UAdeC: La Facultad de Jurisprudencia en el fango de ‘Charreola’
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¡Y sigue la mata dando! Mientras la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) sigue en pleno ascenso bajo el rectorado de Octavio Pimentel Martínez, la Facultad de Jurisprudencia sigue cuesta abajo, hundiéndose en el fango, arrastrada por su director, el también notario, investigador, litigante, activista de ONG, militante político, escritor, socialité y remiso aspirante a la rectoría, todo eso y más, el “doctor patito” Alfonso Yáñez Arreola, el de Jurisprudencia porque hay otro “Charreola” en el Poder Judicial, mácula perenne con el que las feministas pintarrajean la fachada del tribunal en cada manifestación acusando: “¡Violador!”
Y es que resulta muy deleznable la reciente felonía del “Topo”, académico protegido del director de Jurisprudencia, Alfonso Yáñez Arreola, fiel representante de las almas corvas que lo rodean, todos con apodos como delincuentes de baja estofa, espíritus que niegan el Derecho: el “Obni”, el “Tirantes”, la “Pacotilla”, el “Capulina”, la “Burra”, el “Ñoño”, el “Fabiruchis”, el “Carambazo”, el “Bailaconmigo”, el “Verijas”, la mayoría “maestros” y vituperio de esa Facultad.
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El colmo es que el susodicho “Topo”, hoy preso por golpear a su esposa, valiéndose de su condición de profesor, haya pretendido abusar de una estudiante menor de edad, joven valiente que denunció dicho atentado. La paradoja es que “Charreola” presuma su programa “Juris te Orienta” cuando es omiso en aplicar el debido protocolo con la menor víctima del maestro acosador.
Los “Charreola” tienen mala levadura. Su único mérito para estar donde están es ser sobrinos de su tío. Y por el hecho de que se trata de un difunto sólo diremos que dicho tío abusó sexualmente de una menor de edad siendo maestro en una secundaria de Parras. Por ese hecho nunca debió ser secretario de Educación. Se burló del suscrito en una de sus pláticas de historia. Lo festejaron mofándose del suscrito sus entonces zalameros el “Capulina” y su esposa (también aspirantes a la dirección de Juris). Por casualidad, al día siguiente, en el periódico Reforma un historiador publicó lo mismo que este columnista cuestionó al historiador local. En estas páginas enfrenté al entonces diputado y en represalia por la afrenta pública de la noche anterior, le recriminé su felonía de Parras. Nunca contestó y estos hechos están consignados en la hemeroteca de VANGUARDIA.
Los “Charreola” tienen mala levadura. El director de Jurisprudencia rodeado por una corte de efebos y el otro señalado de violador. Alfonso Yáñez, dijimos al principio, es fedatario y su Notaría trafica asuntos de la Recaudación de Saltillo. Que es investigador de tiempo completo sin que nadie sepa qué investiga. Es litigante porque su bufete atiende asuntos penales ligados a la sala penal del otro Charreola. Es activista de ONG para bajar recursos públicos. Vergonzante prosélito de Morena. Escritor de artículos de alzada filosófica cuadrúpeda. Socialité de las redes sociales. Terco y remiso aspirante a rector valiéndose de traiciones y bajezas. Doctor “patito” para agenciarse mejor salario como vil ganapán de la educación. Lo dijo Robert Graves en boca de su Claudio: “Dejemos pues que salgan todos los venenos que nos ahogan en el fango”. Y en el fango está hoy la Facultad de Jurisprudencia arrastrada por Charreola. Y no hay que olvidar que este director vetó con mañas a una joven estudiante que ganó la elección para ser presidenta de la mesa estudiantil de la Facultad. Otra víctima más de la misoginia en Juris donde, como cruel paradoja, las mujeres son la mayoría estudiantil.