Ya no alcanza para el super y no hay qué comer

Opinión
/ 17 mayo 2024

Es imposible negar que el dinero cada día alcanza para menos, la comida, la medicina, las rentas, las colegiaturas, todo está más caro. Ir al supermercado a comprar la comida de la semana es todo un ejercicio de modelación matemática para hacer que el dinero alcance para las provisiones de la semana. Este será uno de los grandes pendientes de la actual administración, en cuanto al costo de vida en general, pues si bien ha aumentado el salario mínimo, solo el mínimo para ser preciso, no ha podido crear las condiciones necesarias para que al menos los alimentos, no sigan subiendo de precio de manera acelerada y esos aumentos salariales sirvan de algo.

La canasta alimentaria ha aumentado en 65 meses un 58.3%, en el área rural, mientras que en el área urbana un 47.7%. Es claro que para los pobres en las áreas rurales, cada vez es más caro poder comer, ya ni hablar de una alimentación sana y equilibrada. Bajo estas condiciones económicas, es posible esperar que la desnutrición prevalezca en la población mexicana y en consecuencia las enfermedades relacionadas directamente a esta sigan aumentando. Con los precios de los alimentos a este nivel, la compra de carbohidratos será la única opción de alimentación para los que menos ganan y la diabetes será la consecuencia.

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De abril de 2017 hasta abril de 2024, la canasta alimentaria urbana paso de costar mil 428.69 pesos a 2 mil 298.82 pesos. En promedio cada año la canasta ha aumentado cuando menos 5%, pero los alimentos en los últimos 4 años están aumentando en promedio 17%. Ahora, en este año, se espera que aumenten cuando menos un 19% por el cambio climático. Hasta el momento se han perdido en México el 40% de la producción de granos, 30% la producción de hortalizas, y en caso de los cítricos hubo una cosecha menor en un 30% por la falta de lluvias. No hay que descontar que el problema climático apenas está empezando y que hacia el final del año la carne podrá costar un 20% más cuando menos de acuerdo con los expertos porque no hay con qué alimentar a las reses y darles de beber.

Dado el poco avance de los salarios en relación con los precios de los alimentos, podemos esperar que las familias dejen de consumir otros productos y servicios en favor de poder cumplir con lo más urgente que es comer. Sin embargo, el decil más bajo del país apenas podrá comer y si eso lo ligamos con el trabajo informal, el análisis nos indicaría que a pesar de que no son pobres, por ingreso, lo son en el sentido alimentario. En consecuencia, la parte correspondiente a la salud tendrá deterioros importantes por lo mal que esta sección poblacional come. Habrá que preparar una previsión en los sistemas de salud para poder atacar este problema que tarde o temprano aparecerá en los anales de la historia de México.

Recientemente la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) argumentó que el precio de los alimentos en el mundo sigue aumentando y que a tasa anual de marzo a marzo de 2023 a 2024 el crecimiento de los precios fue del 9.3%, aunque con una tendencia a la baja. Este dato puede servir para argumentar que la problemática alimentaria no solo es de México sino del mundo en general.

Según la FAO para el 2050 alrededor de un 40% de la población del mundo padecerá hambrunas permanentes por falta de comida derivada de la actividad agrícola, pues al alterarse los ciclos de lluvia en todo el mundo, será más difícil poder cultivar la tierra. Tan solo en México hasta el mes de marzo, los ciclos de cultivo de temporal de primavera se han reducido un 20%.

Es poco lo que se puede hacer pero se podría cambiar radicalmente la actual situación. Israel, que es literalmente un desierto es campeón de los cultivos hidropónicos (sin tierra y con muy poca agua), y con esta tecnología ha sido capaz de alimentar a su población sin mayor problema. Esto para nuestro país sería más difícil de hacer, porque no hay intención de cambiar la estructura de las políticas públicas que están más encaminadas a los apoyos del sector público al campo, que a crear esquemas tecnológicos que ayuden a los campesinos a cambiar su situación. La evidencia parece indicar hasta ahora que el gobierno prefiere campesinos pobres para darle programas sociales, que campesinos apoyados en tecnología que desarrollen sus tierras para cultivarlas con sistemas que aprovechen al máximo los nutrientes y la poca agua que parece seguirá cayendo en territorio nacional. No se está hablando de tecnología del futuro, ya está aquí y puede ser usada para el beneficio de la población que necesita comer.

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El gobierno federal no ha diseñado políticas públicas adecuadas para aliviar esta problemática. El siguiente gobierno, sea quien sea, tendrá que lidiar con la problemática climática y crear programas de atención al campo principalmente. También habrá que cambiar las tendencias migratorias para que los jóvenes se queden en el campo pero, sobre todo, hacer del campo un lugar donde las personas quieran ir a trabajar. No solo es la falta de agua o tecnología, es que el campo también se encuentra abandonado en aspectos como el Internet, la señal de celular y hasta plazas comerciales y centros de diversión son escasos en estos lugares, cuando los hay, porque en la gran mayoría no hay nada. Ir allí es ir a aislarse de la vida moderna y eso no lo quieren los jóvenes.

Conforme pase el tiempo, comer nos va a costar más. En este momento los salarios parecen caminar y los alimentos correr y alejarse de nuestras mesas y aunque nadie parece notarlo, las cosas no están bien en este sector. Hay que recordar que todas las revoluciones de la historia de la humanidad han comenzado cuando el pueblo tiene hambre. Así lo dicen los otros datos.

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