Una quimera: el sueño de ser un país sobresaliente
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Finlandia es una república parlamentaria y democrática, de apenas 5.541 millones de habitantes (2021), que ha sabido desarrollar ventajas competitivas inigualables.
Es considerado el país más democrático del mundo y el menos corrupto; además, figura en un lugar destacado por su investigación y desarrollo científico.
La educación es pública, gratuita y obligatoria desde los 7 hasta los 16 años. En ese país el amor a los libros es sorprendente: cada finlandés lee una media de 47 libros al año (en México se leen 3.9).
En este contexto, Finlandia es el país de la OCDE con altos resultados en matemáticas y ciencias: el estudiante finlandés obtiene en estas materias un resultado de 516 puntos, cifra mayor al promedio de la OCDE que es de 488 puntos.
Los profesores tienen gran libertad para organizar sus clases de forma independiente y los programas educativos para los niños hacen hincapié en la globalidad, en el estudio de fenómenos cotidianos, en la informática y la comunicación.
En un inicio, la economía de Finlandia se basó en la explotación de la madera, luego en el diseño y producción de muebles, más tarde desplegaron al mercado todo tipo de utensilios para el hogar, para hoy ser el país tecnológicamente más avanzado del mundo.
¿Qué provocó que este diminuto país hoy sea una potencia mundial en investigación, diseño e innovación? ¿Qué hizo que Finlandia pasara de las materias primas a la creación de tecnología? ¿Cuál fue su secreto? La respuesta es sencilla: gracias a una educación innovadora basada en el futuro.
Educación
Muchos personas piensan que lo que hace a un país más rico que otro, radica en la cantidad de recursos naturales que posee, pero existen ejemplos que socavan este argumento, como lo es el caso de Japón cuyo territorio es diminuto y montañoso, pero es una de las naciones más poderosas del mundo, gracias a su disciplina y, por supuesto, insisto, a una educación enfocada en el futuro.
El caso de Suiza es también interesante: no tiene océanos, pero sí una flota mercante que se puede encontrar en todos los puertos del mundo navegando bajo la bandera de ese país. Suiza carece de cacao y posee las más destacadas marcas de chocolate del mundo. Inclusive, con un limitadísimo territorio, produce los mejores lácteos de Europa y quizá del planeta. Su clave: educación intensa basada en el futuro, no en el pasado.
Más ejemplos...
Singapur es un país asiático compuesto por una pequeña isla-ciudad; como punto de comparación, Coahuila es 216 veces más grande que esta microscópica nación. Tiene 5.6 millones de habitantes (2021) que comparten una peculiar mezcla de las culturas china, india y malaya.
Esta isla era una pobre colonia inglesa, incrustada en una zona pantanosa y sin recursos naturales; de hecho, importa todo lo que consume, hasta la mismísima agua. Hoy es el país más globalizado y uno de los más ricos del mundo, donde la corrupción es inexistente.
La economía de Singapur es conocida por su enfoque en la innovación y la tecnología, y ha atraído a muchas empresas extranjeras y startups.
Singapur también es conocido por su sistema educativo de alta calidad. El país ha sido consistentemente clasificado como uno de los mejores sistemas educativos del mundo, con un enfoque en la equidad y la igualdad en el acceso a la educación.
El país se reinventó, ahora su economía se basa en las exportaciones de productos electrónicos y manufacturas y, aunque parezca impensable, en el refinamiento de petróleo. También destaca la industria naval, la biotecnológica, la ingeniería y arquitectura (que la exportan), el comercio y actividades bancarias y financieras (la Suiza asiática).
Adicionalmente, sobresale su industria turística: los viajeros se hechizan por sus espectaculares playas, así como por el excesivo y riguroso cuidado del gobierno en cuanto al orden, seguridad y la limpieza de sus calles. Es un país en donde se multa a las personas que escupen en la calle y no se diga el costo para los que se atreven a realizar grafitis.
¿Cómo lograron este sorprendente desarrollo? Indudablemente, gracias a su sistema educativo basado en el porvenir.
¿Casualidad?
