Septiembre: banderas, brujas y Santa Claus en el mismo pinche pasillo

Opinión
/ 12 septiembre 2025

Entre tanto pinche apuro, ni te diste cuenta en qué momento se te pasó el mes patrio, el Halloween, la Navidad y hasta la vida entera

Estamos en septiembre, mes patrio, mes de gritar “¡Viva México!” con una chela en una mano y un taco en la otra. Mes de banderitas en el coche, de sombreritos de charro de plástico que se rompen al tercer “¡Viva!”, y de papel picado que apenas aguantó la primera lluvia. Debería sonar a mariachi, a cohetes mal tronados, a ese vecino borracho que grita “¡Viva México, cabrones!” desde la azotea. Un mes que debería oler a pólvora, tequila y pozole. Pero no... entras a cualquier supermercado y parece que el calendario lo hicieron puré en la licuadora: a tu derecha, banderitas tricolores de plástico que se derriten con el sol; en frente, calabazas anaranjadas que parecen sacadas de caricatura gringa; y a tu izquierda, un ejército de Santas obesos y renos con luces intermitentes. Todo revuelto, todo amontonado, todo listo para que saques la cartera antes de que termines de decidir qué chingados ibas a comprar.

¿En qué momento nos acostumbramos a que la mercadotecnia nos pusiera el año en fast forward? Apenas vas sacando el pozole del microondas y ya te quieren enchufar el pavo de diciembre. Apenas estás viendo qué botella de tequila comprar para el 15, y ya hay disfraces de “bruja sexy” (porque claro, todo es sexy ahora, hasta la catrina), cajas de chocolates con renos y muñequitos de jengibre. Todo revuelto, como si fuera un licuado de estaciones: chile en nogada, calabaza con vela adentro y pino con luces.

TE PUEDE INTERESAR: Cuando pierdes, pierdes de verdad

Ahí vas, inocente, con la lista en mano: jitomate, cebolla, tortillas... y madres, de repente sientes que Walmart, Soriana o la tiendita de conveniencia se convirtieron en un multiverso de festividades. Un Día de Muertos con oferta en ataúdes de plástico, la Virgen de Guadalupe en promoción con veladora incluida, Halloween importado directo del gabacho y Navidad adelantada como si nos fuéramos a morir mañana. Todo, menos el presente. Porque ese parece que ya no vende.

La mercadotecnia nos trae corriendo como ratones en una rueda: ya ni alcanzas a oler el chile en nogada cuando te lo cambian por el pan de muerto, ni te terminas tu pan de muerto cuando ya huele a sidra, y ni das el trago a la sidra cuando ya hay corazones rojos de San Valentín colgados del techo. ¡Chinguen a su madre! ¿Dónde quedó el pinche gusto de vivir cada fecha como se debe?

Pero no, la lógica del mercado es otra: “Cómpralo ya porque después quién sabe si llegue”. Y uno, pendejo, cae. Te terminas llevando la calabacita de plástico “porque está bonita” aunque todavía falta un mes para Halloween. Y al rato te compras las esferas navideñas “porque seguro luego se acaban” aunque en tu casa todavía ni guardan el mantel del 15 de septiembre. Total, el capitalismo sabe que somos débiles, que nos da ansiedad quedarnos fuera de la jugada, y que siempre habrá espacio en la tarjeta para endeudarse con más porquerías que no necesitas.

Lo irónico es que las fiestas, esas que deberían unirnos, ahora están todas apelmazadas como ropa mal doblada en el clóset. Ya no sabes si brindar con tequila, con ponche o con pumpkin spice latte. ¿Qué sigue? ¿Ver al Niño Dios vestido de calabaza con un sombrero charro? ¿Una catrina abrazando a Santa Claus mientras grita “Viva México”? Al paso que vamos, no me sorprendería.

Y lo peor es que esa pinche prisa nos la contagian. Así como en el súper ya no hay tiempos, en la vida vamos igual: pensando en la siguiente fiesta sin disfrutar la que tenemos enfrente. Te invitan a la carne asada y ya estás pensando en la peda del próximo fin. Te sirven el pozole y ya estás soñando con el pavo de diciembre. Te das un beso y ya quieres boda, hijos y perro con suéter navideño. Y ahí es donde la mercadotecnia gana: nos mete la idea de que lo que tenemos hoy nunca es suficiente, que lo bueno siempre está en la siguiente temporada.

¿Sabes qué es lo cabrón? Que eso mismo nos pasa con la vida. Queremos correr para llegar a no sé dónde. Como si hubiera un pinche checklist que cumplir: graduarte, casarte, tener hijos, hipotecar la casa, comprar camioneta, morirte endeudado. Y entre tanto pinche apuro, ni te diste cuenta en qué momento se te pasó el mes patrio, el Halloween, la Navidad y hasta la vida entera.

TE PUEDE INTERESAR: La precocidad comercial en Saltillo: Halloween y Navidad ‘devoran’ a fiestas patrias

Deberíamos aprender a mandar al carajo un poco esa prisa. Que septiembre se quede en septiembre, con su olor a antojito y su grito desafinado. Que octubre huela a cempasúchil y a pan calientito. Que diciembre se sienta frío, con ponche, con luces y con villancicos que te pongan de buenas aunque odies a los vecinos. Cada cosa en su momento, porque así sabe mejor.

Pero claro, eso no vende. No le conviene a la pinche mercadotecnia que disfrutes lo que tienes, porque si lo hicieras no estarías comprando lo que “aún no toca”. Por eso nos lanzan todo junto, como si la vida fuera una carrera contrarreloj, cuando en realidad deberíamos tomárnosla como un trago de mezcal: despacito, saboreando, aunque raspe.

Porque también uno tiene que ponerse sabio de vez en cuando: no hay que vivir tan pinche deprisa. La vida no es el pasillo del súper, donde todo está mezclado para que compres a lo pendejo. La vida se vive de a poquitos, con calma, disfrutando cada sabor, cada etapa, cada fiesta. Lo que tenga que llegar, llegará en su momento. Y si no llega... o no llegamos... pues ni modo. Que nos agarre con una chela fría, un taco en la mano y la sonrisa de que al menos lo vivido lo gozamos bien, sin mezclar chile en nogada con ponche de piñata. Viva su vida, esa que tiene ahorita, no la que quieren vendernos, esa revolcada en pasillos de supermercado. Pero al fin y al cabo, esta es solamente mi siempre y nunca jamás humilde opinión. Y usted... ¿Qué opina?

Instagram: @entreloscuchillos

Facebook: entreloscuchillosdanielroblesmota

X: @entreloscuchillos

Correo electrónico: entreloscuchillos@gmail.com

Oriundo de Matamoros, Tamaulipas, México, estudió la carrera de Licenciatura en Comercio Exterior, pero debido a su gran pasión e interés por la cocina, decide estudiar posteriormente la carrera de Profesional Gastronómico, la cual ejerce actualmente. Se ha desarrollado como Chef de distintos restaurantes. Es miembro de distintas organizaciones gastronómicas como: La Sociedad Mexicana de Gastronomía, Embajadores Gourmet sede México, así como además de estar certificado ante la WACS (World Association of Chefs Societies/ Asociación Mundial deSociedades de Cocineros) de París, Francia. Y Master Pizzaiolo ante la AVPN (The True Neapolitan Pizza Association (Associazione Verace Pizza napoletana,AVPN). Actualmente, se dedica a impartir cursos, talleres, masterclass y conferencias, así como brindar servicios de asesoría y consultoría gastronómica a distintas empresas y restaurantes.

COMENTARIOS