¿Desde cuándo son 17 discípulos? ¿Realmente los Olímpicos parodiaron la ‘Última Cena’?

Desde la inauguración el pasado viernes mucho se ha comentado sobre esta escena, pero es probable que más que una ofensa deliberada, haya sido una malinterpretación (e indignación) apresurada

Artes
/ 29 julio 2024
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Un grupo de personas, reunidas alrededor de una mesa, en aparente celebración y banquete es una escena bastante peculiar. Podría ser la comida familiar para festejar a la tía del fin de semana pasado, podría ser “La Última Cena” de Leonardo Da Vinci, o podría ser algo totalmente diferente.

Pero cuando el mundo entero vio estas características en uno de los momentos de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, el pasado viernes, muchas personas reconocieron en ellas el episodio bíblico, y específicamente una referencia al mural creado por el artista inventor italiano en el convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán, en 1495.

El homenaje no habría pasado a mayores —como muchas otras representaciones de esta escena y alusiones a la pintura misma— de no ser porque entre las personas participantes se encontraban drag queens. Entonces sí se armó una controversia tal que hasta los organizadores del evento tuvieron que hacer una disculpa pública.

Sin embargo, también recalcaron que su intención no era parodiar el momento de la primera eucaristía, sino al dios griego Dioniso, en una de sus tradicionales fiestas como un símbolo de lo absurdo que es la violencia entre seres humanos. Y la idea fue reafirmada por muchos que reconocieron que los símbolos presentes no apuntaban a la figura de Jesús, aunque a primera vista lo pareciera.

¿17 discípulos y un hombre azul?

La presencia del dios griego —pintado de azul como símbolo de la Tierra—, interpretado por el actor y cantante francés Philippe Katerine, fue una idea que él mismo planteó a los organizadores, como una forma de rendir homenaje a las raíces helénicas de los Olímpicos, con todo y la desnudez incluida —aunque sus genitales estaban cubiertos por flores y hojas—.

“Estoy orgulloso, es mi cultura”, dijo a NBC el actor, “estamos llenos de gente diferente y todos viven a su manera y, sobre todo, tiene el derecho de hacerlo. Amé hacerlo [...] Además, la desnudez está en los orígenes de los juegos”.

El festival dionisiaco, además, tiene otra relación con París, pues la hija del dios es Sequana, la dioas del Río Sena, donde ocurrió todo el evento. A esto se suma el hecho de que, aunque había una figura de una mujer con una corona —que muchos interpretaron como halo divino, similar a como suele ser representado Jesús, aunque en realidad se trataba del dios Apolo—, no existe en la composición un indicio de que se buscara imitar la pintura de Da Vinci, donde los personajes están claramente identificados y realizan acciones muy particulares que delatan su rol en ese momento de la vida del Mesías.

Aunado a ello, se encuentra el hecho de que no había 13 personas, los 12 apóstoles y Jesús, sino muchísimas más, superando la veintena, y que Dioniso ya había aparecido en la inauguración momentos antes de incorporarse a esta fiesta en su honor.

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Todo esto sin mencionar que la principal referencia que tenemos de cómo fue la Última Cena, la mencionada pintura de Da Vinci —quien además, vale la pena mencionar, era homosexual—, no es la única, solo la más popular. El mural, además, no es una obra sagrada como lo es la tilma con la Virgen de Guadalupe o los Santo Cristos que hay en el mundo, ni es venerada como tal.

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