Vietnam ha sido escenario de decenas de guerras y luchas contra potencias extranjeras desde el siglo IX, los últimos conflictos de magnitud considerable se suscitaron en los 60’s y 70’s del siglo pasado, casi 30 años de guerra lo hundieron en la miseria.
Sin embargo, desde 1986, se encuentra en un proceso de desarrollo para ser un “país moderno, tecnológica e industrialmente avanzado”. Ya es “un modelo” de desarrollo por la rapidez con que ha sustraído de la miseria a millones de personas.
De ser importador neto de arroz, es el segundo exportador mundial. Además, la diversificación de cultivos permite la exportación de otros productos agrícolas.
Atrapados
Paradójicamente, los países que aparentemente poseen menos posibilidades de crear, de innovar, de producir, de progresar, son los que avanzan a velocidades sorprendentes; mientras que otros países, bendecidos sobradamente con recursos naturales, quedan en el atraso, en la pobreza, en la esquina de la indiferencia, justificando su fracaso, culpando a otros, librando guerras ideologías intestinas, lamiendo sus imposibilidades como si fueran viejas heridas que jamás sanan, poseídos, obsesionados y distraídos por su pasado histórico, sin el pragmatismo que reclama las realidades actuales, como infortunadamente es el caso de México.
Según la OCDE, nuestro país ocupa uno de los últimos lugares en cuanto a resultados educativos, especialmente en matemáticas, ciencias y lectura.
México, en lugar de estar educando para el futuro, insiste en quedarse atrapado en su pasado, dejándose guiar por los muertos, por las ideas y creencias de sus históricos acontecimientos y héroes que, si bien es menester recordarlos y honrarlos, a ninguno de ellos les tocó vivir en esta época caracterizada, entre otras cosas, por la velocidad de los mercados, por los rapidísimos cambios tecnológicos, por la globalización e información galopante, por el Internet, la inteligencia artificial, las redes sociales y por una economía que se distingue por el dominio de la mente sobre el esfuerzo físico y la explotación de los recursos naturales; por tanto, requerimos fincar los esfuerzos en las realidades actuales, formar para el futuro, educar para la innovación y aprender de los países que lo están haciendo bien.
La enfermiza costumbre y obsesión de vivir en el pasado, de dejarnos guiar por ideas obsoletas, por la imposibilidad de dejar atrás rancios agravios, ha provocado que muchos países, hace apenas unos lustros con economías paupérrimas, nos aventajen en el bienestar económico y social.
Camino
El crecimiento económico es necesario para la reducción de la pobreza, es el detonador del desarrollo económico. Pero éste no depende necesariamente de los recursos naturales, ni del tamaño del país o de su posición geográfica, tampoco del sistema de gobierno.
De los ejemplos citados, se puede apreciar que la causa de pobreza colectiva de México no se deriva de la falta de petróleo o de riquezas naturales –evidentemente las tenemos- sino, por la ausencia de una educación innovadora y moderna; por contar con un modelo educativo vetusto, inoperante y perverso; por la ausencia de gobiernos inteligentes; por esos nefastos congresistas que tienen su mirada en el pasado; por la impunidad y la corrupción, por los monopolios, por el alejamiento del orden, por la falta de acuerdos para los desacuerdos; por carencia de organización, metas y cumplimento de los compromisos pactados; por ausencia de perseverancia, honradez, puntualidad y responsabilidad cotidiana para ser productivos y generar calidad en los diarios quehaceres; en fin, estamos como estamos, por la carencia del carácter necesario para emprender todos los días nuestra chamba con productividad, dedicación, empeño y espíritu de superación, por esa patética obsesión de pretender vivir en el pasado.
En México hace falta una mentalidad de ganadores, una actitud de emprendedores, poseedores de espíritus indomables y de entusiasmo por ser diferentes, una mentalidad educativa moderna, futurista y global.
Si seguimos educando a las nuevas generaciones con visión arcaica, si persistimos en revivir el pasado y nos dejamos regir por los muertos y sus remotas realidades, nuestro sueño de contar con un sobresaliente país siempre será eso: exclusivamente un sueño inalcanzable. Una quimera.
cgutierrez@tec.mx
Programa Emprendedor
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