Sor Juana Inés y el largo trecho de la lucha por la dignidad

Opinión
/ 10 marzo 2025

Hoy, como hace 343 años, la infundada creencia de que las mujeres no poseen la misma capacidad intelectual que los hombres ha estado profundamente arraigada en las sociedades machistas

La lucha de las mujeres por el reconocimiento de una dignidad fundamental, que se refleje en todo el espectro de las distintas realidades materiales −condiciones que debieran existir para todas y todos por el simple hecho de ser personas, aunque esto aún no suceda−, ha durado siglos. Si bien es cierto que ha habido grandes progresos, aún resta mucho para alcanzar este objetivo.

Es innegable que actualmente a las mujeres se les exige obligaciones sociales −muchas veces de origen religioso− que a los hombres no. En la mayoría de las ocasiones se trata de exigencias absurdas, abrumadoras y extenuantes que resultan perjudiciales tanto para la salud física como mental. Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695), genial poeta cuyos versos se consideran dentro de los más elevados del Siglo de Oro español −recordemos que la Nueva España integraba al Imperio español−, sufrió el hostil acoso endémico de una sociedad machista.

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En 1682, Sor Juana le escribió una carta a su confesor, el padre Antonio Núñez de Miranda, quien estaba hastiado de la poesía de la décima musa. El hartazgo de Núñez, posteriormente, se ha interpretado como envidia hacia los talentos de la poeta, fruto de su misoginia, ya que restregaba constantemente ante el clero y la clase política novohispana su enfado en que Sor Juana dedicara su tiempo y esfuerzo en escribir poesía en lugar de entregarse a Dios. Incluso, en su carta, Sor Juana citó lo que el religioso expresó a distintos personajes de la alta sociedad, que hubiera preferido casarla a que se dedicase a las letras: “Pues ¿por qué es esta pesadumbre de V.R. (vuestra reverencia), y el decir ‘que a saber que yo había de hacer versos no me hubiera entrado religiosa, sino casándome’?”.

Cansada de sus represivas, la carta tenía como propósito despedir a Núñez como su confesor, así como hacerle saber su sentir en privado, debido al gran cariño y respeto que sentía por él. En su carta, Sor Juana se cuestiona qué hay en sus versos que pudiera constituir un pecado:

“...y dígame V.R.: ya que en su opinión es pecado hacer versos, ¿en cuál de estas ocasiones ha sido tan grave el delito de hacerlos?... Las mujeres sienten que las exceda; los hombres, que parezca que los igualo. Unos no quisieran que supiera tanto. Otros dicen que había de saber más, para tanto aplauso”.

Lamentablemente, tanto hace 343 años como hoy, la infundada creencia de que las mujeres no poseen la misma capacidad intelectual que los hombres ha estado profundamente arraigada en las sociedades machistas; y, cuando los hombres se sienten amenazados porque consideran que una mujer los iguala, temen por una transformación del statu quo. Ante este absurdo, en su carta, Juana de Asbaje increpó al padre Núñez:

“...pero los privados y particulares estudios, ¿quién los ha prohibido a las mujeres? ¿No tienen alma racional como los hombres? Pues ¿por qué no gozará el privilegio de la ilustración de las letras? ¿No es capaz de tanta gracia y gloria de Dios como la suya? Pues ¿por qué no será capaz de tantas noticias y ciencias, que es menos? ¿Qué revelación divina, qué determinación de la Iglesia, qué dictamen de la razón hizo para nosotras tan severa ley?”.

Hoy en día, las mujeres siguen siendo obstaculizadas por el recelo misógino. En México, a nivel nacional la licenciatura en derecho es una de las que mayor paridad de género tienen en cuanto a las personas que la estudian. De acuerdo con la herramienta “Compara carreras” del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el 47.2 por ciento de las personas que estudiaron esta carrera son mujeres, mientras que el 52.8 por ciento de las personas restantes son hombres. Sin embargo, cuando analizamos la proporción de abogadas que se dedican a puestos de alta responsabilidad, la realidad es preocupante.

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De acuerdo con el informe 2024 del proyecto “50:50 en 2030” (International Bar Association, IBA), el cual tiene como objeto estudiar la paridad de género en la profesión jurídica, las mujeres ocupan únicamente el 17 por ciento de los puestos de alta responsabilidad en despachos jurídicos o empresas, entendiendo por alta responsabilidad puestos de nivel de socio (en despacho) o de alta dirección/dirección jurídica (sector empresarial). Aún queda un largo trecho por cerrar esta injustificada brecha profesional.

Sor Juana dedicó estas palabras a la duquesa de Aveiro, mismas que se adecúan a la perfección a la genialidad de la décima musa: “...claro honor de las mujeres / de los hombres docto ultraje / que probáis que no es el sexo / de la inteligencia parte”.

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