Conoce el proceso detrás de las esculturas que adornarán Paseo Capital

A partir de este miércoles 20 de septiembre el Centro Histórico tendrá, oficialmente, una nueva cara. Paseo Capital, tras meses de trabajo, se inaugura como una zona peatonal que se extiende hacia el oriente y el norte del primer cuadro de la ciudad desde el cruce de la calles Victoria y Morelos, donde los ciudadanos serán bienvenidos por una obra que recuerda la lucha perpetua del hombre por dominar la naturaleza.

En 8 segundos congelados en el tiempo, un jinete de rodeo adornará el proyecto gestionado por el Gobierno Municipal de Saltillo. La escultura de bronce, creada por los artistas Alejandro Fuentes Gil y Alejandro Fuentes Quezada, es “una síntesis del valor, fuerza y

determinación del pueblo coahuilense, su identidad y arraigo cultural”, como explicaron los artistas en el concepto propuesto en conjunto con el Ayuntamiento.

De la idea al concepto

La colaboración entre los escultores y el gobierno comenzó en enero, cuando se les hizo la invitación. A lo largo de los siguientes meses se concretó el proyecto y comenzó la exploración de temas exploraron las posibles para la realización de las piezas –hay una más que se instalará antes de que termine el año–, y junio dio inicio el proceso de modelado, fundición y ensamblaje de la pieza que mide tres metros de alto y pesa cerca de una tonelada.

“Buscábamos hacer una representación de lo que es Saltillo, su cultura, su gente. Pensábamos a lo mejor personajes de la política o la cultura o inclusiva personajes del diario, gente común y corriente, a lo mejor una persona hilando un sarape, esta representación del ciudadano común, etcétera”, explicó Fuentes Quezada en entrevista con VANGUARDIA.

Finalmente el municipio eligió a la figura del jinete del rodeo –a la cual se sumará la siguiente obra: una familia de osos negros, más cercana a la tradición naturalista en la obra de Fuentes Gil–. El diseño se basó en la figura de Lane Frost, inmortalizado en la película “8 segundos” de 1994, interpretado por Luke Perry, y como modelo utilizaron al hijo de Fuentes Quezada.

Fundición a la cera perdida

El diseño y modelado de la pieza se llevó a cabo con técnicas tradicionales y el uso de tecnologías como renders y realidad virtual, pero la creación de la pieza en bronce requirió el proceso de fundición a la cera perdida.

Para poder vaciar en bronce una obra de tales dimensiones, los artistas tuvieron que realizar decenas de moldes de la figura segmentada, a su vez modelada en poliestireno y recubierta de plastilina. A partir de cada molde se extrajo una copia del original en cera, la cual fue cubierta de un recubrimiento cerámico, a su vez cocido y dentro del cual se vació el bronce derretido, proceso que consumió la cera –de ahí el nombre–.

A partir de ahí las piezas se ensamblaron sobre una estructura de acero –que representa casi un tercio del peso total de la escultura–. La soldadura en bronce fue pulida y los detalles de estas uniones reconstruidos, antes de darle al conjunto una pulida extra y la pátina.

Colaboración y aprendizaje

Completar este proyecto en tiempo récord fue posible gracias a la colaboración de 10 artistas más, egresados de la Escuela de Artes Plásticas de la UAdeC, que se unieron al equipo de los Fuentes cuando empezaron a trabajar en una comisión para el Tec de Monterrey.

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“Nos dimos que ahí hay una cantera de personas capacitadas, que tienen sensibilidad, que sí hay que entrenar, porque estos procesos no se los enseñan en la escuela, pero ya traen ciertas habilidades que facilitan mucho la obra”, compartió Fuentes Gil sobre la experiencia de tener a los jóvenes como apoyo.

Si bien ya habían contratado mano de obra extra para grandes proyectos en el pasado, esta es la primera vez que requirieron de artistas con algo de experiencia previa para poder llevar a buen puerto la obra. Esta colaboración no solo dio empleos, sino también aprendizajes.

“Están felices porque aprendieron algo que en la escuela no les enseñaron, que es el manejo de la fibra de vidrio, el caucho de silicón y ya se dieron cuenta cómo es el proceso de fundición, los moldes de cerámica, entonces están felices porque si mañana se van, como egresados de Artes Plásticas, con licenciatura, ya pueden dar clases de escultura, ya aprendieron muchas cosas aquí que allá no se las iban a enseñar nunca”, agregó el escultor.

Orgullo y legado

Fuentes Gil, quien también es autor del águila que domina el estacionamiento del Museo de las Aves de México –pieza que creó alrededor de 1994–, así como de “Gaia” en el Parque Ecológico El Chapulín –que consideran se encuentra desperdiciada, al ubicarse en una zona donde no pude acceder fácilmente el público–, se mostró entusiasmado por haber tenido la oportunidad de realizar una obra de estas características.

“Cada escultura que hacemos es un reto y nos da la confianza para emprender otros proyectos mayores. Este sí me animó mucho, sobre todo porque utilizamos mucha tecnología, yo aporto las formas tradicionales, lo que traigo de la prehistoria, pero el equipo tecnológico que usamos nos dio mucha experiencia”, compartió.

“[Las esculturas] reflejan un aspecto de la cultura de nuestro estado y, por el otro lado, sus características naturales. Para un público que visite nuestra ciudad se van a informar. Son esculturas hechas con mucho empeño, con la mayor calidad posible y esperamos que la gente las sienta como suyas”, concluyó, por su parte, Fuentes Quezada.

El jinete está instalado a nivel de suelo, sin pedestal alguno como suele suceder con las esculturas públicas, de manera que el público pueda interactuar, acercarse, observar los detalles, enfrentarse al toro y, en general, disfrutar de una obra de arte hecha para todos.