actúen de inmediato para implementar acciones que contengan el fenómeno y reviertan sus consecuencias.