Sexto informe: de nuevo la realidad alterna de AMLO

En los últimos años, desde la alternancia presidencial en el año 2000, los informes de gobierno han ido perdiendo aquel protagonismo político que en tiempos del PRI tenían.

Los últimos presidentes han dejado de acudir al Poder Legislativo a dar su informe, ahora simplemente envían el documento a través de su titular de la Secretaría de Gobernación en turno. Aunque, eso sí, organizan su “propio” informe en un ambiente regularmente controlado con facilidad para dar a conocer lo que a su raciocinio es importante comunicar a la sociedad, muchas de las veces, una realidad alterna.

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Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio un discurso de más de 11 mil palabras, de acuerdo a la versión estenográfica de la Presidencia de la República. Para darse una idea, serían más de 23 cuartillas escritas en Arial 12 sin espacios entre cada párrafo.

En ese amplio discurso se dedicó a resaltar lo que calificó como logros de su administración. Algunos de ellos resultan alejados de la realidad, ya que ni siquiera pasan por el más mínimo ejercicio de fact checking o contraste.

Por ejemplo:

“Este sistema de salud pública (IMSS-Bienestar) ya es más eficaz en el mundo. Dije que iba a ser el mejor, que iba a ser como en Dinamarca. No, no es como en Dinamarca; es mejor que en Dinamarca”, afirmó el Presidente. Ante lo cual, cualquier usuario del Seguro Social puede responder con base en su experiencia que no es así.

En medio de una ola de violencia nunca antes vista en la historia de México, siendo el sexenio con más asesinatos, el Presidente destacó que “los delitos del fuero federal se han reducido en 24.8 por ciento; el homicidio en 18 por ciento; el robo bajó en 29.5 por ciento; el feminicidio en 37.6 por ciento; el robo de vehículo en 48.6 por ciento; y el secuestro se redujo en 77 por ciento”. Aunque no especificó cuál fue el punto de comparación para llegar a esos porcentajes.

En contraste, de esas más de 11 mil palabras, sólo 29 fueron para reconocer un pendiente que deja, y fue el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa:

“Avanzamos en la investigación para encontrar a los jóvenes de Ayotzinapa. Esa es una asignatura pendiente, pero todavía no termino mi mandato como presidente y vamos a seguirlos buscando”.

El espacio para la autocrítica se dejó de lado de nueva cuenta por esta administración federal. Si bien puede haber avances en algunos rubros, sobre todo en materia de política social, México enfrenta días de reto ante la violencia, la economía que va perdiendo fuerza, así como una crisis político-diplomática-comercial que se genera a través del impulso de enmiendas que no son idóneas para la democracia, como son la reforma judicial y la desaparición de organismos autónomos.

En síntesis: el Presidente dijo lo que él quería decir y lo que sus bases querían escuchar.

Es preocupante que este mismo sesgo se vio en la entrega del Informe ante el Poder Legislativo, el cual más que una ceremonia republicana, tuvo tintes de un mitin político-electoral.

El grueso de los gobiernos en México ha rehuido a la crítica y más aún a la autocrítica, pese a ello, hemos tenido ejemplos de funcionarios que han reconocido áreas de oportunidad que se dejan. Sin embargo, en este gobierno, toda crítica ha sido desestimada de forma radical sin siquiera caer en el fondo de la discusión.

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De manera simultánea en varias partes del país se tuvieron manifestaciones en contra de la reforma judicial, la mayor de ellas desarrollada en la Ciudad de México, a unas cuantas cuadras del Zócalo capitalino, donde AMLO hablaba. Ante lo cual, para contrarrestar, el Presidente realizó una consulta a mano alzada, para “demostrar” lo que el pueblo quiere. Una forma de desestimar las voces opositoras.

De cara al futuro, cabría esperar que Claudia Sheinbaum, que en menos de un mes asumirá como Presidenta y quien ayer estuvo en primera fila en el informe de AMLO, tenga en su mente que el México que ayer se describió en el discurso presidencial es una realidad alterna para muchas partes del país.

Ojalá que la Presidenta electa tenga un diagnóstico claro de la situación en la nación y, por ende, lo que se requiere. Sin embargo, a partir de los visos que ha dado en algunos temas polémicos, como el caso de la reforma judicial, no se puede asegurar que se desmarcará de esta realidad alterna.