Tres obituarios: tres personajes que dejan huella y un legado universal

Opinión
/ 28 mayo 2025

Mario Vargas Llosa, el papa Francisco y José Mujica... Está yéndose una generación que impulsó olas de democracia y libertad en el ancho mundo

Sin proponérmelo, escribí tres obituarios seguidos en mis últimas colaboraciones para VANGUARDIA. No me di cuenta de ello hasta que me lo hicieron ver: Mario Vargas Llosa, el papa Francisco y José Mujica murieron entre marzo y abril pasados. Un peruano, un argentino y un uruguayo, tres personajes de este continente que supieron dejar una huella, un legado universal.

No me gusta autorreconocerme por acertar en algo: fui educado en esa escuela que considera vituperio “la alabanza en boca propia...”. Pero, debo confesar, cuando me comentaron que llevaba tres obituarios al hilo y recordé sobre quiénes había escrito, me dio gusto, me sentí satisfecho. Reconocí a tres personajes que pudieran parecer diferentes, pero que en el fondo tenían muchos lazos en común.

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Me gusta concebir la política como el arte de lo posible, como el espacio donde vamos a construir sueños e ideales, a sabiendas de que toda sociedad humana alberga contradicciones, conflictos y diversidades. Únicamente en las autocracias y dictaduras, de viejo y nuevo cuño, tienen lugar absurdos sueños e intentos de poder absoluto.

Para construir mejores modelos de vida en común debemos reconocer que quienes no piensan como nosotros no están equivocados per se; conviene reconocer que nadie tiene toda la verdad y que, de una manera o de otra, todos estamos aprendiendo; conviene dar por hecho que la mayoría de las personas son personas de bien, que viven en sociedad y buscan el bien para ellas y para sus seres queridos. El egoísmo que corrompe, aunque a veces imponga su dominación, no deja de ser excepción.

El primero fue un novelista enorme, Nobel de Literatura y activista, un liberal clásico que defendió las libertades democráticas para los individuos, en la política y en la economía.

El segundo fue misionero, obispo, cardenal y sumo pontífice, un jesuita que defendió las enseñanzas de su fe, que no tuvo miedo de alzar su voz contra la injusticia y contra los daños que se le inflige a nuestra casa común. Un sacerdote que no dudó en tender la mano a los descartados, los pobres, los migrantes, los ancianos en soledad o los homosexuales.

El tercero fue guerrillero Tupamaro, presidente del Uruguay y ejemplar líder de opinión ya como expresidente, que aprendió mucho de la vida durante su cruel encarcelamiento y, mediante el ejemplo, supo predicar concordia y libertad contra la dictadura del mercado consumista, que nos dicta un modo de vida que esclaviza al trabajo sólo para seguir consumiendo. Mujica sabía muy bien que se puede ser feliz “viajando liviano de equipaje”.

Cuando llegué a los 40 años de edad, caí en la cuenta de que morían más personas. Ahora, con 47, las muertes son ya cosa común. Así es la vida. Es triste y lamentable que mueran grandes figuras, famosas o no. Esa generación va de salida y no hay mucho que podamos regatearles. Sus enseñanzas ahí quedan para aprovecharlas.

Me pregunto, ¿quiénes les seguirán?, ¿quién será el próximo Nobel, el siguiente líder político o religioso?, ¿quién nos hablará con verdad y autoridad, sin miedo y sin hacer cálculos de costo-beneficio en lo económico, lo político o lo social?

Está yéndose una generación que impulsó olas de democracia y libertad en el ancho mundo. Una generación que impulsó grandes liderazgos, figuras que sacaron de la pobreza y la opresión a millones de seres humanos, pero que dejan muchas tareas por cumplir.

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Esta generación que se apaga fue grande porque grandes fueron las adversidades que debió superar. A su manera, supieron superar las tentaciones del mundo moderno. Los tiempos que corren nos enfrentan a un mundo complejo que privilegia el enfrentamiento por encima del acuerdo, que celebra el insulto por encima de la cortesía. ¿Hemos olvidado los referentes básicos de la historia, por estar tan ocupados preparando a las personas para una era de consumismo desmedido cruzada con polarización ideológica?

No sabemos quiénes tomarán las riendas de la construcción, la democracia y la defensa de las libertades y la justicia social, sabedoras de que todos los seres humanos tienen una dignidad como personas. Lo que sabemos es que no será tarea fácil, que será harto complicado y muy diferente de cuanto se ha practicado en el pasado. Ojalá sepamos sacar provecho de los referentes que México y el mundo nos han sabido brindar.

Columna: Regresando a las Fuentes

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